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Viernes, 11 de julio de 2008

Vaderetronline

Internet, capaz de multiplicar información, imágenes e intimidades, también ha demostrado su gran capacidad para multiplicar los panes de la homofobia. Los grupos cristianos evangélicos son los más afectos a esparcir su odio por la red y, gracias a ella, sus alocadas propuestas y convicciones trascienden los pequeños templos y las improvisadas organizaciones. Curiosamente, los países que más han avanzado en acciones afirmativas hacia la comunidad, y cuentan en su legislación con el matrimonio civil para parejas del mismo sexo, son los más prolíficos en esto de armar redes virtuales contra el mal de la diferencia.

 Por Mariana Enriquez

Internet funciona como un espejo del mundo real, y un espejo amplificado, que como en un juego se repite hasta el infinito. Es decir: claro que hay homofobia en el mundo real. Por lo tanto, hay homofobia en Internet. Pero lo que la red permite es una ampliación del discurso de odio y una difusión que, en la gran mayoría de los casos, estos grupos o individuos no tendrían. Y aunque cada país tiene su odio incubándose, y en muchos casos expresado, los sitios con más frecuencia aparecen originados en países que hace poco han tenido una acción afirmativa hacia la comunidad gay. En este momento, gracias a la ley que aprueba el matrimonio entre personas del mismo sexo en España y Estados Unidos, sitios de ambos países arden de prejuicio y rabia, y se propagan; no debería sorprenderle a nadie que, además, estos sitios pertenezcan por lo general a grupos religiosos, en su mayoría cristianos evangélicos en pico de fanatismo exaltado.

Dios es odio

El sitio homofóbico más famoso de la red es www.godhatesfags.com

Y si no fuera por la red, es dudoso que sus fundadores hubieran podido conseguir su extraña celebridad fuera de Estados Unidos. Se trata, entonces, del sitio de la Iglesia de Westboro en Topeka, Kansas, organización religiosa cuya historia es tan retorcida que merece un cuento de Flannery O’Connor, por lo menos. Fue fundada en 1995 por el reverendo calvinista Fred Phelps, y casi la totalidad de los fieles está compuesta por la familia del ya anciano predicador, quien no les permite a sus devotos matrimonios fuera de la iglesia (son en total 71 personas, aunque algunos estiman que con algunos parientes más la cifra sería de 150). El principal enemigo de Phelps, desde sus inicios, fue la homosexualidad: parece que lo que lo enloqueció en su momento fue la actividad sexual de hombres gays en un parque cercano a su casa. ¿Fred se habrá sentido atraído? Como sea, el lugar de encuentro, que el reverendo visitaba en paseos, fue el disparador de la locura (así consta en un documental escalofriante sobre la iglesia llamado Fall from Grace). Desde que existe Internet, los de Westboro han lanzado una campaña espeluznante desde su sitio: para Phelps, toda actividad sexual fuera de la cama matrimonial es una abominación, pero yacer con alguien del mismo sexo directamente envía a los participantes al infierno y, para él, es un crimen que merece la pena de muerte. Su misión como ministro de Dios en esta tierra, cree Phelps, es hacérselo saber a los pecadores.

¿Cómo? Bueno, tiene varias tácticas, pero la más cruel es hacer piquetes en los funerales de hombres y mujeres gays. En muchos casos, sobre todo en los años ‘80, se trataba de gente que había muerto como consecuencia del sida (que, para Phelps, es por supuesto una maldición divina). Allí se paraban y se siguen parando, con sus carteles que dicen cosas como: “Dos derechos gays: sida e infierno” o “Cuando los maricas mueren, Dios se ríe”. No sólo hacen “protestas” en funerales de personas gays: también lo hacen en los servicios para aquellos que “promueven ese estilo de vida”. Hace seis meses, cuando murió el actor Heath Ledger (de 29 años), que interpretó a un vaquero gay en la película de Ang Lee, Brokeback Mountain, la iglesia de Westboro amenazó con aparecerse por ahí (el video de Phelps anunciando su acción e insultando a Ledger puede verse en http://www.signmovies.net/videos/signmovies/hih.html). El cuerpo fue enterrado en Australia, país natal de actor, así que la familia se ahorró este espanto agregado. Pero lo sufren demasiado seguido muchísimas personas anónimas en todo el país: hasta hoy, la iglesia ha gastado 250 mil dólares en viajes para sus piquetes.

