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Viernes, 31 de octubre de 2008

¿Por qué marchamos?

Los testimonios que siguen tratan de responder a esta pregunta. Y lo hacen en primera persona del singular y del plural, en ese lugar conflictivo entre lo particular y lo colectivo donde se juega la identidad, siempre con la complicada carga de ser unx mismx y ser diversx.

Julia,
chef, 24 años

Para mí es el día más grande del año, siento como que juego de local. Es el único día que si quiero me disfrazo, me pongo cosas, nadie te dice nada y está todo bien. Marchamos para hacernos visibles, es la celebración de la visibilidad, que para mucha gente es el único día del año que puede hacerlo. En la Semana del Orgullo, por ejemplo, yo expongo fotos que me saqué con mi mamá. Y a la Marcha voy con mi mamá.

Matías Rodríguez,
empleado de comercio, 22 años

Marchamos para estar totalmente libres de expresar lo que somos. Creo que estaría bueno reclamar poder salir a la calle con tu chico y no tener que soportar los comentarios discriminatorios, la mirada represiva y el desprecio. Y luchar por estar de la mano con tu chico donde sea, no tener que estar buscando lugares estratégicos, o hacerlo en una determinada hora del día. Poder vivir cotidianamente como lo que sos. Voy para promover la visibilidad: el día de la Marcha, con el Grupo de Jóvenes de la CHA vamos a llevar un closet a la plaza, para que la gente pueda salir de ahí.

Mariano Zubarán,
estudiante de Psicología, 22 años

Nunca fui a la Marcha porque me daba miedo mostrarme, pero no por salir en la televisión sino que me daba miedo la sociedad. Ahora quiero vivir ese momento de libertad, aunque sea imaginada. Un lugar donde va a haber un montón de personas que me están apoyando a mí y que no piden nada violento sino derechos, que son los míos también. Tenemos los mismos deseos de ser padres, de tener novio... Y no ser excluidos y enajenados. Marcho para no tener que caretearla cuando estoy en una reunión, o cuando voy al médico o a pedir un laburo. Que no te echen de un restaurante o de cualquier lugar porque te estás dando beso con otro tipo. Vivir la Marcha será un momento que me permitirá entender más mi sexualidad.

Pao,
docente, orientalista y madre, 34 años

La Marcha es el reclamo para que los otros 364 días del año una tenga la misma libertad que ese día. Hay gente que se siente extraterrestre por lo que le pasa y en la Marcha ve a un montón de gente a la que le pasa lo mismo. Y por eso es importante que cada año convoque más gente, más personalidades...

María José Iglesias,
estudiante, 23 años

Marchamos porque es el único día al año en el que uno se puede sentir libre de expresar su orientación sexual. Y también es una forma de representar a las personas que no van porque no pueden ir, por posibles problemas en sus trabajos, por ejemplo. Yo ese día me siento acompañada. Yo ahora salgo con un chico trans, antes salía con chicas, y el resto de los días del año es la represión en la calle, que me haya parado la policía, que me corran skinheads. Y ese día somos quince mil, somos mayoría por un rato, y hago en la calle lo que otros días no puedo porque me siento observada, discriminada, me gritan cosas o me detiene la policía. Y voy con mi familia, mi hermana, mi prima y mi cuñado.

Grupo de Jóvenes de la CHA
www.cha.org.ar


Tania Luna,
estudiante de Comunicación Social, 25 años

Es la primera marcha de la que voy a participar. Antes la veía por televisión y la prensa tomaba sólo la parte histriónica, el show de la gente que se exhibe, como una transexual semidesnuda, que no está mal, pero no debería ser lo único que se difunda. Jamás vi a un periodista profundizar sobre lo que realmente importa, porque hay un aporte cultural y de concientización muy amplio durante el día de la Marcha o en los días previos, que es una lástima que el periodismo no investigue. Por eso tenemos que marchar para visibilizar el trabajo que se hace durante el año con relación a los derechos humanos, los avances de la diversidad. No me parece que la Marcha sea un instante único de visibilidad sino que es un buen momento de mostrar y festejar un trabajo que se viene haciendo durante todo el año, con los logros o proyectos para el futuro en los que los activistas han trabajado. Estoy esperando muy ansiosa esta Marcha, porque más allá de que de chica siempre quise estar, en lo personal voy a festejar el proceso de cambio de nombre y de sexo en el documento, que es un logro compartido.


Leopoldo Dameno,
integrante de Espacio Qu. La Plata.

