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Viernes, 4 de septiembre de 2015

Drag Boom

En la última edición de la Crack Bang Boom, convención anual de historietas de Rosario, se multiplicaron las propuestas y hasta creció el crossplay, una subversión del género de superhéroes y de otros ídolos de la cultura pop.

 Por Diego Trerotola

Un Superman soviético desfila por las orillas del río Paraná: el hombre que viste el traje tiene el mismo gesto rígido del Hombre de Acero para no dejar lugar para la ironía. Ser un superhéroe es cosa seria. Ese personaje existe: es la creación de Mark Millar para la historieta Hijo rojo, publicada en 2003, que parte de la idea narrativa de qué pasaría si Superman cayese en la Unión Soviética en lugar de en Estados Unidos. Ahora la premisa parece cambiar: ¿qué sucede si el Superman soviético cae en Rosario? La respuesta podría ser: se anota para participar de la Crack Bang Boom, convención de historietas multitudinaria que hace seis ediciones viene haciendo temblar a la ciudad santafesina con una cultura comiquera argentina amplificada en los últimos años. Ese Superman desfilaba una tarde de domingo de agosto de 2015 mientras esperaba para participar del concurso de cosplay que corona el cierre del evento, cuatro días dedicados a toda la cultura que parte de páginas dibujadas que viajan en globo. Un concurso de cosplay es una fiesta de disfraces pop: cada participante elige un personaje de historieta, videojuego, cine o tv y lo encarna, se deja arropar por otra personalidad para crear y creerse una nueva identidad. Esquizofrenia lúdica para cumplir la fantasía de identificación primaria con ídolos bidimensionales, una suerte de rama de la cultura drag. A la par de la multiplicación de participantes al concurso, uno de los fenómenos de este año de la Crack Bang Boom es el crecimiento del crossplay, una variante del cosplay que implica cruzar las restricciones y convenciones sociales del género, sumar un grado más de mutación en la escala de reinvención personal.

Wonder Soy

“Amo a Lynda Carter y a la Mujer Maravilla desde los 5 años. Por mi contextura física podría haber elegido ser Robin, el Hombre Araña, o cualquier otro. Pero me gusta la historia de la Mujer Maravilla, la mitología griega detrás del personaje y todos los superpoderes que tiene. Para mí es la mejor”, dice Javier Miguel Piccinini, quien enfundado en un traje idéntico a la Mujer Maravilla, se convirtió en una de las imágenes más difundidas del concurso de cosplay de Crack Bang Boom a través de los medios y las redes sociales. Javier se presenta desde el año pasado en el concurso de cosplay con su personaje de El Hombre Maravilla, aunque los medios dieron su propia versión. “Todos los medios publicaron ‘La Mujer Maravilla’. Hasta el diario más importante de Rosario lo hizo en la tapa, con una foto mía. La verdad es que me da mucha risa. Y si a la gente la divierte, está bien. Estoy haciendo un personaje para honrar a una mujer. Walter Armada (erudito de la cultura del comic de superhéroes) me dijo que el mío era su cosplay favorito de toda la Crack Bang Boom. Y hasta me sugirió cambiar el nombre por ‘El Hombre-Mujer Maravilla’. Porque soy un hombre que se viste casi igual a ella, sin dejar de ser hombre. Lo mío es un homenaje. Siento por la Mujer Maravilla lo que mucha gente siente por Boca o River: pasión”, explica para dejar en claro sus sentimientos. A tal punto creció la fama del El Hombre Maravilla que la mismísima Lynda Carter hizo un clic al Me gusta de la foto de la versión crossplay de Javier en Facebook, hecho que significó un hito emocional para él. “Dicen que fui el primer varón que se animó a hacer crossplay desde que se hace la Crack Bang Boom. Las chicas se animan a hacer personajes masculinos. Los hombres les tienen un poco de miedo o vergüenza a los femeninos”, explica Javier, y de esta forma muestra el superpoder que también lo une a la Mujer Maravilla: la valentía para vencer los males sociales que nos limitan. “Este año no vi crossplayers masculinos tampoco, vi muchas chicas haciendo personajes masculinos, y es verdad, el año pasado había muchas menos. Si alguien quiere hacer crossplay y no se anima le diría lo que siempre les dijo a mis amigos: que la vida es un recreo muy corto, y que tenemos que aprovechar a jugar todo lo que podamos, porque nunca sabemos cuándo nos va a sonar la campana. Hay que jugar, y animarse a hacer todo lo que uno desee siempre que no perjudique a nadie. Yo creo que el mensaje de ‘Wonder Man’ es positivo, a favor de la diversidad y en contra de ciertos miedos”.

La mina del lápiz

Entre las decenas de libros, fanzines y revistas de historietas que este año se editaron para ser presentados en Crack Bang Boom, la Municipalidad de Rosario compiló una selección de trabajos de historietistas de Argentina menores de 40 años. En ese libro titulado Informe, se incluye una historieta de effymia, artista trans fallecida en 2014, que puso en crisis los géneros a través de muchas formas expresivas, entre ellas una serie de desventuras autobiográficas dibujadas. La obligación de andar “DISFRAZADA de varón” es el tema de la historieta elegida de effymia, que cuestiona vivencias cotidianas del género. Esa idea, como algunas otras del libro, especialmente la historieta de Nacha Vollenweider, podían ponerse en diálogo con diferentes crossplayers, como las hermanas Súper Mario, dos mujeres que se draguearon de Mario y su hermano Luigi, protagonistas de videogames de culto, para competir en el concurso de cosplay. Aunque tal vez el crossplay más atrevido de la Crack Bang Boom este año haya sido el que daba un giro genérico de la serie Star Wars: la aparición de Lady Vader, versión femenina del oscuro personaje de la saga, que contraatacó a fans tradicionalistas de las fuerzas del Imperio. Lo cierto es que el drag y la diversidad se expandieron en este evento de fines de agosto, que también contó con la presencia de Ruben Gauna para seguir visibilizando su universo de historieta osuna, pero con la novedad de que ahora sus personajes viajaron a Rosario dragueados de tapas de clásicos de los 80, haciendo versiones crossplayer dibujadas de Madonna y demás íconos pop. Y si faltaba algo para comprobar que este Crack Bang Boom fue un gran aporte para que las cuestiones de género sean más fluidas y se cuestione la tradicional supremacía masculina en el universo del cómic, este año la más exitosa invitada internacional fue Jill Thompson, quien en su conferencia de prensa, con un humor muy cerca del stand-up, expuso cómo fue su irrupción en el mundo de la historieta estadounidense tradicionalmente dominada por varones. Thompson, una dibujante versátil de talento infinito que pudo ir de Sandman a Scary Godmother, pasando por La Mujer Maravilla, se transformó en la rock star del evento y pidió salir de los galpones asignados para que dibujantes y guionistas firmen ejemplares de sus obras para instalarse en una mesa al aire libre, frente al río Paraná, para dibujar a cada fan que se acercara. Rodeada de la multitud festiva que podía apreciar sus trazos virtuosos sobre libros y hojas sueltas, Thompson fue otra Mujer Maravilla del Crack Bang Boom, y sus rulos rojos resplandeciendo con el sol, como una medusa prendida fuego, la convirtieron en un personaje mucho más revolucionario que un Superman soviético.

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Javier Miguel Piccinini como la Mujer Maravilla
 
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