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Viernes, 9 de julio de 2010

¿En nombre de quién?

El primer paso fue un tropiezo: el dictamen de mayoría de la Comisión de Legislación General del Senado fue en contra de la ley votada en Diputados. Hasta el próximo miércoles ni siquiera se sabe si esa ley será tratada en el recinto de la Cámara alta, antes el plenario de representantes de las provincias deberá votar por sí o no a su tratamiento. En cambio, tiene dictamen mayoritario un proyecto alternativo para regular las relaciones de parejas del mismo sexo según una nueva figura que excluya explícitamente la adopción de niños y niñas para estas parejas. Una joya del apartheid impuesto a quienes eligen formas de afectividad y relación distintas de las heterosexuales. La piedra de toque de esta decisión fueron los niños y niñas. Niños y niñas hipotéticos a quienes se ha hecho hablar en campañas públicas, en afiches, en sopts con frases tan macabras como “si luchás por tus derechos no podés obrar torcido” –video que todavía puede verse cliqueando en el ícono de YouTube en la página de la agrupación ValoresPro–. Niños y niñas que aparecen en fotos fijas porque nadie les preguntó, porque en realidad a nadie le importan. Lo que está enmascarado detrás, como puede verse analizando los discursos que se oponen a la ampliación del matrimonio, es el miedo. Y detrás del miedo, el odio. A nuestros hijos e hijas, lxs que ya existen, a ellxs se lxs ha obviado. Sin embargo, hablan. Como habló, a través de la voz de su padre, Daniel Lezana –a él no se le permitió leer sus propias palabras en el Senado como si fuera vergonzante hablar de su familia–, como hablan los jóvenes que le escriben a su madre la carta que reproducimos a continuación. Porque no vamos a hablar en nombre de nuestros hijos e hijas, pero sí les vamos a dar la palabra cada vez que sea necesario:

Como hijos de madre LES apoyamos infinitamente el matrimonio entre parejas del mismo sexo, y creemos en el AMOR ante todo, cosa que aprendimos gracias a una crianza abierta y sin prejuicios. Tambien aprendimos a no catalogar a las personas por su apariencia, ni su atraccion sexual. Aprendimos a respetar tanto a los HOMBRES como a las MUJERES, defendiendo siempre los derechos por igual. Gracias a esto, hoy somos lo que queremos ser, orgullosos de nuestra madre, nuestro padre, nuestros hermanos y toda nuestra familia.

Para algunos, tener padres gays es una falta de moral, o de ética. Nos sentimos muy felices de haber tenido la oportunidad de pasar parte de nuestra niñez con dos madres, y esto realmente nos abrió la cabeza para ver las cosas desde otro punto de vista, otra perspectiva de la vida. Cuando hay amor, felicidad, y buenas energias, hay una buena crianza. No importa si los padres son dos hombres, o dos mujeres. Es lamentable ver por televisión la falta de comprensión, la falta de coherencia y la falta de amor. Católicos hablando en nombre del Señor, pidiendo arrepentimiento para estos “pecadores”, politicos conservadores sumergidos en un sistema retrógrado hablar cosas sin sentido alguno. Escuchar en la calle, o en la vida cotidiana insultos humillantes que degradan y ofenden a hombres y mujeres. Basta de hipocresía, basta de violencia, basta de discriminación.

¡El mismo amor, los mismos derechos!

Desde Bariloche mandamos buenas vibras, vieja, te aguantamos en ésta y en las que vengan.

tus hijos
Juan Galassi 36.328.537
Paulino Galassi 38.550.206

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