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Jueves, 28 de marzo de 2013

PSICOLOGíA › DE LA POLíTICA DE CONTROL A LO QUE LOS NIñOS ENSEñAN

Una inquietud se hace escuchar

Sigmund Freud considera a la educación como una de las profesiones imposibles, esto orienta a los psiscoanalistas respecto al motivo de por qué surgen los problemas de aprendizaje que presentan los niños que consultan sobre inhibición, síntoma y angustia.

 Por María del Carmen Arias

¿Por qué ocuparnos del tema el niño y el saber? No somos los únicos que lo hacemos, una inquietud se hace escuchar y nos advierte que algo falla en la sociedad actual, que son cada vez mas los individuos afectados, hablamos de la categoría de síntoma social, en este caso: la violencia en las escuelas, la falta de interés en el aprendizaje, el desconocimiento de la autoridad, la demanda creciente que se hace a la escuela para que se haga cargo de educar la sexualidad, las costumbres, los consumos.

A manera de respuesta, como solución, surge una ideología que tiene que ver con una política de control, con el ejercicio de un poder, con la domesticación del goce, con el saber de la cifra y un afán clasificatorio que impera en nuestros días, con el aumento creciente de niños medicados.

Desde esta perspectiva se conciben e instrumentan distintos métodos de aprendizaje y de disciplina que desconocen la subjetividad en juego de cada niño y apuntan a combatir el síntoma social.

Sigmund Freud considera a la educación como una de las profesiones imposibles, ya esto nos orienta respecto al motivo de por qué surgen los problemas de aprendizaje que presentan los niños que nos consultan tales como inhibición, síntoma, angustia, debilidad mental.

La tesis freudiana ubica el saber como pulsión, favorecida u originada por la curiosidad sexual infantil, siendo el niño un gran investigador, aunque en determinados momentos su posición sea la de "no querer saber" como una cuestión de estructura.

Muchas veces encontramos que el síntoma de un niño, del que se pretende curarlo, viene a salvarlo, en auxilio de su subjetividad. Por ejemplo la anorexia como recurso ante Otro que de no ser así lo empacharía y atiborraría o los chicos que no aprenden y que no muestran ningún interés siendo la madre la que desespera, tratando de hacer las cosas por el, buscando una serie de profesores en su auxilio, no soportando el insuficiente como resultado. El síntoma del niño en estos casos se pone en contra de la demanda materna favoreciendo un deseo propio.

Otras veces escuchamos a los padres que consultan hacerse la pregunta acerca de qué es lo que el niño sabe, hasta dónde, si en realidad lo sabe, ya que ellos no le han dicho que va a tener un hermanito, que es adoptado, que hay un hermano muerto, que es nieto de desaparecidos.

Aquí no se trata del saber que el Otro le ofrece, que le informa, sino del secreto y el saber inconciente del niño. Son las cosas de familia que se abonan en el inconciente de cada uno, la forma en que cada uno construye un libreto con los azahares de su vida.

El niño es animado por un saber en conexión con el goce, que será respetado por considerarlo auténtico.

La cuestión del síntoma de cada uno más allá del síntoma social es la brújula que orienta nuestra práctica y la política del psicoanálisis.

La relación del saber y el goce ha cambiado históricamente y esto ha provocado que se inventen nuevas respuestas, nuevas lecturas. Trataremos de abordar, valiéndonos de nuestra clínica del caso por caso, cómo nos acercamos a los nuevos desafíos y seguimos investigando la relación del saber y el goce en los hijos de parejas homosexuales por ejemplo. Una vez mas tendremos ocasión de comprobar cómo el psicoanálisis con niños nos enseña.

* Miembro EOL y AMP. Responsable del curso Erinda: El niño y el saber (ver agenda psi).

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Qué es lo que el niño sabe, hasta dónde.
 
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