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Viernes, 4 de octubre de 2013

Con chí sima

La cantante austríaca Conchita Wurst acaba de ser elegida como representante de su país en la próxima edición del festival Eurovisión. ¿Quién es esta joven baladista de barba generosa?

 Por Ignacio D’Amore

Desde hace casi sesenta años, el festival Eurovisión celebra en cada una de sus ediciones una especie de contienda olímpica de música pop en la que distintos países envían un solista o grupo que los represente. La final del próximo certamen será montada en Copenhagen en mayo del año que viene; los reglamentos permiten que el público vote y que algunos países transfieran los votos obtenidos a otros, en un barullo de canciones y cifras decimales que convierten la velada de premiación en un evento indispensable en el anuario pop.

Como embajadora por Austria llegará a Copenhagen Conchita Wurst, joven cantante de baladas seleccionada por la ORF, que es la cadena nacional de radio y televisión de ese país. Según ella misma, Conchita es en realidad un alter ego, a la manera en que Beyoncé supo ser Sasha Fierce en su tercer disco solista, es decir, todxs sabemos que estamos presenciando un acto de trueque identitario, hecho explícito justamente por el o la artista que elige ponerlo en práctica y en escena. No me digan Beyoncé, en este momento soy Sasha. No me digan Tom Neuwirth, hoy soy Conchita Wurst (vale la pena aclarar que “wurst” quiere decir “salchicha” en alemán).

Estamos hablando de una pichona de Céline Dion con barba tupida, encarnación escénica y pública de Neuwirth a partir de 2011. Surgido en 2006 como participante del reality Starmania, el joven Neuwirth amagó con una carrera solista e incluso formó un cuarteto de chicos que perduró no más allá de un par de cortes. Como decíamos, recién en 2011, y después de cuatro años fuera de los escenarios, Tom renació como Conchita Wurst en otro reality musical, producido también por la ORF. Vestidos largos, cabellera azabache ensortijada hasta el sacro, barba tupida, además de un repertorio de baladas ajenas y propias, hicieron de Conchy (así firma sus posteos en redes sociales) una estrella nacional rodeada de controversia. Los comentarios homo y transfóbicos de rigor se sumaban en aquel entonces a cierta reticencia por parte de la artista a adjudicarse una identidad de género específica.

La elección de Conchita como representante de su país para Eurovisión 2014 ha sido cuestionada por algunos sectores del público, que dicen preferir una embajadora que únicamente se imponga gracias a su talento y no debido a la prensa que recibirá (y ya está recibiendo) por su identidad de género. Un caso similar fue el de Dana International, una cantante transexual que en 1998 triunfó de modo rotundo con la comitiva de Israel y que fue tapa tanto por el primer puesto como por su identidad trans. En medio de la polémica, que incluye titulares de toda índole y hasta perfiles de Facebook en defensa y en repudio de la elección de Conchita, se espera que la ORF emita en estos días un comunicado apoyando a la cantante.

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