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Viernes, 8 de octubre de 2010

LIBRO

Literatwitter

Tryno Maldonado explora el coto de caza para las nuevas generaciones.

 Por Daniel Gigena

Un narrador atildado, culto, chic, esnob, gay y rico, que vive su vida a través de los hombres con quienes se acuesta, recompone en noventa y nueves escenas su romance con Golo, la promesa genial de las artes mexicanas, alguien comparado con Mark Rothko y Robert Rauschenberg, hasta que el joven pintor desaparece bruscamente. Los artistas de la generación Atari, así bautizada por su afición a los videojuegos y por su formación más bien nula (aunque se diga que es porque nacieron en los años setenta), sólo quieren divertirse (coger mucho), tener éxito y ganar dinero. En el mundo artificial de las galerías, los museos y los art dealers, las novedades se aceleran y las ofertas, producto del lavado de dinero y la evasión de impuestos (estamos en América latina) se elevan a la enésima potencia. El dinero, para Golo, apenas sirve para comprar drogas, cocaína sobre todo, pero también XTC, heroína, hiperbólicos y alcohol, pizzas y Coca-Cola, ropa de marca y enseres domésticos estrafalarios. En la memoria obsesiva del amante, su imagen se reduce a la de un par de zapatillas Converse, obsequio de un junkie inglés, quien también es el que facilita la anécdota que da título a la novela. Versión libre queer de la fábula del cazador cazado (pero con una moraleja amoral o decididamente sin ella), Temporada de caza para el león negro también promete más de lo que entrega. La escritura destilada de Tryno Maldonado, cuya narración sostenida en repeticiones, como estribillos, mantras o ideas fijas, o incluso como epígrafes o nombres de obras sin concretar, produce efectos hipnóticos, como algunas de las tentadoras drogas que consumen los personajes. Sin embargo, la historia central del romance entre el erudito y el pintor (un poco a la manera del filme El amor es el diablo, que contaba los agitados días de Francis Bacon junto a George Dyer), con su malditismo desaforado y una pose antiestablishment no muy decidida, queda por debajo de las dos pequeñas historias que apuntalan la novela: la del león negro y la del final, con marineros noruegos en una fonda de las Ramblas, en una especie de postal ibérica de Tom de Finlandia.

Novela detestada y amada en México al momento de su publicación (como testimonian los comentarios de varios blogs dedicados a la literatura local), cabe señalar que fue finalista del Premio Herralde en 2008 cuando, con toda justicia, ganó Daniel Sada con Casi nunca. El autor, nacido en 1977 en Zacatecas, es autor de Temas y variaciones y Viena roja. En su blog, atari2600, pueden seguirse algunos avatares de la novela: reseñas extranjeras, seguramente más atinadas que ésta; fotos de amigos o admiradores e influencias develadas por el autor como si Temporada... fuera El código Da Vinci. Aun así, el efecto de lectura de su novela en tiempos de Twitter puede compararse al de una visita guiada a una galería, con obras tan efímeras como festejadas, luego de haber fumado un cigarrillo de marihuana en el baño.

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Temporada de caza para el león negro

Tryno Maldonado


Anagrama (Narrativas hispánicas)

126 páginas

 
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