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Viernes, 30 de diciembre de 2011

Las femmes pisamos fuerte

 Por María Gold *

Ser activista femme independiente significa no pertenecer a ningún partido político, a ninguna organización religiosa, a ninguna secta monogámica, poligámica o endogámica y no pertenecer a ninguna ONG. Significa creer que en un feminismo incluyente la solidaridad importa tanto o más que la orientación sexual. Significa que para ser feminista se puede ser y vestir muy femenina, que no es obligatorio masculinizarse o descuidar el aspecto físico. Después de todo la estética es una rama de la filosofía, ¿no?

Significa que el proclamar “soy femme” tiene un lugar importante en la vida de las mujeres jóvenes y mayores con las cuales una interactúa de manera virtual y en persona.

Como dice una amiga mía: “hay que remar con palillos”. Y eso es lo que hago, hace un poco más de un año en mis tiempos libres con la Asociación Argentina de Femmes.

En la AAF somos sobrevivientes, no somos víctimas. Aunque muchas hayamos sido víctimas de incesto, de violación, de abuso sexual/físico y verbal tanto infantil como adulto, ninguna de nosotras es débil.

Creo que otra cosa que diferencia a la AAF de los otros grupos es que somos un espacio que incluye a mujeres lesbianas, bisexuales, transensuales (que salen con chongos u hombres trans) y heterosexuales (con aventuras pasadas y presentes con lesbianas).

Lo mejor que pasó este año fueron los encuentros, donde algunas chicas iniciaron sus propios microemprendimientos, lo cual me llenó de felicidad y me recuerda a diario el motivo por el cual le dedico tanto de mí a este grupo.

Soy la primer activista femme en nuestro país y esto me hace sentir una gran responsabilidad hacia las mujeres de mi página que son seres reales, porque no somos avatares. Muchas de ellas no pueden salir del clóset en sus casas o en sus trabajos y necesitan alguien que las entienda, que las escuche. Otras no sienten la necesidad de definirse sexualmente y también son bienvenidas. Otras se definen como lesbianas femmes. Somos parecidas y diferentes, es un grupo bastante heterogéneo. El haber logrado que estas chicas/mujeres se conecten, se conozcan, se hagan amigas, se escuchen, se entiendan, debatan temas interesantes virtualmente y en persona hizo que se cumplan todos los objetivos de la AAF. Durante el 2011, tuvimos los primeros seis encuentros de femmes en Casa Brandon, gracias a la generosa colaboración de Lisa Kerner y Jorgelina De Simone con su espacio. Aún estamos sin centro Lgbtqi en Buenos Aires. Esto me resulta un poco extraño dado el extenso trabajo que se ha hecho hasta ahora con el tema de las leyes, y lo que se va a seguir logrando en un futuro muy cercano. Me entristece que no exista dicho espacio, un centro donde recurrir en caso de emergencias médicas o psiquiátricas, o reuniones sobre temáticas importantes. Pero hoy esto parece muy lejano, una utopía que tal vez nunca se realice. Siempre que pregunté por qué no existen estos centros en nuestro país, la respuesta ha sido: “No hay plata”.

* Presidenta de la Asociación Argentina de Femmes.

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