Hace sólo 3 años que voy a la Marcha, y cuando fui por primera vez sentí que lo que pasaba ahí era inexplicable, y me prometí tratar de no verla más por TV. Conocer otras historias de vida, sólo conocer gente, marchar, bailar, reír, besar, cualquiera de estas opciones, todas. Esa primera vez que fui lo hice exponiendo, junto a otros integrantes de Espacio Qu, en la feria en Plaza de Mayo. Ese marco dentro de la Marcha, desconocido por mí hasta entonces, congrega asociaciones, grupos, gente de todo el país que viene a mostrar lo que se hace en defensa de los derechos Glttbi. Y nosotros estábamos ahí, nuevos en esto de unirnos cada noviembre a la gran fiesta de visibilización colectiva. Que cada vez el número de asistentes sea mayor no me sorprende. Aunque aún hay mucho prejuicio entre los homosexuales acerca de asistir o no, ese para qué es rápidamente refutable estando ahí en los primeros momentos. El clima de festejo constante convive con la lectura de los documentos que resumen lo que se ha avanzado cada año en materia de derechos. Esos documentos que la TV no nos muestra. Ahora se realiza en La Plata (15 de noviembre) la 2ª Marcha del Orgullo Glttbi. Y que esto suceda en ciudades del interior es aún más difícil y valorable. El silencio y la mirada como condena social son muy fuertes cada vez que uno se va alejando más de Buenos Aires. Por eso tenemos que seguir marchando, incluso para conocer de cerca, para decidir sin que nos manipulen si queremos festejar así, solos en nuestras casas (o no festejar). Pero fundamentalmente para que se deje de normatizar la sexualidad de todxs, para que esta lucha por ser lo que cada uno quiere ser sea más fácil en la cotidianidad, ahí donde más duele la discriminación.

www.espacioqu.com.ar


Pablo Bustillo,
actor en la obra Una comedia bareback sobre el sida, 41 años

El año pasado me gustó que hubiera gente que no fuera gay, había partidos políticos, grupos de DD.HH. Me acuerdo de que había un chico de H.I.J.O.S. con una remera que decía “Quarraccino tiene razón”, porque decían que como Quarraccino dijo que había que enviar a los gays a una isla, ellos sostenían que sí, que “también querían vivir en una isla, un país, donde los homosexuales sean libres, donde los H.I.J.O.S. sepamos quién mató y torturó a nuestros padres, etcétera”. Y ver a un chico de H.I.J.O.S. con esa remera era un símbolo de la Marcha. De alguna manera marchamos para soñar un país donde podamos romper los sectores y darnos cuenta de que muchas causas son compartidas. En la Marcha hay una cuestión social y una individual. Me parece que socialmente es muy importante la presencia en la calle con una marcha diferente, que es una fiesta: todo el mundo bailando la alegría de estar en la calle, eso me parece que socialmente está bueno. También están los detractores que dicen que es una marcha hueca. Pero dentro de esa fiesta hay muchas cosas que no son huecas. Y la cuestión individual es el orgullo de estar. En mi caso, y creo que le pasa a mucha gente, hubo un proceso con la Marcha de ir acercándose, y a su vez hacerse cargo. Porque uno va y se siente bien. En una de las primeras marchas, cuando todavía tenía una pareja heterosexual, me acuerdo de que tuve la suerte de pasar por Plaza de Mayo y ver a veinte personas haciendo escándalo frente a la Catedral. Y se acercan dos policías y preguntan cuándo iban a terminar con ese escándalo. Y uno de bigotes, que con los años me di cuenta de que era Jaúregui, agarra el megáfono y cuando estos policías se empiezan a ir, dice: “Pedimos un aplauso desde la Comunidad Homosexual Argentina por la adhesión de la Policía Federal Argentina”. Me acuerdo de la vergüenza de los policías que se iban corriendo, y de las risas. Esa fue mi primera participación pasiva en la Marcha. Pasé por ahí de casualidad. O no.


