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Viernes, 4 de junio de 2010

ENTREVISTA

¿Por qué te vas?

Del 3 al 9 de junio se está llevando a cabo la sexta y última edición de Diversa Festival Internacional de Cine Gay Lésbico Trans, que esta vez incluye una mesa especial sobre Néstor Perlongher y una galería de arte. La programación cuenta con 17 largometrajes de ficción, 3 documentales, 11 cortos internacionales y 7 argentinos. La directora, Gabriela Waisman, explica por qué un festival que parece tan necesario, se termina este año.

 Por Paula Jiménez

¿La del 2010 es la última edición del festival?

–Sí. Decidimos no continuarlo por un montón de motivos. Uno de ellos es que el contexto con el que empezó el festival era muy distinto al actual. En aquel entonces no llegaban películas masivas de temática LGTTB, quedaban en un público muy reducido, y a nosotros nos daba ganas de acercarlas a un público mayor. En ese tiempo, la piratería no era la de hoy. Actualmente estamos peleando por mostrar una película que se acaba de estrenar y no lo conseguimos, y la encontramos para bajar en Internet. Por otra parte, lo gay hoy en día está muy integrado, pero tampoco existe un contexto que colabore demasiado con un festival internacional como éste, que conlleva muchísimo trabajo. Decidimos continuar el proyecto con el objetivo de difundir la temática, pero de otras maneras y con otros enfoques.

¿De qué maneras?

–Una de las ideas, que ya empezaron a concretarse, es dar charlas y talleres para escuelas y profesionales de la salud. Las experiencias que tuvimos (por ejemplo una en conjunto con el Ministerio de Salud y otra con gente que hace residencias de trabajadores sociales) fueron maravillosas. Vamos a seguir utilizando las películas con este fin. Creo que es una llegada mucho más directa porque hay lugares donde el tema no se habla todavía. La verdad es que a los festivales de cine va gente con una mentalidad mucho más abierta y realmente hay que trabajar también para que el tema entre en otros ámbitos más cerrados.

El cine pasaría a quedar al servicio de la temática, entonces, más que la temática al servicio del cine...

–Es un cambio de enfoque absoluto. En realidad seguir pasando películas nos encantaría si fuera que se resuelve el trabajo de un modo normal. Nosotros tenemos una cantidad de películas enorme que nos llegan, algunas sin que las pidamos y es una de las bases más importantes que existen de películas temáticas...

Podrían poner una videoteca...

–Sí, que haya un lugar de consulta pública. Bueno, están las películas para poder hacerlo en el futuro.

¿Qué recomendás ver de esta edición del festival?

–Me encantó una que se llama Drool, que es una historia de chicas, una comedia de humor negro e irónico, muy divertida. También está An englishman in New York, que es una película interesante que muestra un contexto histórico y un personaje único, y que aunque sea ficción está basada en algo real. También estamos presentando un panorama de cine argentino, en estos últimos tiempos hubo una gran cantidad de producciones dentro del país.

¿Cuál ha sido la reacción general de los directores argentinos cuando ustedes les piden una película? ¿Aceptan o tienen reparos de aparecer en el marco de un festival gay?

–Hay directores que prefieren no estrenar sus películas en el festival, sino mandarlas a festivales no gays de afuera, no sabemos muy bien por qué. Les da un cierto prurito. Creo que en el fondo es un miedo a quedar etiquetados. Sin embargo, hacer un pre estreno en un festival que después va a difundir mucho la obra es algo que les convendría. Por ejemplo la película Rosa Patria, de Santiago Loza, sobre el escritor Néstor Perlongher, tuvo un pequeño estreno y en el marco del Diversa termina siendo un film alrededor del cual se organizarán algunas actividades y esto ya es que tenga repercusión. Hay otras películas que habían sido olvidadas y a través nuestro se vendieron a distribuidoras extranjeras. A nivel de la industria cinematográfica local nunca terminaron de valorar el festival como un espacio que a ellos también les puede servir comercialmente. Entonces no logramos que quieran hacer los estrenos en Diversa.

¿Cómo empezó el Diversa?

–Yo trabajaba como técnica en otros festivales a los que llegaban películas temáticas que yo quería ver. En los pasillos te encontrabas con gente que iba a ver cualquier cosa con tal de que fuera de temática. A su vez había películas que no se encontraban por ningún lado. Un día decidimos hacer un ciclo, pero en 6 meses me llegó mucho material, tuve buenas respuestas de las instituciones, y así nació el primer festival, en el 2004. Fue un boom de prensa. Incluso se acercaba gente que no tenía nada que ver con el tema.

Aunque hayan pasado pocos años, da la impresión de que en aquel entonces era una respuesta impresionante a la visibilidad...

