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Viernes, 17 de abril de 2009

OUT

Delicias de Hawai

 Por Christian Rodríguez *

“Es un chico raro”, solía decir mamá con orgullo, y señalaba una foto bajo el vidrio de la mesa ratona del living. En la foto estoy vestido de hawaiana.

La idea fue de mis hermanas, que usaron como modelo la chica de la tapa del LP Delicias de Hawai. Ahí estoy, en 1977: maquillado, con pollera, los collares de fideos y el tocado cosido con las flores del centro de mesa. Pensé que mi mamá se iba a enojar, pero no: me sacó un rollo entero de polaroids.

En 1993, con 23 años, me decidí a hablar: “Tengo que decirles algo”. Mi papá miraba televisión, mi mamá lavaba los platos. Mi mamá se sentó a la mesa y me miró en silencio. De lo del silencio estoy seguro; de que me miró, no: ese día no tenía puestas las lentes de contacto. “Soy gay”, dije.

Las dos manchas del otro lado de la mesa quedaron mudas e inmóviles. “Me gustan los hombres”, expliqué, por las dudas. La mancha de mi mamá se movió apenas, creo que negando con la cabeza.

“Bueno, hablen. Papá, hablá vos.” La mancha de mi papá se acomodó en la silla y tomó un poco de agua. “A mí esto no me sorprende, te vengo observando desde chico... Sos mi hijo y te quiero.” Era obvio que no conocía a mi papá: esperaba la reacción contraria. “¿Y vos, mamá?” La mancha de mi mamá tembló, se inclinó sobre la mesa y dijo: “Christian, yo pensé que eras raro, nada más. Nosotros no te educamos para que termines así. Es culpa de tu papá, que trabajaba todo el día en Olivetti”. ¿Qué tenía que ver Olivetti? “La gente así termina en la tapa de los diarios. Si tu padre hubiera estado cuando tenía que estar...”, agregó. “Lo importante es que está ahora, y vos no”, respondí, ahogado, y salí corriendo de mi casa. Cuando volví, al día siguiente, la foto de la mesita ratona había desaparecido.

Esperé un año para volver a sacar el tema. “Parece que no podés hablar de otra cosa, Christian”, dijo, molesta. “Ma, es la primera vez después de un año.” “Christian, decime qué es lo que querés y lo hago”. “Quiero que si mañana traigo un novio a casa vos te sientas tan cómoda como cuando Andrea trajo a su novio.” Se quedó muda unos instantes y dijo: “Dame tiempo, Christian, no es fácil”.

Pasaron 15 años desde ese día y hoy todo está bien. Además mi mamá cumplió, finalmente, el sueño de disfrutar las delicias que anunciaba aquel LP. Desde allá manda un mensaje de texto por día. Hoy llegó éste: “Aló. Estamos en Hawai. Tenemos una excursión con Mata, nativo. Tiene una lancha y toca el ukelele, Personaje. Te quiero, hijo”.

Yo también te quiero, mamá. Démosle gracias a Hawai.

* www.putoyaparte.com

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