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Viernes, 27 de abril de 2012

TEATRO

Donde comen dos...

Trío, una comedia sexual y misteriosa es la nueva propuesta del director Gerardo Bergérez: los intentos de una pareja gay para invitar a un tercero a la cama. Mucho humor negro y algo de misterio rodean la historia que de a poco se vuelve cada vez más extraña y atrapa.

 Por Ariel Alvarez

Uno podría suponer que cuando una pareja se decide a abrir su campo de juego, además del morbo interviene la costumbre y quizás el cansancio de muchos años de convivencia. Pero los jóvenes, bien lo sabemos, viven más rápido; es por eso que en Trío una joven pareja decide, en un principio, ponerse a charlar sobre la cuestión. La cosa va aumentando en intensidad y en humor, y es así que Toni (Juanma Gómez Antognazza) primero propone y luego comienza a insistir para que su novio Rocco (Jonás Elfenbaum) se decida a aventurarse.

Los dos actores se complementan muy bien en escena dando vida a esta pareja algo estereotipada. Estereotipo que es funcional a la obra, y eso es algo que Bergérez sabe manejar muy bien. Toni es más alocado, es el que se queda en casa todo el día frente a la compu, es el que se quiere divertir; y Rocco es algo más serio, mantiene el hogar, es celoso y algo perseguido. De a poco comienzan a perder sus formas y se transforman en una dupla por demás graciosa.

Y es así que comienzan, todo a puro prueba y error, a tratar de realizar sus fantasías. Muchas de las cuestiones que tienen que ver con la vida gay están explicadas para los que no las conocen y provocan risas en los que alguna vez también intentamos por las mismas vías que los personajes: páginas web, perfiles de usuario, la calle, web-cam, establecer códigos de “nunca con amigos” y cosas por el estilo. Pero además Bergérez, quien también es autor del libro, va entrelazando otros temas como la promiscuidad, el miedo, las enfermedades, pero sin exagerar, todo en su medida justa.

Luego de mucho discutir, Lautaro (Hugo Joel Bibiano) es el primero en venir al departamento de la pareja. Pasea su desnudez por escena y convence a más de uno de los que estamos entre el público, no así a Rocco, quien se resiste, generando junto a Toni muy buenos pasos de comedia. La cosa termina abruptamente cuando Lautaro confiesa su gusto por las prácticas barebacking. Y la ternura aflora por un instante.

El público ocupa el lugar del voyeur y el morbo explota en muchos momentos de la obra. Bergérez nos pone en ese lugar, en el de cualquier mirón de página web que espera algo nervioso que la acción comience, queremos que pase algo entre los chicos, claro que sí. Pero sin darnos cuenta una invitada inesperada (o no tanto) llega de a ratos a molestar y mucho. La homofobia es en realidad la que completa el trío e impide que la pareja viva feliz sus fantasías. Y llega en forma de golpes en la puerta, amenazas anónimas escritas, también en la puerta y redobla la apuesta: vidrios rotos a pedradas, cortes de luz y cosas aún peores ponen de manifiesto un subtexto por demás interesante que nos hace ponernos a pensar, sin que por esto la comedia pierda vigor.

Es en medio de este clima de “algo pasa pero no sabemos qué es” cuando llega Kevin (Hernán Felipe), el próximo para intentar formar un trío y la cosa se vuelve más compleja. Ya que al final se devela un misterio, en una muy inteligente vuelta de tuerca, que nos hace caer en la cuenta de que además la obra también se trataba de un thriller.

Trío, una comedia sexual y misteriosa es una pieza que tiene un ímpetu que atrapa al pasar por varias emociones y géneros. Sexo, enigmas, desnudos, reflexión y ratones despiertos hacen de ésta una propuesta por demás atrayente.

Lunes a las 21, Teatro La Comedia, Rodríguez Peña 1062. Tel.: 4815-5665.

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