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Viernes, 30 de diciembre de 2011

La digna rabia

 Por Lohana Berkins

Para la comunidad trans y para la comunidad en general, este año ha sido bastante especial, significó años de avance. Por primera vez está ampliado el concepto de derechos humanos, de ciudadanía, de democracia, pero con otros conceptos, incorporando nuevos sujetos que encarnamos ese derecho.

Se han producido hitos que no podemos soslayar, desde la asunción de la Presidenta y el hecho de que haya ganado las elecciones por un altísimo porcentaje de votos. Esto derribó un mito: el que tratar ciertos temas era piantavotos. Los gobiernos de Néstor y de Cristina tuvieron posiciones claras respecto de la diversidad sexual y esto quedó plasmado en el 54 por ciento de votantes de las últimas elecciones que eligieron a la actual Presidenta.

Haber logrado la media sanción de la ley de identidad de género es un paso trascendental para nuestra comunidad, entendiendo que esta ley es la llave que nos abre la puerta hacia una democracia real. Con esta ley vamos a tener un documento que dé cuenta de quiénes somos en un país que tiene abierta las heridas de lo que significó la supresión de identidades; reconocer a uno de los sectores más marginalizados de la comunidad Glbtti es un avance para cerrar esa herida.

Dependerá de nosotrxs el seguir construyendo con el Estado. Nos queda construir políticas donde nosotrxs no sólo seamos partícipes de esa construcción sino protagonistas. Tenemos que diseñar y ser artífices de las políticas del futuro. Sin la inclusión de las travestis y las trans no hay democracia posible a partir de 2012.

En otro sentido, hay que dar cuenta de lo doloroso que han sido estos pasos: muchxs compañerxs han muerto, han sido violadxs, torturadxs encarceladxs y eso no podemos dejar de señalarlo. Eso alimenta nuestra rebeldía y nuestra digna rabia como para seguir luchando y afianzando a los nuevxs niños y niñas travestis que vengan. Para que tengan otra sociedad de la que hemos vivido nosotrxs.

Hoy hay vientos de cambio, se enarbolan otras banderas, podemos exigir y ser interlocutores. Pero para mí hay un nudo, un atolladero que es el que tengamos que sobrevivir de la prostitución, si no desanudamos esa cuestión, no podemos seguir avanzando. La prostitución no es una elección, es el único modo de sustento, y eso es porque nos falta mucho, porque prostituirse atenta contra los derechos básicos de cualquier ser humano, es tal vez el desafío más potente que tenemos por delante.

¿De qué sirve un documento si no podemos elegir nuestros trabajos? El trabajo es una cuestión organizadora en la vida de cualquier persona, la posibilidad de planificar y mejorar la calidad de vida.

La participación de las travestis en la vida política me parece clave. Yo insisto en que quiero ser presidenta de la Nación porque la política bien usada cambia la vida de las personas, la participación plena, que cada quien ocupe y esté en el lugar que quiera.

También hay que pensar que cuantos más avances, mayores resistencias se generan, y eso deviene en violencia y travestofobia. No puede ser que sólo podamos mostrarnos en los carnavales, que no seamos fuerzas productoras de trabajo, de arte, de conocimiento. Todas estas cuestiones hay que trabajarlas porque la ley en sí no va a cambiar nada, será un instrumento para mayor participación.

Que podamos decir que somos médicas, enfermeras, amantes... ¿por qué siempre tenemos que ser objetos de deseo en el mundo prostibulario? ¿Por qué no nos pueden llevar por la vida diciendo “mi pareja es ella”? Esos van a ser significativos avances. Que la sociedad deje de hablar de nosotras y hable con nosotras.

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