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Viernes, 18 de noviembre de 2011

LUX VA A ESCUCHAR DOVOIE SESTRI

¿Se chocan los planetas?

Ilusionadx con acabar junto con todo el mundo el 11 del 11 de 2011 nuestrx cronista casi se casa, casi va al Uritorco y casi canta en una banda que conjuraba los malos augurios. Ahora, se dedica a esperar y no sentadx, la llegada del 12 del 12 de 2012.

Viernes 11 del 11 del 2011, “tanto palo junto...” pensé apenas conseguí abrir los ojos que un error de cálculo en los barbitúricos (donde era 1 yo puse 11) me sellaron al vacío durante dos días, “un día tan fálico”, decía, no podría significar el fin de los tiempos. ¡Para nosotrxs no hay dudas de que este es el fin, me despertaron mis amigxs Sandro y Celeste con 11 libros de numerología subrayados en la página 11. “Y antes de morirnos haremos uso de nuestros derechos adquiridos, por eso ya mismo nos vamos para el Registro Civil. Que Sandro se peleó con el chico del sauna y que Celeste nunca tuvo novia oficial, qué importa, nos casamos entre nosotros, un puto y una torta tienen derecho al matrimonio igualitario. “Eran las 11 y 11 de la mañana y demasiado temprano para explicarles que iban a engrosar, sin quererlo, la lista de casados como dios manda. Total no hay libretas color arco iris, y después de todo, entre casarse y el fin del mundo, no hay tanta diferencia, pensé mientras los veía hacerse el ajuar...”

Ruido de mensajito en la computadora: lxs miembrxs de contactos sex, yiraban como si nada, manga de ignorantes, dirían mis amigos casamenteros y numerólogos que seguían con eso de que el 11 es un número maestro, así como sus múltiplos y cuanto más arriba ascendemos, mucho mejor, por lo que el 88 es el colmo de la maestría y ni hablar del 99, número inmortalizado por la espía del Superagente 86, destinada numerológicamente a superar al protagonista, que suma 14, que termina siendo un 5, un blef.

De pronto, un sms de la loca de mi amiga Diego: “¡Estoy en el Uritorco!” ¿En el uritorto? Siempre optimista la Diego junto a otros turistas del más allá esperaban ver alguna luz extraña cerca de esa enorme pila de rocas. “Te llevo un montón de zooms y más zooms de elementos extraños en el cielo que pueden objetos no identificados, de esos que tanto te gustan a vos, queridx Lux”, siempre cizaña la Diego.

A las 11 y 22 no cayeron bolas de fuego, a las 11 y 33 no sonaron las trompetas, y tampoco pasó nada a los 44 minutos de las 11. Pero no canté victoria; todavía faltaban las 11 y 11 de la noche, terrible coincidencia numérica iluminada por una esotérica luna llena. Yo, casi feliz, como las 235 parejas que se casaron ese día (2+3+5= 10 redondo).

Mi novix ocasional, que no cree en lxs brujxs, no asistió a la juerga gitana en el Burlesque, un bar bohemio cercano al Congreso. Llegué a las 11 menos 11. Ahí, mientras una banda de música balcánica llamada Dovoie Sestri se preparaba para empezar el show, Marlene Wayar y Susy Shock –chicas de Futuro Trans– estaban reunidas tejiendo estrategias junto a lxs chicxs de Mamichula de La Plata, la escritora Daniela Rojo, Helian y Nicole, entre otrxs. Atájense futuras víctimas de dicho aquelarre.

En una mesa alejada, el gran Sebastián el pequeño, ofrecía tarot gratuito. El Alarcón no pudo resistirse a esta práctica jodorowskiana mientras que el Trujillo lo esperaba en una mesa muy animada, donde las arepas y las cervezas circulaban como si fuera el fin del mundo. Todxs festejamos la puntual intervención de la banda gitana a las 11.11, que comenzó con un lamento gitano, ruido de cascabeles y acordeón que me recordó oscuras escenas mafiosas de las películas de Guy Ritchie. Dos voces, una dulce y femenina y la otra andrógina y grave del Tallo largo Tauil, daban un Pimpinela Balcánico muy bizarro.

Por las dudas y antes de que todo acabara a las 11.44 seguí a un lindo muchacho hasta el baño, lo miré fijamente, me interpuse en su camino y bueno, me pasé de la raya. Se hicieron las 11.22 y lxs únicxs que habíamos acabado éramos nosotrxs dos.

Resignadx a seguir en esta perra vida, no dejo de pensar que la última oportunidad que nos queda para reventar es el 12 del 12 de 2012, cerca del año maya, cuando la muerte me encuentre tal vez en una última cena con 12 exponentes de los 12 sexos del zodíaco, clavadx, como un salmón.

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