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Domingo, 22 de septiembre de 2013

MúSICA > ENTREVISTA A ROBI DRACO ROSA

Vivir su vida

Ex integrante de Menudo, productor de los discos que convirtieron a Ricky Martin en una estrella y autor del hit “Livin’ la vida loca”, Robi Draco Rosa —que a veces prefiere llamarse sencillamente Draco— es además un cantante y compositor elegante, oscuro, cruzado por las más variadas influencias. Pero sus discos solistas, aunque notables, son trabajos de culto. Ahora, ya recuperado de un cáncer que lo mantuvo lejos de escena durante más de un año, acaba de lanzar Vida, un álbum que recorre su carrera y en el que lo acompañan Juan Luis Guerra, Rubén Blades, Shakira, José Feliciano, Andrés Calamaro, Calle 13 y Enrique Bunbury, entre otros. A fin de año vendrá a presentarlo a la Argentina, pero antes charló con Radar sobre el éxito, la enfermedad y su conflictiva relación con la industria.

 Por Santiago Rial Ungaro

No hace dos minutos que empezó la entrevista con Robi Draco Rosa y el músico ya nombró a Lee Iacoca y a Arthur Rimbaud: “Cuando era adolescente mi mamá siempre me regalaba libros de finanzas, cosas de gente como Lee Iacoca o Tom Peters”. Robi sonríe al recordar, mientras su séquito (un hombre y una mujer y un camarógrafo) lo mira de reojo. De la poesía simbolista a los proyectos megamillonarios, de la salsa a la psicodelia más oscura, los extremos siempre han atravesado a este hombre que a fin de año viene a presentar Vida, disco que cuenta con la participación de Juan Luis Guerra, Rubén Blades, Shakira, José Feliciano, Andrés Calamaro, Calle 13, Alejandro Sanz, Maná, Tego Calderón, Ednita Nazario, Juanes, Mima, Enrique Bunbury y Marc Antony. En una sala de las oficinas de Sony, Robi recuerda ese libro que le regaló su madre en su adolescencia: “A los 15 años me regaló Una temporada en el Infierno, de Rimbaud y la verdad es que ese libro me abrió a todo el mundo de la poesía”.

Siendo Robi el autor del megahit “Livin’ la vida loca” de Ricky Martin (20 millones de discos vendidos en todo el mundo), está bien que el disco se llame así, Vida, a secas. Y es que esa vida loca, la locura misma de la vida del ex integrante de Menudo, casi se lo lleva a Robi hace un par de años al otro lado: estuvo enfermo de cáncer, se recuperó después de un duro tratamiento. Cierto clima de dramatismo, de inminente despedida, sobrevuela este disco exagerado y a la vez simple, donde Robi revisa algunos de sus mejores temas como solista. La mezcla es curiosa, porque la oscuridad que siempre les cuestionaron a sus canciones contrasta con voces que todos conocemos, aunque sea por escucharlas involuntariamente.

Robi estuvo a punto de morirse, y ahora que anda mejor es imposible no preguntarle de dónde salió su imaginario poético. Y es que basta escuchar cualquiera de sus discos (algunos en español, otros en inglés y hasta un par en portugués) para entender que tiene un imaginario propio, rico en claroscuros y en romanticismo.

