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Viernes, 14 de enero de 2011

ENTREVISTA

Sin comentarios

Muchas cosas cambiaron para Agustina Vivero en los últimos dos años: convertida en Cumbio para todo el mundo, la chica de los siete fotologs dice que su soltura para identificarse como lesbiana fue una ayuda para muchas otras chicas de su edad; aunque esa misma soltura la haya obligado a quitar los comentarios de sus páginas para evitar agresiones. Protagonista de su propio libro, de un documental y notera durante el año pasado del programa Vértigo (Telefe), Agustina es de la generación que creció creyendo que la imagen es (casi) todo.

 Por Flor Monfort

Dos años después de haberte convertido en un personaje público, ¿tenés amigos del fotolog?

—Algunos. Al principio le daba cabida a todo el mundo y con el tiempo me fui dando cuenta de que no todos eran amigos, que muchos querían entrar a boliches gratis o sacarse una foto conmigo y nada más. Pero sí conservo amigos que tienen historias increíbles, en parte por eso mi hermano, que es productor de Endemol, me prestó una cámara y me dejó filmarlos. En eso derivó que yo entre como notera en Vértigo, que fue lo que me hizo más conocida. Una de las historias que filmé primero es la de un amigo de 15 años que estaba saliendo con una chica de 19 y estaban obsesionados con tener un bebé. Otro amigo que quiere que lo llamen con un nombre de mujer pero no es gay... Historias raras de gente que quiero mucho y que sí, la conocí en el fotolog.

¿Qué fue lo que más te gustó cubrir en Vértigo?

—Cuando se estaban suicidando chicos en Rosario de la Frontera, me impactó mucho. Y estaba sin mis papás, trabajando. Cuando llegué, ya se habían matado ocho chicos, con el mismo color de corbata... Nunca entendí por qué lo hacían, pero creo que era porque no tenían estímulos, estaban muy solos, tal vez sentían que no tenían futuro o que no podían decir lo que sentían. Yo hablé con sus familias, amigos, otros chicos que habían intentado matarse. Fue muy fuerte.

¿Cómo está el fotolog de Cumbio hoy?

—Tengo siete. Para mí es un trabajo, en un punto, pero también está bueno conservarlo. Es muy simple, saco fotos y las subo, y no uso ninguna cosa rara, les pongo luz, un poquito de sombra para que queden más llamativas y listo. Fotolog te muestra un cuadradito de la foto antes de que entres, entonces me di cuenta de que tienen que ser fotos buenas, con colores, para que a la gente le llamen la atención. Fotolog.com/cumbio lo tienen agregado 200 mil personas y tiene 60 millones de visitas.

Ya hay una generación menor que vos que está en Internet, ¿en qué andan?

—Mis primos de 8 y 10 años me hablan por msn, me piden que les mande música, saben poner los iconos y son rapidísimos. Yo hasta los 14 no supe usar una computadora, y ellos ya manejan el mouse casi de bebés, eso es genial.

¿Qué te dicen por la calle?

—De todo. “Te amo, Cumbio”, “sacate una foto conmigo”, pero también me pueden gritar “torta”. Cuando voy a bailar no puedo estar con ninguna chica, estoy trabajando. Me gusta hacerlo, si uno trabaja en los medios tiene que estar feliz para la gente.

¿Por qué pensás que pasó todo esto con vos?

—Yo creo que hay muchas cosas: primero la revolución de Internet, creo que a partir de mí, muchas marcas empezaron a publicitarse en Internet, que antes no lo hacía casi nadie. Se dieron cuenta de que había un mercado. Ahora hasta los políticos quieren tener Twitter. Pero después está el tema de la sexualidad, mucha gente me agradece el haber contado que me gustan las chicas como algo tan natural, porque a partir de ahí se empezó a charlar en la mesa de sus casas.

¿Siempre te gustaron las chicas?

—Yo no entendía en la primaria por qué todas querían darse besos con los chicos. Yo no me quería dar besos con nadie. Mi primer beso fue a los 15 con una chica, y ahora eso es tardísimo, sos un lelo si te besás recién a los 15. Después me besé con chicos, como para probar y no me gustan.

Al principio decías que eras bisexual.

—Sí, pero a mí se me nota que soy lesbiana a tres cuadras. Yo decía bisexual porque no sabía bien, pero siempre me gustaron las chicas. Tengo 19 años y estoy muy segura de que me gustan las mujeres, pero no sé lo que puede llegar a pasar. Además, antes la palabra lesbiana era fuerte, lo sigue siendo ahora, es más fuerte que gay.

¿Lo hablaste con tus papás?

—Nunca me senté a hablarlo, nunca les dije “yo soy lesbiana”. Una vez mi mamá me preguntó si estaba enamorada de una chica y cuando le dije que sí, me puso mala cara y me dijo “yo la odio”. Después dejé de estar con esa chica y estuve con la que fue mi novia durante tres años, hasta hace poco, Marulina, y cuando se la presenté me dijo “la amo”. Tiene una fascinación total con ella. La llevamos en auto a la casa para que no ande por la calle.

