Desde que tengo la fortuna (lo es, siendo travesti) de tener un trabajo formal, he podido acceder a créditos para la compra de objetos y electrodomésticos, necesarios para vivir. Pude comprar en cuotas muchas de las pocas cosas que tengo en Frávega. Luego de aprobada la Ley de Identidad de Género y después de haber podido modificar mis datos en toda mi documentación, solo me encontré con trabas para esto en este lugar. Mis amigos de la marca Frávega me obligaron a insistir tres veces. Hice tres pedidos para modificar esto a la empresa y al banco representante del cual tengo tarjeta de crédito. Presenté en el banco la documentación requerida para que adecuaran, como bien clarito lo dice la ley, mis datos a lo que indica mi nuevo DNI, que ahora sí da cuenta de mi nombre.

Tanto Frávega como este banco llamado Sáenz me solicitan una serie de papeles innecesarios para la gestión. Me piden la declaración jurada que asegure que los datos anteriores en mi partida de nacimiento y DNI eran “tales” y que cambian por “cuales”. Además me pidieron que cambie mi CUIL, cosa que todxs sabemos que no es posible (así lo establece Anses).

El resultado concreto de esto es que yo hoy no puedo usar esa tarjeta, ya que mi DNI afirma que soy Amancay Diana Sacayán y la tarjeta contiene datos que no me corresponden. Además, todos los tickets de acreditación de pago de mis créditos hasta la fecha contienen datos que no son los míos. Yo soy militante acérrima, conozco mis derechos y no permito más basureos. Así que se encontraron con alguien que les da pelea. Me preocupa que cuando esto les empiece a pasar a otrxs compañerxs, las peripecias que soportarán van a ser interminables. Señores, este trámite debe ser sencillo y expeditivo. No lo dice la Sacayán, lo dice la ley. Así que aprovecho y cuento por este medio que iniciaré inmediatamente el pedido de intervención al Inadi y, después, las medidas judiciales que corresponden.