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Viernes, 18 de febrero de 2011

EGIPTO SIN MUBARAK

Después de la tormenta no hay arco iris

Esperanza y espanto son las dos reacciones que despiertan en los analistas lgbt los acontecimientos de El Cairo primero, y los cambios de mano en el poder de Egipto ahora. Ambas posturas comparten la certeza de que, más allá de lo que siga, es un momento clave para la visibilización de una realidad homófoba que lleva años perpetuándose, ya que el mundo está destinando una mirada un poco piadosa y un poco curiosa, mensurable en horas de CNN y entradas en Google. Tanto mujeres como homosexuales, ambos grupos históricamente afectados por los valores religiosos y culturales, han levantado sus voces, se han hecho ver y eso significa un paso muy importante para la toma de conciencia y el armado de lazos entre pares. En Egipto, donde la homosexualidad es severamente castigada, la presencia lgbt está cada vez más presente en las producciones culturales, entre líneas o como reclamo cierto. Se vieron banderas arcoiris, pocas y breves, pero se vieron en la plaza. “Estoy impresionado por la firmeza con la que la comunidad lgbt está participando de las protestas con el resto de la gente. Pero al margen de eso, creo que nadie sabe qué puede pasar en el futuro”, dijo Scott Long, el coordinador del área lgbt de Human Rights Watch, quien estuvo en contacto con algunos de los valientes que participaron en las marchas. Lo hacían en un país que tortura ante la sospecha de homosexualidad y, ante la confesión de parte, condena con prisión. Lo hacían a su vez en la plaza Tahrir es un lugar simbólico para todos y un lugar clave para unas minorías que la han tomado hace años como espacio clandestino de encuentros entre hombres.

Una región que es paraíso de la trata de mujeres y niños para prostitución puertas adentro, mientras públicamente cualquier manifestación de carácter sexuado es considerada una herejía.

En 2004, Long fue el principal denunciante de la persecución antigay en Egipto, desde una publicación realizada en inglés y árabe. La versión en este idioma contó con 80 mil visitas durante el primer año en que estuvo colgada. Es Long quien advierte que el principal opositor del gobierno de Mubarak, Muslim Brotherhood, es una organización fundamentalista que nunca abrazó la causa lgbt sino todo lo contrario. Estos grupos musulmanes sí que estaban presentes y muy visibles durante las protestas en las calles de El Cairo.

A las épicas y hasta ingenuas versiones de una revolución de los jóvenes y de Internet, que por extensión y sin mucha reflexión podría ser interpretada como un triunfo de la igualdad, los derechos humanos y un mundo más justo y democrático, se oponen los resquemores por una contienda que se resuelve finalmente cuando el ejército actúa y decide quitarle el apoyo a Mubarak, marcar el paso.

“No se puede pedir un montón de cambios que tienen efectos diferentes en las personas, quiero decir ya pedir ‘libertad’ y ‘la caída del régimen de Mubarak’ es mucho, así que imagínese lo que pasaría si les preguntamos por los derechos lgbt”, declara en una entrevista virtual el blogger egipcio más popular en la web que se esconde o se presenta bajo el nick de “IceQueer”. Ice queer, quien declara que con esfuerzo y algunas limitaciones es posible estar fuera del closet en Egipto, claro que entre un grupo de amigos selectos y una familia especial, tiene una visión optimista de la tormenta que se desató en la plaza contra la dictadura de Mubarak: “Creo que tuve suerte porque el día que fui a la manifestación de Tahrir fue un día muy tranquilo, después de que la violencia policial hubo terminado y antes de los ataques de matones de Mubarak. ¡Me encantó la diversidad que vi! Yo estaba con un cartel diciendo “seculares” en árabe, inglés y francés y también mis amigos (heterosexuales, homosexuales, mujeres, cristianos y musulmanes) fueron con carteles similares, y todos cantaban que esta protesta es para la gente y no para cualquier partido o religión. ¡Todo era muy bonito y parecía un carnaval de Europa!”.

Sin ironía, con cierto entusiasmo por un cambio que aquí podría leerse como resignación, agrega el blogger que “la comunidad lgbt de Egipto sólo podrá tener sus derechos cuando Egipto se convierta en un país laico real”. Suena a un futuro demasiado lejano. Ojalá, no haya que esperar ni nadie quiere esperar que tantas cosas estén bien para que otras cosas estén mejor. l

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