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Viernes, 3 de abril de 2009

LUX VA > AL TEATRO

El lecho teatral

En compañía de tres expertos críticos que en algún momento supieron ocupar platea, pullman y palco de su corazón, nuestrx cronista recorre las salas porteñas en busca de la magia del teatro. Encuentra eso y mucho más.

Advertencia. No soy especialista en crítica teatral. Pero soy especial, teatral y vivo en situación crítica desde la cuna, tres dones que este fin de semana me desviaron de la ruta hacia festichola sin límite ni techo, y me estrellaron contra la cuarta pared, el lecho teatral o como quieran llamar ustedes a eso que mis tres ex, críticos si los hay, Eduardo Shaw, Eduardo Schoó y Eduardo Show, denominan “dramaturgia”. Trato de decir que me invitaron al teatro. Sí, los tres. Cada maestrito con su librito recomendó una obra. Yo apenas atiné a citar a Oscar Wilde: “La Tierra es un teatro, pero tiene un reparto deplorable”. Muy cierto, pero no es el caso de Los desórdenes de la carne, intervino E. Shaw, fijate que es la nueva obra de Alfredo Ramos con Renata Aiello, Sol Alba, Eugenio Soto, Gonzalo Dutria, de quien ya vimos Un amor de Chajarí, que tanto nos hizo reír. Vamos primero a ésa, dije yo, entre nosotrxs, ilusionadx por ese título que prometía carne revuelta y ganancia de pescador. Nos sentamos. ¡Qué olor a porro! Si no diferenciás la yerba del incienso no vas a ir al cielo, me sermoneó uno de mis Eduardos. Era incienso de verdad, la obra viene con cura incluido. Parodia a la homosexualidad reprimida, a las vetustas cortesías y macanas de la década del ‘50, peronismo de fondo y muchos guiños sobre especímenes de Barrio Norte que usan las buenas costumbres para su provecho. Gracioso y previsible, pero no en partes iguales. El monseñor me hizo reír, así como también el coro de minusválidos del que se vale la clase alta para hacer el bien sin mirar a quien. “Hilarante y punto”, me taparon la boca los tres Eduardos cuando dije que con media hora menos y menos bromas fáciles sobre la putandad, breve y mejor. A vos te falta pluma, glamour, revista, me dijo E. Schoó mientras me metía sin solución de continuidad en el Margarita Xirgu para ver a Eduardo Solá, ahora solá en serio, ya que separado de Caviar estrena espectáculo propio. Propio está muy bien, pero repetido y aumentado está muy mal, Eduardito. Me encantan la maestra, la Catita, la pianista, la recitadora, pero ya las he visto con misma peluca, guión y mañas en espectáculos anteriores. Los que dicen que el público se renueva tendrán sus razones, pero ¿qué hay de nosotrxs, quienes ni con dos pares de botox en cada ojo nos olvidamos de los siglos de cabaret que llevamos encima? La era en la que una pasarela de transformistas con ropa rutilante dejaba boquiabiertos al pacatísimo público ya ha sido desbancada por una televisión de piernas abiertas. Guillermo Gil, Gustavo Liza, La Divina Bijou, divinas ellas, les ponen pluma, pero un espectáculo que se extiende durante dos horas y media reparte plumas como para hacer un colchón y acostarse a dormir ahí mismo. ¡Estás roncando, bestia!, me dijo el tercer Eduardo, quien me convenció de probar ya vencidx la tercera: De hombre a hombre, previa promesa de que no iba a extirparme más de una hora de mi tiempo cada vez más devaluado. Sencillo, un escritorio y un pizarrón, dos personajes en busca de un amor. Quien vio el teleteatro Pablo en nuestra piel lo sabe, nada tan morboso como esa tensión entre un profesor que se resiste y una chiquilla que insiste, chiquillo en este caso que para eso somos queer. Un homenaje a Migré, con su locuacidad, su ingenuidad y también con sus palabras de más. Con cierta filosofía barata y zapatos de goma, el profesor tiene momentos entrañables y el alumno, cuando no tiembla tanto exagerando su adolescencia, no está mal. Gays hasta el tuétano ambos pero, nada complaciente, su autor presenta por un lado a un profe lindo, querible, conservador, misógino, clerical y algo cómodo, mientras que el jovencito puro y anarco termina mostrando una hilacha buchona, tal vez capaz de denunciar por abuso a su amado si las cosas no salen como quiere. La platea, convertida en estudiantina muda, escucha el diálogo por momentos de buena tensión, aunque para mi gusto y para el de Migré, seguro, le falta un final de melodrama. Callatebrujxdesagradecidx, me dicen los Eduardos, que siempre ven lo que yo no veo y que hallaron momentos memorables en las tres puestas. Yo hago mutis por el foro, mientras voy recordando por qué me separé de cada Eduardo y cómo es que con el tiempo se han hecho tan amigos esos tres. ¿Esa es la magia del teatro?

Los desórdenes de la carne
Teatro del Abasto
Humahuaca 3549
Domingo a las 20.30.
Sábado a las 23.30

Oh!... Juremos con plumas vivir
(Casi una revista en el Xirgu)
Teatro Margarita Xirgu
Chacabuco 875
Viernes y sábado a las 23.
Domingo a las 22

De hombre a hombre
Teatro del Nudo
Corrientes 1551
Viernes y sábado a las 22.45

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