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Viernes, 15 de julio de 2011

Quien quiera oír que oiga

 Por Marlene Wayar

De todo diálogo social algo positivo queda. El odio y el fundamentalismo necio de los sectores conservadores, las iglesias, los sectores de poder económico, mediáticos y políticos quedaron evidenciados, tal como sucedió en 1663 frente a Galileo Galilei. Se retractó y fue condenado, pero aquello que pretendió Galileo cambió el paradigma: la Tierra no pudo volver al centro de la creación.

Con el matrimonio igualitario ha sucedido a la inversa. ¿Qué perseguían quienes lo impulsaban? La inclusión dentro del paradigma: somos gay, nos amamos y tenemos derecho a ser reconocidos por el Estado. Reconocidos en los términos de ese paradigma para lo cual se exige sumisión a la hetero-norma; de binario (solo se casarán entre dos), de reproducción (esto excede procreación y adopción: reproducir el sistema), de fidelidad (no habrá excesos morales).

Con todo esto quedamos excluidas todas aquellas personas estrictamente Gltttbi que no cumplimos con la norma del paradigma y que no nos vamos a someter a él por considerar que es ese paradigma el que nos violenta y excluye…pero… ¿Quién dice que vamos a vivir tal y como lo decimos ante el juez? ¡Ah, bueno! Tampoco creo que mentir sea exigible.

Eso, entre otras cosas, tenemos a un año de matrimonio. Periódicos que siguen titulando "casamiento gay" cuando se casa una trava; asesinatos de odio como el de la Pepa Gaitán en Córdoba y Octavio Romero, que dejó de ser acosado por sus compañeros de Prefectura y fue hallado muerto en la costa de Vicente López; travestis que continúan en un no lugar laboral.

Al parecer, el mundo fuera de la comunidad continúa parecido al prematrimonio igualitario, y el silencio, las luchas de poder, el amiguismo, la imposición de violencia, la supresión de la voz ajena, el punterismo político, el me chupa un huevo mientras yo tenga trabajo, etc., mucho de lo comprendido en aquel no tan distante "Que se vayan todos" del 2001 siguen en pie sólo que con algunos/as de nosotras/os dentro. Ahora nos piden que vayamos por la Ley de Identidad: todxs adentro de modo compulsivo, todxs a cuadrarse, a ser hombre o mujer y quien no ¡que se joda! Que el rey ha muerto pero la Corona –el paradigma– goza de buena salud

No hemos cambiado, modificado, reformado, revolucionado, transformado ningún paradigma, sostenemos aquel que nos violenta a costa de nuestro amor y la búsqueda de la propia felicidad.

Comencé generalizando gay, continué os/as y finalizo todxs. No es ingenuo, quizás ahí esté la clave para comprendernos como comunidad. Y después de hablar con lxs otrxs podamos hablar entre nosotrxs y trabajar en las organizaciones para quienes supuestamente representamos, con nuestras formas de entender la construcción de vínculos en comunidad y nuestra mirada sobre el amor.

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