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Viernes, 27 de mayo de 2016

ENTREVISTA

En carne propia

Despatologización, visibilidad y goce son tres de los pilares de Zarpada gorda torta, uno de los cada vez más numerosos e interesantes espacios de agitación y celebración de la diversidad corporal que se han venido gestando en los últimos años en Argentina. Sus creadoras, Jael Caiero, Inmensidades y Ann, le declaran la guerra al disciplinamiento de los cuerpos y exponen el costado más vibrante y libertario del terrorismo gordo.

 Por Paula Jiménez España

Pelos de colores, piercings, tatuajes, telas brillantes, modelos valientes. Al entrar al bar donde nos encontramos, se roban todas las miradas. Sentadxs sobre sus sillas tamaño estándar, lxs curiosxs parecen preguntarse cómo estas chicas se atreven a tanto. Están atentos esos ojos del control a estas tres que osan apropiarse del privilegio de la visibilidad, del goce físico que desobedece el imperativo de la delgadez. Después de mucho batallarla contra un mundo que nunca las ayudó a amar sus cuerpos, las tres aseguran haberse puesto los auriculares un día y no habérselos sacado más. Tal vez para la inteligentísima Jael, que hoy tiene 21 años y vive en Ciudadela, ese fue el día en que decidió sumar su fuerza a las de Inmensidades o Rocío (26, Ituzaingó) y Anne (24, El Palomar). La idea era organizar un evento que centralizara lo periférico y lo diferente: gordxs, tortas, pobres del conurbano. Lo lograron. Su nombre fue “Se armó la gorda”. “De la primera a la segunda fiesta hubo una mutación. Zarpada gorda torta, que fue la segunda fiesta, fue más tranquila. En la primera tuvimos una suspensión bondage con Misógina, una chica chilena. A otra amiga gorda la ató y la colgamos del techo de El mandril. Fue hermoso”, cuenta Jael y Anne agrega: “La idea era generar un espacio gordo que no existía. Estar cómoda en un lugar donde podés ser vos y no te tiene que dar vergüenza si bailás toda transpirada y se te ve la panza”.

Pero ese espacio no fue hablado solamente por esos cuerpos in situ, sino también por sus obras: la proyección de un documental dirigido por J. en el que una serie de jovencitas gordas daban testimonio, fotos de panzas a cargo de Anne o de pliegues rollizos capturados por la lente de Inmensidades. “Mis fotos eran sobre recortes, sin rostro, la muestra se llamó Habitar un cuerpo políticamente terrorista. Encaré la gordura desde lo que no se quiere. No se quiere ver, no se quiere presenciar, no se quiere compartir. Lo que recalqué fue no mostrar los rostros para darle el toque terrorista”, cuenta Inmensidades.

Jael: El terrorismo de lo gordo no va solo del lado de lo que se pide que no esté sino que, de alguna forma, si está lo gordo tiene que estar achicándose, en proceso de desaparición. Reivindicar la gordura es reivindicar nuestro derecho al placer.

Anne: Nosotras ya existimos y ocupamos nuestros cuerpos gordos, les guste o no.

J: Trabajo mucho con Internet porque para mí fue una herramienta que me ayudó a sentir de otra manera… Si no hubiese encontrado otras gordas por ahí haciendo la que yo hacía, no sé donde estaría ahora. Capaz sería flaca (risas)

Pero las encontraste. Y ahora el objetivo está en el conurbano, ¿no?

J: La cosa está en habitar los barrios. La idea de estas movidas es conocer gente. Yo hasta hace poco no salía por el oeste y ahora conozco un montón de personas. Somos un montón haciendo cosas. Y si bien hacemos mucho en Capital, por una cuestión de que a las movidas de Capital viene más gente, en el Oeste se están activando cosas que no pasaban respecto a espacios feministas, gordos, lésbicos. La idea era plantear esta coyuntura de ser gorda, torta, turra. Turra se refiere a un sentimiento de barrio, no pobre de Capital que tiene otros privilegios. Un poco lo que planteaba Maru en el texto que leyó en Zarpada gorda torta, era sobre las lecturas que se combinan sobre estas identidades (no sé si es la palabra correcta). La mayoría de los espacios que hay para esto están ligados a la fiesta tradicional. La idea era pensar por qué las movidas en Capital están orientadas para ese lado, porque la verdad es que las posibilidades de hacer son ilimitadas. El texto se centraba en los estereotipos. Por ejemplo, si sos gorda, sos una vaga de mierda.

