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Domingo, 11 de agosto de 2013

MúSICA> LOS DISCOS DEL ROCK NACIONAL SEGúN EDUARDO FABREGAT

ROCK & GEN

De tradicional columna de espectáculos en programa de radio, Mapa Genético se convirtió en algo mucho más original: desde Territorio Comanche Eduardo Fabregat narra cada sábado la historia de un disco del rock nacional (y alrededores) sin formalismos, con asociaciones disparadas en direcciones muchas veces sorpresivas y, en definitiva, como una reconstrucción de época en pleno auge de la música almacenada por kilos en computadoras.

 Por Juan Andrade

En la era del MP3, los discos viajan a toda velocidad por la autopista informática. Hasta el más raro, secreto o desconocido puede ser rastreado y encontrado a golpe de mouse, a puro click. Lo que antes eran estantes repletos de vinilos, cassettes o compactos, ahora se amontona de a cientos o de a miles, sin ocupar más espacio que el de la memoria virtual de la computadora. Sin embargo, la abundancia y la accesibilidad que habilitan Internet y la pérdida de materialidad de la música muchas veces conspiran contra los propios contenidos. Y no estamos hablando del negocio: si de un álbum sólo queda una docena de archivos que pesan en bytes y, con suerte, una tapa escaneada en baja resolución, hay un mundo de información que se pierde. Y si encima es un trabajo que marcó a fuego su tiempo, el vacío que rodea a los temas digitalizados se multiplica exponencialmente.

“El coleccionismo enfermizo de archivos desprovistos de contexto es una forma de consumo musical que a mí no me interesa, pero abunda”, afirma Eduardo Fabregat. “Eso es buenísimo para los que nos dedicamos a esto: hay un montón de gente a la que podemos informar de cosas que se está perdiendo. Y hacerlo de un modo que sea una especie de juego, más para redescubrir una música que como si fuera una lección de historia”, completa el periodista y crítico musical, editor de la sección de cultura y espectáculos de Página/12 y conductor de Rebeldes, soñadores y fugitivos en AM 750. Precisamente de eso se trata Mapa Genético, las columnas radiales en las que Fabregat despliega una red de datos precisos y asociaciones inesperadas que realzan la densidad cultural, la importancia artística y la riqueza musical de álbumes emblemáticos del rock argento.

Todo comenzó cuando fue convocado para sumarse a Territorio Comanche, el espacio encabezado por Daniel Tognetti, Gisela Busaniche y Sergio Ranieri (sábados de 9 a 12 por FM 93.7 Nacional Rock). Buscaban un columnista de espectáculos, pero la llegada de Fabregat potenció una idea paralela: la de contar en profundidad la historia de un disco. “A mí se me ocurrió redoblar la apuesta, con algo que fuera un poco más divertido que el típico periodista sabihondo contando ooootra vez cómo fue la grabación. El Mapa Genético me permite contar con lo que suena y con lo que no suena también; es un rompecabezas incompleto, pero que trata de cubrir varios ángulos. Además, siempre descubro que ciertas informaciones que damos por sentadas en charlas con colegas tienen otro peso en personas que no están tan obsesivamente colgadas de los detalles.”

La nómina de álbumes que disponen de su respectivo mapeo genético ya supera la veintena. Muchos de los informes, que duran casi media hora, se pueden escuchar online en la página de la radio. “Por ahora sonaron discos de los cuales fui fanático, pero cuento con el consenso del oyente”, reconoce Fabregat. En un veloz repaso, los primeros que vienen a su mente son el inaugural Parte de la religión de Charly García, el combo Mondo di Cromo-Bajo Belgrano del Spinetta modelo ’83, Ciudad de pobres corazones de Fito Páez, Oktubre de Los Redondos, Divididos por la felicidad de Sumo, Los Abuelos de la Nada, Ruedas de metal de Riff y Signos de Soda Stereo. “Los ’80 vuelven una y otra vez, porque hay mucho para contar”, cree. “Son todos indiscutibles: la primera y obvia lista que armás para explicar por qué el rock argentino es tan grosso.”

Superada la tanda inicial, lo que viene a continuación en Mapa Genético es “una etapa de más detalle y más capricho, como dedicarle un informe a Conga de Daniel Melero, quizá repetir algún artista o mirar a los ’70, que todavía no aparecieron. También le debo uno a Babasónicos, que para mí es una banda esencial, aunque nunca terminé de meterme a fondo con ellos. Igual está bueno sentarse a escuchar un disco con los oídos frescos y sorprenderse un poco”. En definitiva, el componente lúdico es uno de los principales atractivos de la experiencia. “Es un juego muy radial, el de ir abriendo ramificaciones. El concepto del ADN permite jugar mucho con pequeños textos que tiran referencias a otras cosas, pero también con segmentos de un minuto de música para que el oyente mastique la info y disfrute.”

El recorrido parte de la obra de una banda o un solista, pero se extiende al devenir del género para finalmente pintar, casi involuntariamente, el fresco de toda una época. Puestas bajo el microscopio, las canciones tiran links a libros, películas, programas de televisión. Y así también salen a la luz rastros genéticos curiosos, olvidados o ignorados: la devoción de los Virus por el Sandro de “Tengo”; la influencia de Kool & The Gang en “Debede” de Sumo, la de XTC en Huevos de Miguel Mateos o la de Gilberto Gil en “Hermoza from heaven” de los Illya Kuryaki. Nombres como el de Diana Nylon o Brenda Lee aparecen asociados a La dicha en movimiento de Los Twist; Devo y Thomas Dolby dicen presente a la hora de revisar “José Mercado” de Seru Giran; Judas Priest es la clave que permite entender Luchando por el metal de V8, y Don Cornelio emerge de una escena dark en la que también confluyen La Sobrecarga, El Corte, Los Pillos y Fricción.

Gracias a los años que lleva como musicalizador radial, cuenta Fabregat, pudo “estar en contacto con géneros de todo tipo”, algo que ahora le dispara “ideas raras y asociaciones increíbles”. “Esa es la mejor parte: la de seguir los hilos musicales que me dicta el guión. Hay vínculos que me sé de memoria, pero para armar el Mapa Genético hago una nueva escucha tratando de atender a pequeños pincelazos musicales que no me resultaban tan evidentes hace veinte años. A veces tengo que desenterrar cassettes, también me ayuda tener los vinilos, porque ahí aparecen datos que se ‘perdieron’ en el pase a CD. Y encuentro cosas que garpan al aire, como cuando hice La era de la boludez y me topé con que el ingeniero de sonido era Tony Peluso, que había tocado la guitarra con los Carpenters y había metido ¡el primer solo de viola con fuzz en la historia del dúo! Obviamente, puse el tema, ‘Goodbye to Love’. Y con Tognetti y Ranieri terminamos fundando La Tony Peluso.”

Mapa Genético se puede escuchar en Territorio Comanche los sábados de 9 a 12 por FM 93.7 Nacional Rock.

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