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Domingo, 4 de marzo de 2012

VISITAS MORRISSEY OTRA VEZ EN ARGENTIN

Lo que sé

 Por Morrissey

Soy capaz de ver el lado bueno. Sólo que no lo hago con mucha frecuencia.

Estoy en el negocio de la música porque implica comunicarse con la gente sin necesidad de llamar a nadie por teléfono.

Pienso que es peligroso intentar darle al público lo que quiere. Creo que es más interesante darle a la gente algo que no quiere.

Es importante para los artistas, músicos y cantantes de mi generación hacer algo diferente. Y no hacerse fotografiar en un backstage con Yoko Ono y Art Garfunkel. Cosas así. Es muy importante que no caigan en las trampas usuales del rock n’ roll.

El reggae para mí es la música más racista del mundo. Es la absoluta glorificación de la supremacía negra.

Cuando empecé con The Smiths era muy importante que yo dejara de ser ese horrible, estúpido y torpe Steven. Mi nombre verdadero, mi identidad previa. Steven tenía que ser encerrado en una caja y puesto sobre un armario. Necesitaba sentirme diferente y en vez de adoptar un nombre de estrella pop, erradiqué a Steven lo que me parecía que tenía sentido. Y de repente fui una persona muy diferente. Ahora, cuando me encuentro con gente que conozco desde antes de The Smiths que me llama Steven me siento y me pregunto de qué están hablando. Siempre odié el nombre Steven, aunque que se escribiera con “v” y no con “ph” lo hacía apenas más tolerable. Pero era muy importante que Steven fuera ahogado de todas maneras.

La vida podría ser colorida si tuviera un problema con la bebida.

Lo más de sentido común que podemos hacer por el futuro es intentar preservar el pasado hasta donde sea posible.

No soy especialmente paranoico pero la gente severamente normal me pone paranoico. Porque pueden ejercer ese poder. Es difícil salir porque incluso si no le gustás a la gente o no quiere hablar con vos, igual te miran con curiosidad desvergonzada. Que te miren fijo constantemente es una gran carga. No soy una persona increíblemente glamorosa que valga la pena mirar.

Sufro mucha intolerancia. Mucha gente me tiene celos –muchos artistas están celosos de mí. Porque aunque no soy tolerado por los grandes medios, a los otros artistas justamente les molesta eso.

Comer carne está al mismo nivel que el abuso infantil. Es lo mismo. Los animales son como niños, nos buscan para que les demos su protección y deberíamos protegerlos. Creo que los animales necesitan toda la ayuda que puedan tener porque no tienen derechos. No tienen protección. Buscan a los humanos para protección y son llevados a mataderos, que para mí es igual a la idea de llevar niños a un matadero. No hay diferencia. Es un mundo muy cruel.

Creo que todo se fue a la mierda el momento en que McDonalds obtuvo la licencia para invadir Inglaterra. Para mí fue una acción de guerra y no entiendo por qué no se usaron las tropas. La americanización de Inglaterra es una enfermedad terminal. Creo que Inglaterra debe ser inglesa y los norteamericanos deberían arruinar su propio país.

Para mí la familia real no es Inglaterra, no es la bandera. La reina es la epítome del dictador. Y es una dictadura. El pueblo británico está obligado a aceptarla. Y si el pueblo británico decide mañana que la reina se debe ir, la reina no dudaría en pasarle por encima con sus tanques. Sucedería de verdad. Porque la policía tiene el deber de proteger a la reina en contra del pueblo inglés. Esa es su misión. Yo encuentro esto absolutamente absurdo.

No soy un anarquista, soy una persona muy callada y compuesta. Pero la verdad, ¿no es llamativo que nadie en la música pop se atreva a hacer una declaración social? Y hay una masiva estupidización en Inglaterra ahora, que imita a la que sufrió Estados Unidos en los ’90, donde todo quedaba intelectualmente reducido. Es prevalente en la televisión, donde sólo pueden expresarse puntos de vista convencionales. Todo el que tenga otro punto de vista es censurado.

El pelo largo es una ofensa que debería ser penalizada con la muerte.

Tengo una gran capacidad de encontrarme vagamente ridículo. No pretendo ser un profeta, por Dios. Creo que todos tenemos que sentarnos, mirarnos al espejo y pensar, ¿qué es esta monstruosidad absurda?

Me siento muy cómodo en tres o cuatro lugares. Cuando el mundo era un lugar más pequeño, Manchester era mi límite. Pero es un alivio sentirse relajado en más lugares. Conozco Los Angeles muy bien, pero es un estado policial. Frecuento Roma y cierta parte de Suiza. Y conozco Londres muy bien.

Creo que soy realista. Mucha gente que no me entiende me considera pesimista. Pero no es pesimismo para nada. Si fuera un pesimista no me levantaría, no me afeitaría, no vería Batman a las 7 de la mañana. Los pesimistas no hacen cosas como esas.

Es difícil ser un hombre. No sé por qué. Creo que es más fácil ser una mujer. El movimiento de mujeres ha sido tan exitoso, el movimiento de hombres nunca ha sido aceptado. Creo que nadie lo quiere, que es rechazado. Creo que la expectativa de que los hombres sean estoicos y fuertes es tan enorme que finalmente deciden que esa es la manera atractiva de ser. Hay mucho más en la vida que ser macho, una palabra tan horrible, algo de lo que di cuenta desde muy chico.

No tengo relaciones. Está fuera de cuestión. En parte porque siempre me sentí atraído por hombres y mujeres que nunca se sintieron atraídos por mí. Y nunca me sentí atraído por hombres o mujeres que gustaran de mí. Eso es un problema. Nunca encontré a la persona adecuada.

Siempre pensé que mis genitales eran el resultado de una broma cruel.

Stephen Patrick Morrissey, ex líder de The Smiths, finaliza esta noche en Buenos Aires una gira por Argentina, que incluyó Mendoza, Córdoba y Rosario. Estas declaraciones fueron extraídas de diversas entrevistas.

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