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Viernes, 26 de octubre de 2012

LUX SE CALIENTA EN LA WEB

World Wide Wet

Nada convencional pero ecológicx como siempre, Lux salpica y rinde su tributo al agua. Ni insípida, ni incolora. Inodora sí.

Me asomo a la ventana y el día me moja la oreja: la lluvia hace brillar el asfalto y los autos pasan regando las fachadas a su paso. Repetida postal callejera de llanto primaveral. Cierro la ventana y prendo el Windows: caí en la red, otro lunes cualquiera frente al calor del monitor y su luz mala que me hace tan, tan feliz. Y como el clima me inspira, empiezo por buscar en Google algo de Water Sports, que aunque su nombre haga pensar en la famosa piragua (“lo mismo que el teto pero abajo del agua”), se trata de otra cosa: sumar el pis al erotismo. Todo suma, así que llueve sobre mojado. El primer video que me aparece es de “dos lesbianas bebiendo pis en botas y medias”: una morocha la monta a horcajadas a una rubia que le hace un cunnilingus mientras se frota de lo lindo, ambas tienen bucaneras de cuero negro y están en una de esas camas anónimas que parecen de vidriera de una casa de muebles. Eso es lo que más me excita: pensar que las estoy viendo en una vidriera. La morocha descarga pis en el vientre de la rubia y luego se dan un beso (húmedo, por supuesto). Sin solución de continuidad, y mientras se me estaba llenando la vejiga de felicidad, aparecen otras dos lesbianas, éstas con un corsé con volados tipo tutú, y se mean alternativamente en sendas bocas: cada gota las nutre de felicidad, beben el pis con éxtasis orgásmico. Les creo todo. Con ese gustito en la boca me voy a otra página porno y hago click en el video con mejor título: “Afeitando el pubis de mi compañero latino”. En un habitación muy adolescente, con posters en las paredes y cuchetas, un morocho guachiturro se baja el pantalón frente a un rubio lechoso (¡cómo se usa en el porno la estética taxi, amarillo y negro!). Con una afeitadora eléctrica, el rubio empieza a rapar el vello púbico del morocho. Nada más, no hay sexo entre ellos, solo un exhibicionismo mínimo y suave. Quiero más acción así que me paso a una escena de bondage: sobre una cruz de madera horizontal, un tipo de mameluco ata a otro, que está en bermudas, y comienza a pegarle en la planta y el empeine de uno de los pies. Luego le comienza a azotar una rodilla donde tiene una cicatriz. Le retuerce la pierna. El sexo está patas para arriba y me gusta. Para cuando decide sacarle la bermuda y masturbarlo a los cachetazos, me aburro y pienso dónde puede seguir mi rompecabezas erotómano. Tipeo “sexo trans”, porque quiero darme todos los placeres, mojarme en todas las fuentes posibles, y me encuentro con una compilación de “las mejores acabadas travestis jamás vistas”: con partenaires varones, mujeres y trans o solas, en cámara lenta o a toda velocidad, aquellas pijas trans escupían semen como si fuesen aguas danzantes. Algunas eyaculaciones estaban filmadas a través de vidrios y las gotas dibujaban cuadros de Pollock sobre la superficie transparente. Miré por mi ventana y las gotas de lluvia dibujaban formas parecidas. Mis alucinaciones eróticas parecían que estaban sincronizadas con el mundo: me sentí orgásmicamente en conexión cósmica. Así acabé el lunes.

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