Rosario Palma,
directora y guionista, 28 años

El peso ideológico y político de la marcha es la visibilización de lo que somos y de lo que nos pasa en el contacto con la comunidad por fuera de la comunidad Glttbi. Porque la relación con el otro que se genera está buenísima, tenés desde la fascinación con que te mira la gente desde la calle, o gente que quizá se copa y marcha. Me parece que la marcha es una herramienta de laburo con la comunidad según nos propusimos distintos sectores desde la política, la cultura, la militancia, la vida cotidiana. Hay un trabajo personal de ir identificándote con tus pares, de comprender que la realidad de una chica travesti es distinta a la de una chica lesbiana, pero hay un montón de cosas que tenemos en común. Y también hay un montón de cosas comunes con nuestrxs amigxs heterosexuales que nos apoyan. Y entonces la clave es ésa, que deje de ser una actividad a la que vamos solamente gays, lesbianas, transexuales, travestis, transgéneros, y que vayamos con nuestros hermanos, amigos, padres. Porque no es un reclamo solamente de la comunidad Glttbi. Primero es tomar conciencia de que yo soy otra cosa, pero a la vez soy lo mismo que vos. Y que la mejor manera es hacerlo por medio del arte y de la cultura, que al fin y al cabo es lo que es esta marcha. Para mí lo más es la voluntad de integración, tratar de trascender lo que genera confrontación con lxs otrxs, y darnos cuenta de que somos lo mismo en cuanto a los derechos y a la posibilidad de expresarnos. Lo importante es tener la propia voz para expresarnos, y la Marcha en ese sentido tiene algo muy fuerte, es muy gritona y alegre porque tiene mucho que ver con la felicidad de poder desear lo que deseás y de encontrarte deseado desde el lugar que querés.

Emiliano Samar,
docente, 33 años

Estamos intentando construir un colectivo docente de profes para tratar de reflexionar y revisar qué pasa con la construcción de la identidad en la escuela, con los distintos niveles del sistema educativo. Nosotros ya fuimos con guardapolvos a la Marcha hace dos años. La pensamos como una fiesta o un encuentro donde se expresa la propia identidad. Es un espacio donde nosotros podemos mostrar que también hay docentes que escuchan, dialogan, aceptan y conviven con la diversidad. Aunque poner el cuerpo es complejo, de hecho distintas agrupaciones docentes adhirieron, pero se excusaron de participar por las fechas de examen. Decidimos insistir a raíz de la anécdota que sucedió en una escuela: un chico tenía deseos de jugar con determinados personajes de la literatura, que no eran los esperados para él, y enseguida se lo quiso derivar a un terapeuta. ¿Qué pasa si un nene viene y te dice quiero ser la Mujer Maravilla y no quiero ser Batman?

En el grupo no sólo somos maestros de grado sino de materias curriculares, hay profesores de plástica, hay de distintos niveles, primario, medio, terciario. Vamos a ir los diez y también hay docentes en formación que van a ir a acompañarnos el sábado.

Que mi hermano de seis años haya podido contar sobre su hermano y su novio a sus amigos quiere decir que hay un cambio de mirada, hay algo que se va abriendo. Y mi hermano de seis años va ir a la Marcha con mi papá, que es director de escuela.

Florencia Aramayo,
docente, 33 años

Yo soy heterosexual y estoy embarazada. La idea es convocar desde la educación, pero problematizar que la construcción de la identidad es algo que nos atraviesa a todos. Más que nada la idea del grupo es reflexionar cómo entra la diversidad en el aula y cómo todos tomamos o censuramos esa diversidad de género, de ideología, de religión, todo lo que hace a una persona. Y desde ahí empezamos con varios compañeros a pensar cómo nosotros vivimos esta diversidad, cómo fuimos censurados desde distintos lugares como alumnos, cómo consciente o inconscientemente censuramos también desde nuestras prácticas docentes y cómo muchas veces la escuela en general marca estereotipos. Cuando un docente cualquiera ve a un chico que dibuja flores, aparecen comentarios suspicaces. O también esa imposición de que el fútbol es para los varones y el voley para las nenas. Generalmente los chicos del primer ciclo, de primero y segundo grado, quieren jugar a ser otros. Por ejemplo, preparando actos escolares hay nenas que quieren ser San Martín o que quieren ser Pueyrredón. Y todo eso trae suspicacia y algunos maestros intentan que hagan de dama antigua. Es lo que digo de los estereotipos, las nenas únicamente pueden hacer de damas antiguas y los varones pueden ser San Martín o Sarmiento.

El correo del grupo docentes es:
[email protected]

Fiebre de sábado por la tarde

La convocatoria oficial es a las 15, en Plaza de Mayo, donde se habrá montado el escenario Nadia Echazú, sobre el que se subirán distintas bandas de música alternándose con discursos referidos a las distintas identidades de género u orientaciones sexuales. A las 18 comienza la caravana que recorrerá la Avenida de Mayo desde la Plaza hasta el Congreso, de la que participará este suplemento con su propia carroza poético-musical. Cuando empiece a atardecer, frente a la Legislatura nacional, en el escenario llamado Carlos Jáuregui, se leerá el discurso general elaborado por la Comisión Organizadora, habrá performances y un cierre a todo brillo con Leo García y Pablito Ruiz, encargados de entonar el tradicional himno: “Soy lo que soy”. Seguirán los besos y la música hasta las 23 de la mano del DJ Jara.

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