SOMBRAS Y LUCES

En el juego de la industria las cosas a Roby Draco Rosa (que nació en Long Island, Nueva York, en 1969, de padres puertorriqueños, y que pasó su infancia pre Menudo en Puerto Rico) le salieron demasiado bien, lo que tiene sus costos. En 1984, cuando sólo tenía 15 años, Roby se sumó a Menudo, grupo de adolescentes puertorriqueños al que también se incorporó poco después Ricky Martin. Luego de tres años exitosísimos, con sólo 16 años, indignado porque no le permitían componer canciones para su banda, Robi se alejó del grupo. Ello no le impidió, años después, volver a colaborar con su amigote Ricky en varios de sus discos más exitosos. “Con Ricky no nos vemos mucho. No es raro. Después de Menudo no nos vimos por varios años, pero siempre nos hemos mantenido en contacto por teléfono o por email. Entre los primeros temas que elegimos para este disco estuvo ‘Más y más’, que canta él.” Llama la atención el tono de voz de Robi cuando habla de sus problemas con las discográficas. Y es que, a pesar de haber producido a gente como Julio Iglesias, Ednita Nazario y al propio Ricky, lo cierto es que sus discos solistas siempre generaron desconfianza y hasta desprecio de parte de los directivos de la industria discográfica. Cuando comenta que sus problemas empezaron cuando se fue de Menudo y de sus despilfarros y excesos de esa época (primero se fue a vivir a Brasil, donde grabó dos discos en portugués y después a Nueva York, donde filmó en 1988 la película Salsa), reconoce que era demasiado joven: “Definitivamente era un pendejo. Yo me fui de mi casa a los 12 años, y después me fui a vivir a Brasil. Tenía una novia acá en Buenos Aires, una chica mayor que yo que era actriz, y me pasaba mucha información: libros, discos de Sumo, de todo. La verdad es que en Brasil me gasté todo el dinero que gané con Menudo. Lo último que me quedaba me lo gasté cuando me compré un penthouse que todavía tengo ahí”. Y los problemas con las compañías recién empezaban: “La verdad es que mi relación con las disqueras ha sido decididamente desastrosa. Por alguna razón nunca le pudimos encontrar la manera adecuada de promocionar los discos, es algo que siempre ha sido muy complicado. En la época de un disco como Frío (1993), o mismo con Vagabundo (1996), me decían que me iban a echar de la disquera. Y cuando pasó el tiempo” de repente esos discos se han vuelto discos de culto. Duele que te digan que lo que hacés es una mierda. Cuando entregué Vagabundo yo estaba en Miami, con mi madre, y cuando entregamos el disco, la noticia era que ‘a nadie le gusta el disco’; me decían que era feo, complicado. Parece que al final a ‘alguien’ en la oficina le pareció que el disco era muy bueno, que era como Ziggy Stardust, que era un disco importante”. Cuando se le pregunta sobre su experiencia con Phil Manzanera (ex guitarrista de Roxy Music y productor de su segundo disco solista) el tema vuelve a aparecer: “Fue muy bonito para mí conocer a Phil Manzanera. Yo venía de México. Tenía que escuchar conversaciones de tipo corporativo, hasta me aburría lo que decía Phil, así que pensé: ‘Esto no va a funcionar’. En un momento fui al baño y de repente entra alguien y me di cuenta de que era Phil. Y en eso estábamos en el baño, y él me dice: ‘Draco, yo quiero que sepas que ahí en la oficina voy a tener que decir varias cosas, pero te prometo que vas a hacer lo que tú quieras’. Después cuando fuimos a Londres a grabar, yo estaba instalado en una casa del siglo XVI, con mi esposa, comiendo súper bien, viviendo en el lujo total y con la compañía pagando por todo eso, y la verdad es que en el medio de las sesiones me dio culpa, así que los llamé y les dije: ‘No puedo entregar un disco mainstream. Si no quieren seguir con esto lo entiendo, han sido muy generosos conmigo’. Lo bueno es que Phil cumplió con su palabra”.

