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Viernes, 27 de febrero de 2009

Padres y madres fuera del closet

Hola queridos amigos:

Gracias por existir y salir todos los viernes. Yo soy de las que, sí, lo despliego en el subte B, donde viajo habitualmente y lo hago con orgullo. También observo con satisfacción que parejas de varones o chicas a menudo, y cada vez más, no ocultan su afectividad y mutuo amor, al igual que lo hacen las parejas hétero. Siempre que puedo y armándome de coraje me acerco a felicitarlos por su valentía y decirles que nunca dejen de manifestarse así, pues de eso se trata: del AMOR, nada más ni nada menos. Todo esto es mi sueño y deseo, para la vida de mi hija, a partir del día en que ella me confirmó que era, según su propia expresión, “exquisita polvo para hornear”.

Ojalá hubiera estado yo en el bar donde se produjo ese hecho discriminatorio que señalaba a la lectora en un carta, la otra semana. Sin duda las hubiera defendido y apoyado a morir, pues también nos sentimos igual de discriminados los padres y me duele decirlo, pero también a veces nos cuesta salir del closet. Es indudable que las cosas van cambiando y evolucionando y que también somos legión los que abrimos nuestras cabezas, nos informamos (también vamos a la Marcha del Orgullo con nuestros carteles) y desparramamos por el mundo la total convicción de que las personas tienen derecho a vivir su sexualidad de acuerdo con la orientación que tengan por naturaleza y que está tan bien como cualquier elección afectiva de cualquier persona. Los padres que nos juntamos para hablar, aprender, aceptar y comprender a nuestros queridos hijos, lo hacemos también para todos aquellos que erróneamente consideran que los chicos “eligen” ser así porque está de moda, o que deben “curarse” o “ir a terapia para cambiar su cabeza” y “bueh... si no hay más remedio, callarse, ocultarlo y no hablar más del tema”. Desde el lugar de los hijos, queremos que no sufran la propia homofobia que los lleva a no aceptarse y que sean felices con sus parejas. Ya sabemos que si bien hay padres a quienes les cuesta aceptar la realidad, quizá brindándoles contención, consejos y sobre todo el paso del tiempo, les sirva para transitar un cambio frente a este vínculo, conflictivo a veces, pero que a medida que se lo va incorporando al entorno familiar, todos podemos salir fortalecidos y con la posibilidad de crecer a fin de ser personas mejores y más integradas. Estamos convencidos: la familia unida vence a la homofobia. Seguimos trabajando junto a ustedes.

Stella Maris
[email protected]
www.familiaresdegays.org.ar


cartas a [email protected]

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