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Domingo, 21 de septiembre de 2003

MúSICA

La bomba argentina

En 1948, un científico alemán sedujo a Juan Domingo Perón con una promesa a la altura de sus ambiciones: fabricar una bomba atómica en Bariloche. Ese sueño –quizás el más temerario y cómico de los que alentó el peronismo clásico– es el punto de partida de Richter, la fantasía musical de Esteban Buch y Mario Lorenzo que se estrena el jueves en el Centro de Experimentación del Teatro Colón.

Por Diego Fischerman

En El pintor de la Suiza argentina, Esteban Buch reconstruía –o documentaba, para usar la palabra que posiblemente él elegiría– la historia del único desaparecido de Bariloche. En Richter toma otro tema sureño, tal vez el más increíble después de la leyenda del “cuero” o “nahuelito” que algunos sostienen que habita en el Nahuel Huapi. En 1948, Ronald Richter había convencido al entonces presidente Juan Domingo Perón de que podía fabricar la bomba atómica. No lo logró, es claro, pero cuando algunos sectores ligados al poder le exigieron resultados, Richter, en su desesperación, empezó a probar de todo. “De todo” incluye, entre otras cosas, unos parlantes providenciales: Richter suponía que los sonidos que propagaran podrían afectar de algún modo a la materia. “En esa imagen de una de las historias del peronismo, ubicada en un laboratorio y entre parlantes, está el origen de esta obra”, dice el autor.
La obra es Richter (“fantasía musical basada en la historia” instrumentada para 2 pianos, percusión y electrónica) y se estrena el próximo jueves en el Centro de Experimentación del Teatro Colón. Con música de Mario Lorenzo, dirección musical de Frank Ollu y puesta en escena de Jean-Paul Delore y Antoine Gindt, será protagonizada por Alejandro Meerapfel (Richter), Virginia Correa Dupuy (la Intérprete) y Carlos Natale (Balseiro, el científico que, junto a sus colaboradores, denunció la impostura del alemán). Completa el elenco el Grupo Diapasón Sur, integrado por doce solistas vocales dirigidos por Mariano Moruja, los pianistas Alejo Pérez y Emiliano Greizerstein y, en percusión, Ezequiel Finger. Tras sus presentaciones porteñas, la pieza se estrenará el 14 de noviembre en París, en el Festival d’Automne, Théâtre Paris-Villette.
“En The Bomarzo affair, y en general en lo que escribo, lo documental es sagrado. Por eso me interesa diferenciar esta obra. Aquí hay ficción; el papel de la historia es absolutamente otro, más bien estético, y en todo caso el subtítulo –”ópera documental de cámara”– esconde una ironía: probablemente no haya nada tan alejado de lo documental como las óperas, y en particular las óperas de tema histórico”, explica Buch.
Nacido en Buenos Aires, residente en París desde 1990, musicólogo y escritor, Buch es actualmente catedrático de la Escuela de Altos Estudios de Ciencias Sociales de París, donde realizó su doctorado en Ciencias del lenguaje. Obtuvo el premio de estética del CNSMDP y, en 1999, la beca Guggenheim. Trabaja sobre la relación entre música y política y es autor, entre otros trabajos, de The Bomarzo affair (Adriana Hidalgo Editora, 2003), La novena de Beethoven-Una historia política (Gallimard, 1999), Historia de un secreto-a propósito de la “Suite Lyrique” de Alban Berg (Actes Sud, 1994), O juremos con gloria morir-Historia de una épica de Estado (Sudamericana, 1994) y El pintor de la Suiza argentina (Sudamericana, 1990). Mario Lorenzo (1968), autor de la música, también nació en la Argentina y vive en París. Licenciado en Música con orientación en composición en la Facultad de Artes y Ciencias Musicales, fue cofundador de Séptima Práctica (un grupo consagrado a la creación y difusión de la música contemporánea) y por su trabajo como compositor recibió diversas distinciones y apoyos de organismos nacionales y europeos. Actualmente trabaja como compositor e investigador en el Centre de Recherche en Informatique et Création Musicale (CICM) con sede en la Maison de Sciences de L’Homme.
Además de los famosos parlantes que constan en los documentos, el lazo entre Richter y la música se anuda alrededor de otra peripecia involuntaria. “Mucho del instrumental –los filtros que se usaban, por ejemplo– fue rescatado más adelante y utilizado en el primer laboratorio electroacústico de Argentina, el que fundó Francisco Kröpfl en la Facultad de Ingeniería”, cuenta Buch. Ahí, en esos sonidos seguramente tan absurdoscomo inútiles, estaba sin embargo el germen de la música electroacústica argentina, y ahí hubo algo que los autores reconocieron inmediatamente como operístico. “El proyecto que hicimos con Mario Lorenzo tuvo siempre en cuenta la idea de la forma característica de la ópera y algo así como su esencia, reducida a la presencia de soprano, tenor y barítono, y a un coro. Ése fue el planteo de rehabilitación –un poco irónica– de la ópera como género.”
¿También hay ironía en el texto, en el tratamiento
musical?
–Puede haber algo en la música, algún tipo de vocalidad, algunos tics del personaje que se traducen a tics sonoros. Y hay una escena, la del primer encuentro entre Richter y Perón, en que el científico da una gran explicación –muy poco técnica, pero de eso se trataba– de la fusión nuclear. Primero Perón le dice “Métale, nomás”, y eso se transforma en un coro y en una especie de célula que prolifera y pasa a ser el impulso de la obra misma, y también de lo que después será la gran experiencia acusmática y el momento electroacústico de la obra. Por otra parte, la elección del tema es irónica en sí misma, dado que, de todas las historias que se pueden contar del peronismo, ésta es la más cómica. Así que nos pareció que tampoco había que agregarle demasiado.
Los personajes históricos siempre plantean problemas de caracterización. ¿Cómo resolvieron la inclusión de Perón?
–Eso era lo más riesgoso. En Evita, el personaje de Perón, sobre todo para los argentinos, resulta patético o escandaloso. Poner a un personaje que dijera “Yo soy Perón” nos parecía imposible, así que decidimos hacer de Perón un personaje triple, representado por un trío de voces del coro que se independizan cada vez que Perón toma la palabra y que, además, son siempre voces diferentes. De manera que la voz de Perón es una voz múltiple, un poco nómade, siempre cambiante.


Richter se estrena el jueves 25 en el CTC, Centro de Experimentación del Teatro Colón. Funciones los días viernes 26, sábado 27y martes 30 de septiembre, y jueves 2 y viernes 3 de octubre.

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