Pero quizá lo más escandaloso no sea toda esta locura. Lo más escandaloso es que la iglesia de Phelps se hizo aún más “famosa” —es decir, alcanzó a los canales de televisión y consiguió varios documentales (uno puede verse en YouTube y se llama The Most Hated Family in America)— cuando comenzó a hacer demostraciones en funerales de veteranos de Irak. ¿Por qué los odia también Phelps? Porque odia a todo el mundo, y porque dice que el estado federal le puso una bomba en el patio para detener su prédica. Y porque está convencido de que Dios es un Dios de odio, tal como según él lo demuestra el Antiguo Testamento, y que no tendrá piedad con sus detestadas criaturas. Es sintomático que, recién cuando se trató de los jóvenes héroes soldados, la intolerancia de este anciano demente y su familia llegó a la televisión. Antes proliferaban las denuncias, pero los de Westboro se consideraban poco más que un chiste de mal gusto. Aunque están monitoreados por la Liga Anti-Difamación de Estados Unidos, que los consideran un grupo de “odio”, no se ha encontrado (o buscado) la forma legal de detenerlos.

La voz de la reforma

Y la Iglesia de Westboro además se encarga, por supuesto, de brindar asilo para quienes son rechazados por lo que ellos consideran “censura” a su libertad de expresión, mientras que quienes detienen sus discursos de odio sencillamente hablan de delito. Es el caso de Donnie Davis, un pastor de Houston, Texas, que además es músico y “homosexual reformado”. Tiene una canción llamada “The Bible Song” que fue rechazada por servicios online como YouTube o MySpace. La Iglesia de Westboro le prestó lugar, por supuesto. El sitio de Donnie se llama www.lovegodsway.org (“amor a la manera de Dios”) y él es un hombre de unos cuarenta años, de rostro redondo y bonachón; está un poco excedido de peso, toca la guitarra y sonríe todo el tiempo. Pero la canción de marras, escondida detrás de ese título genérico, tiene una letra que seguro hace las delicias del reverendo Phelps, y que fue el motivo de rechazo para su difusión online en los sitios más populares: “Dios odia a los putos / Si vos los sos, te odia también / Leé la Biblia, asegurate de entrar al cielo, no hay puerta de atrás / Jesús, el salvador, es el único hombre para mí”. En su sitio tiene una guía para padres donde los orienta sobre las bandas y músicos “gays” que deben prohibirles a sus hijos: ahí, en tierno montón, están desde los Rolling Stones hasta ¡Kansas!, pasando por The Cure (Donnie acota “usan maquillaje”) y Rufus Wainwright. Además tiene un programa de rehabilitación llamado C.H.O.P.S. cuyo subtítulo es “Cambiando a los homosexuales en gente normal”. No explica mucho el método, sólo dice que se trabaja con el testimonio y la plegaria. Predecible. Donnie, además, está un poco confundido. Su héroe es Oscar Wilde, de quien dice: “Fue un homosexual reformado. Vio sus errores en prisión, se arrepintió y murió como cristiano”. El pobre Oscar, malentendido una vez más.

Donnie Davis es lo que podríamos llamar un loco suelto, y su sitio es tan ofensivo como patético, y hasta gracioso. Pero hay otras organizaciones que tienen fuerte presencia y difusión en Internet que no son ningún chiste. Forman parte de la Mayoría Moral de Estados Unidos, la misma que tiene en jaque el derecho al aborto en ese país, la misma que hará muy difícil que se consiga la unión entre personas del mismo sexo fuera de los estados menos conservadores, la misma que defiende el derecho a portar armas, niega la evolución darwiniana y el calentamiento global.