Y sos merecedora de cualquier agresión…

J: A mí me costó mucho en un momento salir a la calle, pero llega un punto en el que, si además de lo que pasa en el mundo y en el país, el nivel en el que me despotencia la situación política y económica actual y con lo difícil que ya es todo para mí por ser como soy, si además de todo eso me quitan el goce y no puedo pasarla bien…

Inmensidades: Un cuerpo gordo no puede ser feliz, no puede ser amado.

J: Esas cosas te convertirían automáticamente en una persona flaca. En las películas si el tipo se enamora de una gorda –obvio que a mí los tipos están lejos de importarme–, en algún momento mágicamente se hace flaca. Hay una película en la que Jack Black se enamora de Gwineth Paltrow. El era muy superficial y lo hechizaron para que viera a la gente por dentro; la que era hermosa por dentro, él la había hermosa. Ella era gorda y él la veía flaca. El amor te hace hermosa y hermosa es necesariamente flaca. Crear belleza a través de nuestra gordura, de las fotos, de los abrazos es mi idea de hacer política.

A: Y es aceptación no resignación, que sería diferente. No estamos resignadas a ser gordas y por eso tener que hacer esto o lo otro. Nosotras nos aceptamos y nos queremos y nos gusta. Si no, haríamos dieta y seríamos flacas.

Difícil desprogramarse, ¿cómo hicieron? Nada las ayuda…

I: Hice terapia años y no me ayudó. En lo que me ayudó fue a generar vínculos con personas con las que me veo reflejada y sé que van a pelear a mi lado por el mundo que queremos y que están en plano de construir. Con esas personas empecé a deconstruir lo que el sistema tiene para oprimirme. Cuando ya no lo quiero, no me oprime, entonces me siento cómoda en mi cuerpo y contenida por gente a mi alrededor que está en esta. Estas movidas me ayudan a sentir comodidad con mi cuerpo.

En un fanzine que conseguí en el último evento de ustedes leí esta queja sobre un prejuicio muy común: para todo el mundo la gordura se asocia con la enfermedad…

A: Todxs son médicxs y te pasan el parte de que estás enferma. No está bueno para tu salud, te dicen. Pero a esa persona no le importa tu salud, te lo dice porque te quiere hacer sentir mal.

I: Te dicen eso mientras se están comiendo un asado.

J: A mí lo que más me ayudó en la vida fue el punk, mi puerta de entrada al feminismo y por ese lado al ver bandas de chicas entré al cuestionamiento de lo normalizador. En torno a la gordura en particular, para mí la visibilidad es clave. Yo en mi vida, hasta que tuve internet no había visto una gorda en una situación de ser amada. Si mirás la tele, eso no lo ves y si lo ves, es gracioso, porque ella es gorda. Y ni hablar de algo fuera del amor. Ni hablar de una gorda saliendo a correr, ¿cómo va a hacer eso si es gorda? Si está comiendo, es motivo de burla. Si no, también. Para lo único que los medios usan a los cuerpos gordos es para joderlos y burlarse. No hay que olvidarse de que hay un montón de dispositivos: lxs médicxs, la industria de la dieta, cuestiones que desde atrás están bancando esta cuestión del índice de masa corporal. Desde los discursos médicos esto se hace para que te puedan vender productos.

Sobre todo a las mujeres, nuestros cuerpos siempre medicalizados…

J: No hay forma de ganar. Creo que entender que no hay manera de ser una persona acorde a todo lo que te exigen es liberador. Entender que nunca iba a ser una persona completa según lo que me pedían, porque la idea es que no lo seas, porque si sos completa, no seguís comprando me liberó: ser consciente de los dispositivos que operan atrás del odio a la gordura.

A: Hay personas que piensan que ese cuerpo que te están mostrando y esa ropa están bien, después te pongas lo que te pongas están mal. Todo gira en torno a eso, a ese consumo constante.

Son los cuerpos de la anorexia y la desaparición…

J: También tiene que ver con un tema de disciplina del cuerpo que está todo el tiempo haciendo dieta y pendiente del gimnasio, al fin y al cabo lo que importa no es el cuerpo flaco sino el cuerpo inútil, bajo tantos quilombos consigo mismo que no puede operar porque está despotenciado. Más allá de la forma de tu cuerpo, importa que seas obediente. Si sos gorda y estás intentando bajar de peso, está todo bien. Si sos flaca y estás en esa, también. Está ese dicho popular “Nunca se es lo suficientemente rico ni lo suficientemente flaco”. Todo tiene que ver con la disciplina, que tengas la cabeza ocupada en esas cosas en vez de cuestionar lo que está pasando en el mundo.

Gordx el que lee: punk is no diet. Lecturas a cargo de Lux More, Jael Caiero, Señorita Bimbo, Sebakis. Viernes a las 21, Casa Brandon, Luis María Drago 236.

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Imagen: Sebastián Freire
 
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