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Viernes, 30 de diciembre de 2011

Educación, salud, reconocimiento y Susana Giménez

 Por Diana Sacayán

Haciendo una síntesis de lo positivo y lo negativo este año, tomaré dos o tres hechos. Sin duda, el más significativo fue el lanzamiento de la escuela Mocha Celis. Este bachillerato popular está dirigido (sin ser exclusivo) al colectivo trans y el 11 de noviembre, en la sede de la CTA Capital, se produjo su lanzamiento. Reza un volante –producido por el mismo espacio que supo idear, sostener y poner en marcha el proyecto–: “El objetivo es generar un espacio de capacitación y contención que habilite a l*s estudiantes a conseguir mejores condiciones laborales y que revierta la situación que conduce a la prostitución. Busca promover la organización en torno de cooperativas de trabajo y a su vez, terminado el ciclo de enseñanza de 3 años, otorgará el título de Perit* Auxiliar en Desarrollo de las Comunidades”. Comenzará a funcionar en marzo del 2012.

“La falta de educación formal se presenta como un obstáculo para hacer del ejercicio de la prostitución una elección y no un mandato inapelable. Aun a sabiendas de que el hecho de ser una ‘travesti educada’ no garantizará una inserción laboral, puesto que la discriminación por la identidad genérica podría llegar a presentarse también en los ámbitos de trabajo, la educación sin embargo se vuelve un pilar sobre el cual ganar seguridad como personas y como grupo”, dice Renata Hiller, en La gesta del nombre propio (Lohana Berkins y Josefina Fernández, 2005), Ediciones Madres de Plaza de Mayo.

El bachillerato viene a llenar un vacío que produjo el Estado por la falta de políticas públicas para incluir en el mundo de la educación a la comunidad trans y así poder dar oportunidad de empleo. La idea no es quedarse en la creación de escuelas o bachis para x población, la idea es visibilizar esta realidad y llamar la atención para generar el ingreso en el sistema educativo.

Otros de los hechos lo produjo una organización que viene a paso lento, pero que desde el anonimato y hace cinco años trabaja en el llano, en los barrios con talleres, cine debates y promoviendo legislaciones locales para el respeto al nombre de la población trans. Esta vez, con la presencia de referentes como Lohana Berkins, Marlene Wayar, Susi Shok, Dari Arias y funcionarios como Pedro Mouretian, el intendente Darío Díaz Pérez, la diputada Karina Nazabal y el director ejecutivo de SIDA y ETS del Ministerio de Salud de la Nación Carlos Faristocco, se dio el paso principal en la apertura en el Hospital Evita de Lanús del Servicio de Salud para la Diversidad Sexual. Desde luego que esta iniciativa es de importancia en aras de mejorar la calidad de vida de las personas LGBT, y favorecer el acceso y permanencia en un servicio fundamental como lo es el sanitario. El mismo cuenta con el apoyo del Ministerio de Salud de la Nación y organizaciones internacionales como Onusida, PNUD y la Organización Panamericana de la Salud.

Y quizá yo indicaría como el más trascendental (aunque nadie le diera importancia ni lo haya tomado en cuenta) que recientemente el Inadi lanzó un dossier denominado Hacia una ley de identidad de género. En el mismo, el interventor Pedro Mouretian le pide disculpas a la población trans en nombre del Estado Argentino. A mi entender este hecho es el más relevante, no solo del año sino de la historia del movimiento.

Quisiera hacer una mención a los medios, incluso a este mismo medio que ha dado escueta o escasa o poca, como quiera cada un* llamarle, cobertura a la media sanción de la ley de identidad de género; hecho que no ocurriera con la ley de matrimonio igualitario. De hecho la semana que se aprueba la ley el suplemento saca nota sobre las VIH.

Por el asesinato de la Moma junto al de tres compañeras (que se sucedieron en el término de 40 días), con un trato poca veces visto, las cosas que se dijeron y reprodujeron fueron espantosas y el silencio de las organizaciones en relación con esta situación fue más espantoso aún.

Por último, le dedicaré esta parte a la bien ponderada Su Giménez, que este año, en dos ocasiones, se despachó de lo lindo con su fobia retrógrada. Una cuando dijo que le daban asco las lesbianas, aunque luego le hizo pedir disculpas a Gasalla. Después, a dos semanas de la aprobación de la media sanción de la ley de identidad de género y de la medida tomada por la ministra Garré para que en las Fuerzas Armadas se respete la identidad de género de las personas travestis, se indignó diciendo que una travesti policía era poco respetable. Lo poco respetable es una conductora que fomenta la fobia, el odio y la discriminación hacia una comunidad que históricamente ha venido luchando contra estos flagelos.

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