Los lobbistas bíblicos

El sitio de la American Family News Network es www.onenewsnow.com y de lo que se encarga es de “traducir” las noticias para los cristianos del mundo de habla inglesa y de dar su propia perspectiva con columnas de opinión, y demás. El director es un canadiense llamado Fred Jackson, lo que viene a demostrar que esta suerte de integrismo cristiano no es exclusiva de EE.UU. Todo parece muy respetuoso, empezando por el sobrio diseño de la página. Pero basta con cliquear sobre alguna de las columnas especializadas en género para ver de qué va esta gente. Escribe en la última edición un señor abogado llamado Matt Barber: “Probablemente han escuchado la frase relativista que dice ‘el casamiento gay no le hará daño a nadie. ¡Vivan y dejen vivir!’. Bueno, no compren esto por un minuto. Recientemente, la Suprema Corte de California, con cuatro doctores Frankenstein vestidos con trajes negros, han soltado la paradójica abominación llamada ‘matrimonio del mismo sexo’ en el país. ¿No es la palabra abominación un poco fuerte? No, señor. Dios la usó. Y les voy a dar un ejemplo de por qué lo hizo. La ciudadana de Virginia, Lisa Miller, madre de una niña de seis años llamada Isabella, estuvo ‘envuelta’ en la homosexualidad por un corto tiempo. Por suerte encontró la libertad del destructivo modo de vida gay —como lo han hecho otros muchos— a través de una relación personal con Jesucristo; y hoy, junto a Isabella, es cristiana. Desde hace cinco años, Lisa e Isabella han estado intentando vivir sus vidas en paz en su casa de Virginia. Pero desafortunadamente no han podido porque el oscuro pasado de Lisa vuelve para atormentarla. Están siendo el blanco de un vicioso ataque legal de parte de militantes homosexuales. Escandalosamente, y gracias a la presión de estos grupos, la Suprema Corte de Vermont sentenció en marzo que Lisa debe compartir la custodia de su propia hija con Janet Jenkins, una mujer que, por un corto período de tiempo, fue la ‘compañera civil’ de Lisa. Jenkins no es familiar de Isabella, y es una extraña para la niña. A pesar de esto, la Corte le concedió visitas parentales. La pequeña Isabella, que le tiene terror a esta extraña y está comprensiblemente confundida por su bizarro estilo de vida, ha sufrido un tremendo trauma emocional. Incluso hay preocupaciones sobre su bienestar físico”.

No hace falta enumerar, porque están clarísimas, las infamias que incluye esta infame columna. Pero sí hay que aclarar que grupos como éste no son excepciones: son organizaciones con intereses y poder político que encuentran militancia y votos en los ciudadanos más conservadores e intolerantes; y hay que decir que consiguen ese poder con pasmosa frecuencia.

Otro grupo particularmente desagradable —porque, al menos, se podría esperar de ellas cierta solidaridad por género, pero ¡todo lo contrario!— son las Concerned Women of America, que están en www.cwfa.org. Traducimos: son las “Mujeres Preocupadas de América” y se ocupan de una amplia agenda pasmosamente conservadora y anacrónica, con especial énfasis en el tema gay. ¿Cuál es su estrategia básica? Demostrar que el movimiento y el activismo gay son un lobby de poder maquiavélico, y así dar vuelta el argumento que se esgrime contra estas organizaciones conservadoras: “Ellos son los poderosos, no nosotros”. (El movimiento gay de EE.UU. es muy poderoso, ciertamente, ¡pero eso no es algo malo!) Dicen, por ejemplo: “Los americanos que se identifican como gays o lesbianas son apenas el 3 por ciento de la población. Aun así el movimiento homosexual, liderado por grupos de presión extremista como la Campaña por los Derechos Humanos (HRC), representa, per capita, uno de los más poderosos y ricos lobbies políticos, con un presupuesto anual de 50 millones”.

Las mujeres no son las únicas que sorprenden por su falta de solidaridad. Una de las voces homófobas más clamorosas es la del reverendo Ken Hutcherson, ex jugador de los Dallas Cowboys —la homofobia en el deporte es tema aparte y merece su propia nota—, hombre de raza negra que lidera la iglesia Antioch Bible Search (http://www.abchurch.org/); hace poco amenazó con que sus fieles “abandonarían” los servicios de Microsoft porque la empresa acepta empleados homosexuales. En una nota le preguntaron por qué un hombre negro, teniendo en cuenta la historia de su gente, era homofóbico. Y dijo: “¿Usted vio a algún homosexual que tuviera que sentarse en la parte de atrás de un ómnibus, como nos pasó a los negros? Bueno, yo nunca vi ninguno. No se los discrimina”.

La homofobia, se sabe, no conoce de límites, ni de razones.