–Pasaron pocos años pero cambió mucho todo. En ese momento lo gay estaba asociado al activismo político, a cierta confrontación, no había actividades culturales masivas, y ésta considero que es la diferencia que hizo Diversa. No había algo tan visible de temática gay abiertamente, sin palabras que lo disfracen y avalado por instituciones oficiales.

¿Cómo lograron ese aval en ese momento?

–El apoyo institucional, no económico, lo obtuvimos desde el comienzo. Te estoy hablando de instituciones como el Incaa o el Goethe Institute, también colaboraron las embajadas. Si alguna institución no quiso apoyar no nos enteramos.

¿Y el actual Gobierno de la Ciudad, los ayuda?

–Te cuento nuestra experiencia. Nosotros siempre obtuvimos un apoyo institucional del Gobierno de la Ciudad, no económico. En el 2006 ganamos el concurso del Fondo Metropolitano, para fondos, capacitaciones y demás. Al año siguiente me entero que en la Legislatura alguien del PRO había presentado un pedido de informe quejándose de que el gobierno hubiera ayudado a un festival de cine gay. Un pedido además muy complicado de responder, porque tendríamos que fundamentar de mil maneras posibles por qué ganamos el concurso. Eso se debatió y se resolvió que era algo meramente ideológico, entonces quedó ahí. Siete meses después vuelven a presentar lo mismo, también una persona del PRO. Por suerte quedó ahí. Pero la verdad es que este gobierno ha tenido, por lo general, una política desastrosa. Yo tuve hace poco una reunión con el Ministerio de Cultura y ahora están en una postura de abrir un poco más, con el objetivo de hacerlo “seguro” para el turismo gay. Pero creo que es un acomodamiento más ligado a los beneficios económicos.

¿El Diversa tuvo además repercusiones en el ámbito internacional?

–Dentro de Latinoamérica fue el primer festival importante y empezó a caer como referente y a entablar lazos con festivales de afuera, como con el de Berlín, donde me invitaron a participar como jurado. Además Diversa fue invitado por el Ministerio de Cultura de Venezuela a presentarnos en Caracas y otras seis ciudades más, y eso fue muy impresionante porque allá está muy tapado el tema. En otra oportunidad fuimos a un festival independiente de cine de Venecia. Allá habían armado una fiesta de Diversa en una isla, era increíble...

Esos festivales siguen funcionando...

–Sí, es que en Europa es más fácil conseguir fondos, aunque también esos festivales sean de bajo presupuesto...

¿No pensaron llevar el Diversa a otras provincias? Porque la realidad que se vive en el interior es muy distinta de la de la capital...

–Desde el comienzo lo pensamos. El tema es que no logramos asociarnos a una organización local, que se pudiera comprometer a trabajar con continuidad. De todos modos, logramos ir a Córdoba, a Mendoza, a Mar del Plata, a La Plata. Cada lugar fue distinto. En Mendoza les llamaba la atención que estuviera avalado por la Secretaría de Cultura y que se hiciera en un cine municipal y universitario. Y si bien no fue un éxito de público, creemos que fue necesario plantarnos ahí para visibilizar. En Córdoba la gente era más abierta, pero pasaba algo muy gracioso. Empezaba la película y la sala no estaba llena, a los diez minutos entraban todos diciendo “llego tarde, llego tarde” y se llenaba. Llegaban tarde para que no se los viera haciendo la cola. Después se iban rapidísimo. En Misiones, Oberá, algunos cortos no los pasaban porque pensaban que eran muy fuertes para el público. Por ejemplo un corto donde una nena contaba con total naturalidad que su papá era travesti. Pero por lo menos algún material se pasó y estuvo bueno.

¿Es el final de un ciclo o de una etapa?

–No sé si tildarlo de final. Creo que es una transformación. Para mí el festival fue un antes y un después en mi vida. Sé que vienen un montón de cosas y que todo puede ser distinto.

Para terminar, ¿existe para vos el arte, la literatura, el cine GLTTB, como género?

–Es una gran discusión esa. De algún modo me podría jugar a decir que sí, pero así como otros géneros tienen reglas o condiciones que los definen, cuando empezás a ver mucho cine GLTTB te das cuentas de que también hay ciertas cuestiones que se repiten sin importar la época. Sí importa la visión: es desde ahí que uno puede llegar a definir. Hay películas con personajes gays que no tienen nada que ver con lo gay. Se trata de una categoría transversal, en algunos casos es una cuestión meramente estética, en otros de cómo cuenta lo que cuenta. Es según cómo esté planteado. Lo gay tiene sus códigos. También lo lésbico o lo trans. Pero habría que llegar por consenso escrito a determinar cuáles son los requisitos básicos para definirla, y eso todavía no se ha hecho.

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Gabriela Waisman
Imagen: Sebastián Freire
 
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