La historia de Miguel Cabos es demasiado cruda y violenta y Rosario/12 la desarrollará en una entrevista que tuvo con él. Por lo pronto, contar que Miguel es un ex preso político que pasó cuatro años detenido en la cárcel de Coronda, luego de su cautiverio en el Servicio de Informaciones, y una fuga desesperada desde el baúl de un auto que circulaba a más de 100 kilómetros por hora. Ayudado por su compañero ocasional de encierro se tomó del paragolpes trasero y flameó. Pero esta no era un película de Hollywood, sino la áspera realidad: su cabeza golpeó contra el pavimento y aún hoy pueden verse las cicatrices del impacto. Su historia conmovedora es uno de los ejemplos más concretos sobre la necesidad de una normativa que repare integralmente no sólo su situación social y económica de desamparo, sino también la necesidad de una ley que atienda lo que significaron las heridas psicológicas de un pasado donde el Estado imponía el terror.