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Viernes, 22 de enero de 2016

VACACIONES EN BRASIL

Temporada de buceo

Posto 9, Río de Janeiro o cómo conseguir novio abajo del agua.

 Por Marcelo Camaño

Ipanema hierve de sol, cuerpos expuestos y deseos a punto de desencadenarse en la arena que lame el mar. Esto no es el verdadero Rio de Janeiro que suda trabajo de jornada laboral, que transpira esfuerzo en medio de una de las ciudades más turísticas del mundo. Esto es el Posto 9 en la playa de Ipanema donde la comunidad gay despliega sungas de todo tipo, color y acechanzas. A los veraneantes, no los ata nada, excepto el momento exacto –pero no por eso fugaz– de encontrarse con el otro bajo el sol y entre las olas. Algunos buscan solamente un toqueteo gracioso, espasmódico. Otros, los más, buscan novio. Y lo encuentran. El cortejo empieza de sombrilla a sombrilla. Están los grupos de amigos, las parejas solas, las parejas con amigos, incluso algunos representantes de la familia tradicional brasilera. También “garotos de programa” que acompañan a europeos con dinero y que tienen tácitamente prohibido mirar alrededor, mucho menos tocar a algún atrevido. Los argentinos presentes son más cautos, pero graciosos, entradores y juguetones. Se destacan generalmente en manada por lo serviciales, y son menos gritones que los colombianos. Nada tímidos como los mexicanos. Abundan la cantidad de vendedores ambulantes que vienen al Posto 9 porque saben que el gay gasta. Los alquileres de las sillas de playa y las sombrillas son manejados por las barracas de Vania y Junior, más allá la de Nelio, más allá las demás. Los empleados que lucen chaquetas con la identificación de la barraca llegan a las 7.30 de la mañana y se van cuando se va la gente. Es infinita cantidad de horas yendo y viniendo, satisfaciendo pedidos varios, incluso los ilegales. Quienes atienden suelen ser de distintos puntos de Brasil, en su mayoría estudiantes universitarios que se quedan haciendo la diferencia de dinero durante el verano. Raúl es de Minas Gerais, tiene 23 años y los ojos color del tiempo. Estudia sociología, ya conoce varias capitales del mundo y hace un análisis correcto de la situación de Dilma hoy. Pregunta si es verdad lo que dicen los diarios locales sobre la primavera amorosa que el pueblo argentino estaría viviendo con el nuevo presidente. Cuando el sol le quema la visera, se saca la pechera y mueve su sunga multicolor para refrescarse bajo el agua. No tienen permitido interrelacionarse con los turistas, por simple pudor. Hay un compañero de Raúl, un moreno que aprieta un traje de baño verde que enloquece a unos ingleses blancos teta. El inglés no puede más y quedan en algo para la noche, cuando el moreno entre en horario de descanso. También atienden chicas que no pierden el tiempo charlando con los clientes y funcionan como aves de rapiña que sobrevuelan al ras de las sombrillas controlando. Los precios varían. Raúl y los muchachos ofrecen descuentos, las chicas de ninguna manera. Una tormenta traicionera los vuela a todos de la arena lo que dificulta la cobranza de lo vendido. Pero el público es fiel y al regresar al día siguiente, pagará su deuda porque sencillamente aquí se sienten más cómodos. A eso de las 6 de la tarde pinta pararse junto al mar, con los amigos, clavada de mirada incluida, caipirinha o cerveza en mano. Sobresalen los cuerpos más trabajados, los garotos con sonrisas iluminadas, y se toman los teléfonos para las salidas nocturnas. Reinan los Iphones. Pero lo renovador y sorprendente son los cuerpos encontrados bajo el agua, ya no son las parejas formadas, sino los que se tirotean en una caricia, en una mirada, en una palabra que intenta conformar idiomas nuevos. La teoría indica que uno debe acercarse a otro ya en el agua, pero es ese otro el que debe dar la bienvenida y comenzar la charla. Los besos llegan al instante y los manotazos también. Las erecciones esperan descender para salir del agua, y lo que sobrevuela son las ilusiones amorosas que si después no se cumplan, llegará un nuevo candidato y una nueva ilusión. La noche también tiene sus secretos. Acá veraneás y conseguís novio que puede ser de cualquier parte del mundo.

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Imagen: Sebastián Freire
 
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