En la Madre Patria

Muchos arden de furia y odio en España. Claro, recién salió el matrimonio, que fue la excusa perfecta para darle voz a tanto resentimiento semiadormecido: han encontrado una causa. Sus voces se pueden encontrar sobre todo en el sitio http://hazteoir.org o “la web del ciudadano activo”. De tendencia católica furibunda, también tiene una pátina de sentido común que se desmorona ante una breve navegación. Llaman a protestar ante iniciativas como ésta: “El Ayuntamiento de Toledo promueve este año la ‘Semana del Orgullo Gay’ bajo el lema ‘Toledo entiende’, con un programa de actividades en el que se incluyen iniciativas orientadas a los niños y adolescentes, y con propuestas de actuación en el ámbito escolar. Envía al alcalde de Toledo tu más firme rechazo a esta iniciativa que atenta contra la infancia”. O hace una crónica de la marcha del orgullo gay de esta manera: “Veréis que hay ofensas a los católicos (alusiones a los curas, a monseñor Rouco Varela, a Su Santidad el Papa), al rey, al PP, a la familia. Y eso sin contar lo que no se ve: aparte de ‘carrozas’ desde las que sonaba a todo trapo ‘La Internacional’, o los ataques a gritos contra la Iglesia y sus miembros, o a la familia, a mí personalmente me llamó la atención una familia formada por, al menos, el matrimonio y un hijo de unos cinco años, al que se acercó una persona que desfilaba a decirle algo, y el padre de la criatura dijo a voz en grito: ‘Es gay’ (refiriéndose al niño) ¡Hasta ese punto llega el adoctrinamiento que propugna esta gente y sus simpatizantes!”. HazteOir se define como una organización civil formada por “amigos”, que pretende involucrar a la gente en la política. Aceptan donaciones con tarjeta de crédito, cheque o transferencia bancaria, y el sitio se traduce automáticamente al catalán, euskera, gallego, valenciano, portugués, inglés, francés, italiano, alemán, rumano, polaco, ruso, y hasta tiene versión para ciegos. Entre otros servicios, ofrecen un modelo para escribir cartas de lectores a diarios: automáticamente, desde el sitio, se envían cadenas de mails a 120 medios entre los que se cuentan El País, El Mundo, La Razón, ABC, La Vanguardia, El Periódico de Catalunya, 20 Minutos, Metro Madrid, La Gaceta de los Negocios, La Voz de Galicia, El Diario Vasco, El Correo Español, Heraldo de Aragón, El Norte de Castilla, La Voz de Asturias, y muchos más. La parte más escalofriante de HazteOir es, como suele ocurrir en Internet, el foro. Basta un ejemplo: un comentario de Roberto Baldini, miembro del foro que no se oculta bajo ningún anonimato, y escribe: “Lo dijimos cien mil veces: los niños criados por homosexuales (los pocos adoptados y los que provienen de paternizaciones fraudulentas —inseminación de lesbianas por sementales y arrendamiento de vientres por gays—) no salen monstruos, ni les crece el rabo o aparecen con un tercer ojo, pero de seguro tienen y tendrán graves problemas de conducta, adaptación, bajo rendimiento escolar, rebeldía, sexualidad reprimida (en los varones), sinergia sexual excesiva (en las niñas), mayor exposición para imitar conductas homosexuales y un relajamiento del tabú del incesto. Sólo la inhumana militancia del lobby gay puede someter a los niños a tal experimento envidiable por los ‘científicos’ nazis”.

Y todo esto dedicándoles apenas un párrafo a los bloggers homófobos, que proliferan como hongos y que son imparables. Algunos mantienen una fachada, como www.elentir.info, que es católico y publica textos titulados “Orgullo intolerante”, donde sólo pone foto de una marcha gay en la que se ve una pancarta que incluye la foto de un obispo en llamas... y linkea a los ya ubicuos HazteOir. Otros son más kamikazes, no permiten comentarios y sólo dejan su odio ahí, fermentando en el ciberespacio: es el caso del blogger peruano Fucking Life: “Esos malnacidos, y al decir malnacidos lo digo en serio, ¿gustarles alguien de su mismo sexo? Y, a veces, más patético aun, ¿vestirse como el sexo opuesto? Pero más me voy a referir a los maricones, no a las lesbianas, porque aunque igual son denigrantes, más odio y asco me causan los hombres que creen e intentan (de una manera grotesca, ridícula y deficiente) imitar a una mujer (llegando a ser una copia barata y mal hecha de una mujer). Y luego estos desgraciados hijos de la grandísima perra exigen respeto y tolerancia con desfiles más denigrantes y nauseabundos que pueden haber, cargando sus cartelitos y vestidos con plumas, tops, ¡shorts! ¡Exigiendo respeto! ¡Exigiendo respeto los muy hijos de puta! Los primeros que faltan el respeto a toda la población son ellos, con su forma de vestir y de actuar. ¿Acaso no se dan cuenta de que no son personas normales, y que más bien son la causa de un trauma sufrido en algún momento de su vida? Son sólo bodrios repulsivos e inmundos ante la sociedad”. ¿Un consuelo? El demente de Fucking Life también odia a los pobres, los “cholos”, la Iglesia, Dios y a los tarotistas; apenas postea desde febrero de este año y no permite comments, así que no intenten ir a darle una patada simbólica en la cabeza, porque tiene inhabilitada la interacción.

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Las pancartas de las comunidades homofóbicas, cuyos lemas se difunden en la web antes de cada marcha, identifican a la homosexualidad con el pecado, lo diabólico y con el fin de la familia.
 
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