¿Tenés ganas de casarte?

—Sí, todo lo cursi me encanta. Creo que no existe persona más cursi que yo. Yo regalo bombones, flores, ositos, paseos de la mano, todo lo cursi que se te ocurre, quiero hablar con la mamá, todo, todo. Con mi ex novia, cada vez que la veía le llevaba su golosina preferida. Y desde que sé hablar que quiero casarme, pero falta.

En la marcha en contra del matrimonio igualitario fuiste agredida. ¿Qué pasó?

—Lo bueno es que no me insultaron, pero me decían “te vas a ir al infierno por lesbiana”. O “Dios te ama, todavía tenés tiempo”. Yo me muero de la risa, no me puedo poner a discutir todo porque si no me aceptás, ya está, es la decisión que tomaste. Igual, es parte de la nota contestar cada cosa que me decían, les explicaba lo que me pasaba a mí y a tanta otra gente que sienten distinto que la media. La gente que es cabeza cerrada hasta que no le pase de cerca, es difícil que lo entienda.

¿Y qué te pasó cuando salió la ley? ¿Te pareció natural o increíble?

—Fue muy positivo, pero me lo venía venir: ya estamos en el 2011, si no pasa ahora, vamos mal todos. Me puse refeliz, pero para mí es natural. No me parece raro cuando alguien me acepta como si nada, me parece raro cuando todavía una chica me dice “no sé cómo decírselo a mi mamá”.

¿Y te pasa?

—Me pasa, pero ya es muy raro. Ahora es más normal que un amigo me diga “mi mamá me preguntó si tengo novia o novio”. Me acuerdo que cuando empecé a salir con chicas, a los 15, tenía miedo. Y no me quería separar de ella porque pensaba que nunca iba a encontrar una chica que le gusten las chicas.

Muchísimas chicas me han preguntado cómo decirles a sus papás que son lesbianas y yo les digo la verdad: cada una conoce a su familia y sabe cómo va a reaccionar, y saben si es necesario contarlo en ese momento. Yo pienso que debe ser horrible no poder hablar con tus viejos. Yo jamás tuve que ocultar lo que soy. Debe ser horrible además no hablar como querés, no vestirte como te gusta. A la mayoría de los gays y las lesbianas se les nota, ¿sabés lo que debe ser estar fingiendo? Pero no soy la mejor para aconsejar porque nunca me senté a hablar con mis viejos, fue natural.

¿Cómo es tu familia?

—Mi mamá es ama de casa, mi papá es plomero y mi hermano tiene 35 años y es productor. Mis papás son gente grande, no tienen muchos estudios, hasta el año pasado mi abuela decía “¿cómo puede ser que le gusten las chicas?”, pero ellos le contestaban “es nuestra hija”. Después se le pasó y quería que la vaya a ver con mi novia. Una vez yo me peleé con mi mamá por esa chica que ella odiaba y mi papá nos dijo “peléense por lo que quieran pero por eso, no”.

¿Cómo construís tu look?

—Fue pasando. Me gusta mirar thecobrasnake.com, que es el fotógrafo de fiestas más conocido, miro la ropa de ahí; con algunas cosas me inspiro y las copio. Pero trato de ser yo: alguna ropa me la compro en Palermo Soho, gasto en eso porque pienso que la imagen es importante. El corte de pelo lo tengo desde siempre, ahora lo uso más cortito porque me había teñido y se me arruinó, pero siempre lo usé así. Ahora uso camisitas arremangadas o cortas, jeans rotos y ojotas. Tengo una representante, pero no me asesora. Si tengo dudas, le pregunto a mi hermano.

Ahora no aceptás comentarios en tus fotologs, ¿por qué?

—No tengo tiempo para devolver todos los comentarios. Me han dejado cosas feas, yo soy consciente de que hay gente que dice cosas de mí, pero no me estreso. Yo pensaba que me odiaban por lesbiana, porque es lo que más me dicen, “lesbiana” o “gorda”, pero ninguno de los dos me afecta: puedo estar rellenita pero es problema mío y lesbiana soy, así que no me van a poner mal.

¿Qué cosas te sacan?

—La injusticia. Mi mejor amigo de sexo es mujer, pero siente que es hombre. Me saca que los varones que saben que nació mujer le quieran pegar, me vuelvo loca. Como Alejandro, el chico de Gran Hermano, es la misma historia. Pero la verdad es que la vida es tan linda, hay tantas cosas hermosas para disfrutar que no me quiero hacer mala sangre. Cuando leía un comentario feo sobre mí me ponía mal pero ya no.

¿Cómo querés seguir tu carrera?

—Me gustaría hacer radio, tengo proyectos pero no te puedo contar porque todavía no están confirmados, quiero estudiar realización. Hice un año de periodismo y no me gustó. A mí me gusta comunicar las nuevas tecnologías, Internet, nativos digitales, 2.0. pero ahora es verano, estoy descansando como cualquier chica. Y además, estoy soltera. Eso ponelo.

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