LA ARTESANIA DEL ESTUDIO

Lo cierto es que sus discos (son 6) fueron saliendo y ahí está Vida, disco pensado inicialmente como un homenaje-despedida y que ahora funciona como un balance y una introducción a su increíble cancionero: “Recién ahora me doy cuenta de que, por la incertidumbre que había en un momento dado con mi salud, la idea era dejar un legado. En el proceso de la grabación yo entendí básicamente eso. Y ahí pensé entonces en varias personas, pero en verdad la única persona que insistí en tratar de que participara fue José Feliciano: me parecía importante que estuviera él”. También puertorriqueño, José Feliciano canta en “Cruzando puertas”, no casualmente una de sus mejores canciones, reinventada por el genial cantante y guitarrista, que al igual que Robi Draco también es un latino rockero, cultor de un eclecticismo casi desconcertante. De todas maneras, lo importante para él es estar vivo. De alguna manera estas canciones fueron parte de su proceso de recuperación. “Yo quería hacerlo muy ecléctico; de hecho en la lista también estaban Spinetta, Cerati y Juan Gabriel. Pero la verdad es que elegir a Shakira, que tiene sus raíces colombianas, o a Juan Luis Guerra (que abre magistralmente el disco con ‘Esto es vida’) fue la parte más fácil. La elección de las canciones fue casi obvia: elegíamos el artista y ya sabíamos la canción que había que hacer.” Tal fue el caso del único argentino que participó: Andrés Calamaro, que se hizo cargo del tema “Vagabundo”. “¿Quién más podía cantar esa canción que Calamaro? A Andrés lo encontramos en una playa en México, frente al mar, súper aburrido, con una novia. Me acuerdo que me decía: ‘¡Me quiero ir de acá! Estoy aburrido’.” Robi se ríe a carcajadas al recordarlo, sobre todo porque tuvo buenos reflejos: “Yo me iba al otro día y con Calamaro hace falta un rato para hablar. Pero la verdad es que pasamos un día muy bonito, hablando de la vida, de la política. La verdad es que la producción fue preciosa, siento que hubo una pureza en todo el proceso; me parece que en este tipo de proyectos a menudo sucede que terminan sonando un poco forzados. De hecho este tipo de proyectos suelen fallar”. Basta escuchar a Shakira cantando en “Blanca mujer”: “Tengo tantas ganas de ti, pero no puedo llevarte ahora. Te toca todavía vivir, porque aún no te ha llegado la hora” para entender que las canciones de Robi Draco son una cosa seria, por momentos incluso hasta espeluznante. En el disco se percibe también de algún modo su personalidad esencialmente híbrida, que reconoce en estas nuevas interpretaciones una influencia musical española, país cuya música es, incluso desde tiempos precolombinos, un auténtico híbrido que incluye influencias musicales africanas y árabes: “Yo estuve una temporada en España en 1993 y me inspiré en los gitanos y el flamenco. Esa influencia se sintió, sobre todo en ‘Cómo me acuerdo’ (interpretada por Alejandro Sanz). Creo que en este disco hubo un intento de acercamiento a esa música”. A pesar de sus problemas de salud, Robi aparece como productor del disco: “Una de las razones por las que me fui de Menudo y empecé a grabar lo mío es porque me encantó estar en el estudio. Yo quería entrar en ese mundo del ‘craft’ (artesanía) de la música. Pero claro, creo que eso me hizo un cierto daño, porque cuando la gente me quería hablar yo no tenía la madurez ni la inteligencia para manejarlo”. Robi participó junto a Ricky Martin como productor y arreglador en A medio vivir, en Vuelve (junto a Desmond Child y K. C. Porter) y en su celebradísimo primer álbum en inglés editado en 1999, y compuso para su amigo temas como “La copa de la vida”, “La bomba”, “Lola, Lola”, “Shake a Bon Bon”, “Perdido sin ti”, “Casi un bolero” y “Livin’ la vida loca”. Pero aunque es consciente de que todas esas producciones le dieron cierto crédito, el desprecio de los ejecutivos hacia sus propios discos parece haberlo afectado profundamente. El tema, aunque parezca extraño, parece seguir doliéndole: “Yo estaba muy metido con la producción de los discos de Ricky Martin, y creo que al fin de cuentas me dejaron sacar mis discos por eso. Cuando fui a grabar el disco en inglés, Mad Love (del 2004) fue igual. Ellos estaban buscando los hits, preguntándome ‘dónde está el simple’. Decían que sonaba muy exótico”.

Robi protagonizó en 1988 la película Salsa, interpretando a un bailarín puertorriqueño que intenta mejorar su suerte participando en un concurso de salsa. Ahí conoció a Angela Alvarado, la que aún hoy sigue siendo su esposa y que hizo muchos de sus videos. Y aunque se ría ahora cuando se le pregunta sobre su faceta de bailarín, su erudición sobre un género musical como la salsa es la que le permitió darles a los discos de Ricky Martin ese potencial rítmico irresistible que los convirtió en un superéxitos mundiales: “Claro, hay mucha música muy buena, todos esos discos de Willy Colón con Héctor Lavoe fueron muy importantes para mí, sobre todo como productor de Ricky Martin. La lista es grande, también está Ramito, que es de los ’50 y yo también quería poner algo de Cuba, meter pianos, trompetas. Quizá no ha sido tan importante para mi propia música hasta que me enfermé, porque en el disco Amor Vincit Omnia (2009) trato de hacer un acercamiento a esas músicas, pero en esos discos con Ricky yo quería levantar esa bandera y que fuéramos portavoces de esa música y de Puerto Rico. Son músicas que conozco bien por mi padre, porque a él le gustaba mucho la salsa. Está en mi ADN. Eso es bien bonito”. Por lo pronto, la música de Robi Draco Rosa, sea la que firmó con su nombre o la que produjo para los demás, está en el aire: “Sí, hay gente que no me conoce a mí pero conoce mi música. Una vez estaba en el aeropuerto de Los Angeles y me encontré con una persona que de repente me mira y me dice: ‘Hey, cómo estás, voy a cantarte algo para vos’, y empezó: ‘Papa tutututu’, y ahí estaba yo con mi familia y mis hijos escuchando su versión de ‘La vida loca’ a capella...¡Y él no tenía ni idea de que yo compuse ese tema!”. Después de varias temporadas en los infernales paraísos de la industria discográfica Robi parece haberse ganado, si no el cielo, por lo menos el derecho a seguir viviendo su vida en este planeta, en el que todavía le queda mucho por hacer.

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