turismo

Domingo, 26 de octubre de 2008

MUSEOS > EN ALTA GRACIA Y EN SAN MARTíN DE LOS ANDES

Las casas del Che

Además de la casa-museo de Alta Gracia, donde Ernesto Guevara pasó parte de su infancia, se puede visitar una casa de San Martín de los Andes donde el Che se alojó junto con su amigo Alberto Granado durante su viaje en moto por Sudamérica.

 Por Graciela Cutuli

Nació en Rosario, y lo mataron en Bolivia. Pero antes de convertirse en el emblema del revolucionario y el icono global que no hubiera querido ser, multiplicado en afiches y remeras, Ernesto “Che” Guevara dejó su huella en algunas casas de la Argentina, que lo vieron crecer, madurar y un día irse en busca de nuevos horizontes. En verdad, poco hay para ver en Rosario, más allá de la fachada de Entre Ríos 480 donde el futuro Che pasó sus primeros días de vida: la casa más conocida y completa es sin duda la de Alta Gracia, la ciudad cordobesa donde “Ernestito” pasó algunos de sus primeros años, trasladado junto a su familia en busca de una mejoría para su asma persistente. Por entonces, Córdoba era un importante centro de recuperación para los afectados por enfermedades respiratorias, y Alta Gracia en particular era una suerte de Davos serrana que convocaba a numerosas familias acomodadas de Buenos Aires y el interior.

VILLA NYDIA Alta Gracia, ciudad jesuítica y conservadora, probablemente nunca soñó que un día sería buscada en los mapas por los admiradores de un líder revolucionario que dejó atrás las comodidades de una familia bien arraigada en la clase media-alta para luchar por otros ideales. Pero hoy muchos de estos admiradores siguen llegando desde cualquier rincón del mundo y transitan desde la estancia jesuítica de Alta Gracia hasta la casa-museo del Che como quien peregrina en busca de captar la parte más humana de un personaje que se proyecta con sombra grande sobre el siglo XX.

Hoy recibe al visitante, en la entrada de Villa Nydia –así se llamaba la casa–, una estatua de bronce de “Ernestito”, el Che de niño, como en los años en que cursó la primaria en Alta Gracia. En el interior, la colección del museo incluye documentos de la escuela y de sus estudios universitarios, durante la carrera de Medicina; fotos suyas y de la familia; los libros de sus primeros años; muebles y objetos que trazan el recorrido por la vida diaria de una persona antes de convertirse en personaje. Villa Nydia conserva la cocina donde el Che jugaba con Doña Rosarito, no sólo cocinera sino también uno de los personajes más queridos de su infancia; la habitación del Che o “Tete”, como le decían por entonces; el dormitorio de los padres; la bicicleta con que recorrió miles de kilómetros y una moto del mismo modelo que aquella que lo llevó en sus viajes por Sudamérica. No podía faltar, en una gigantografía, la célebre foto de Korda donde el Che, con la mirada alta hacia lo lejos, parece mirar hacia un futuro incierto.

“LA PASTERA” “Querida vieja: (...) Después de eso, en medio de mil dificultades que salvamos con nuestra acostumbrada pericia, llegamos a San Martín de los Andes, en un lugar precioso, en medio de bosques vírgenes con un lago lindísimo; en fin hay que verlo porque vale la pena.” Así escribía el Che a su madre en enero de 1952, cuando llega junto con su amigo Alberto Granado a San Martín de los Andes, durante los comienzos de su viaje en moto por Sudamérica. En ese entonces, los trabajadores del Parque Nacional Lanín los ayudaron y los dejaron alojarse en la “Pastera” –es decir, el lugar donde se guardaba el pasto– de San Martín. Casi sesenta años después, este edificio construido en 1946 fue transformado en un museo que recrea la vida del Che a través de paneles dinámicos e informativos, revelando la visión política de Ernesto Guevara, su pensamiento y numerosas imágenes inéditas. En el entrepiso de la casa se conserva la habitación donde durmieron el Che y Granado en el verano de 1952, ambientada con fardos de pasto como aquellos que los recibieron durante su paso: “El jueves 31 –evocaba Alberto Granado en su libro Con el Che por Sudamérica– nos alojamos en un galpón de Parques Nacionales. En San Martín de los Andes. Conocimos al intendente, que es muy gaucho y muy preocupado por la conservación de la flora y la fauna. También conocimos al sereno, que es un poema. Le gustan la charla y el tintillo, y nos quería retener a toda costa. Dormimos allí. Al amanecer con una mochila de víveres salimos a conocer el lago Lácar”. Y se hace eco el Che, en sus Notas de viaje: “El primer ataque contra un dispensario de Salud Pública falló completamente, pero se nos indicó que podíamos hacer parecida tentativa en las dependencias de Parques Nacionales, cuyo intendente acertó pasar allí y nos dio enseguida alojamiento en uno de los galpones de herramientas de la citada dependencia. Por la noche llegó el sereno, un gordo de 140 kilogramos bien medido y una cara a prueba de balas, que nos trató con mucha amabilidad, dándonos permiso para cocinar en su cuchitril. Esa primera noche la pasamos perfectamente, durmiendo entre la paja de que estaba provisto el galpón, bien abrigados, lo que se hace necesario en estas comarcas donde las noches son bastantes frías”. Frías, pero hermosas: la fascinación por el sur nunca sería olvidada, y muchos años más tarde el Che ya maduro soñaría con regresar a estos paisajes de juventud, que hoy se evocan en “La Pastera”: “Quizá algún día cansado de rodar por el mundo vuelva a instalarme en esta tierra argentina y entonces, si no como morada definitiva, al menos como lugar de tránsito hacia otra concepción del mundo, visitaré nuevamente y habitaré la zona de los lagos cordilleranos”.

DATOS UTILES

  • Museo Casa del Che Guevara. Avellaneda 501 - Barrio Carlos Pellegrini Alta Gracia. Tel.: 03547-428579.

  • La Pastera, Museo del Che. Rudecindo Roca y Sarmiento. Tel. (5402972) [email protected] www.lapasteramuseoche.org.ar

  • Existe una tercera casa del Che, en Misiones, en el verde paisaje de Carataguay, donde su padre tenía plantaciones de yerba mate. Ernesto Guevara Lynch, el padre del Che, construyó en Carataguay una casa sobre pilotes que aún está en pie y forma parte de una reserva provincial, con varios senderos y lugares de interpretación.

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El frente de Villa Nydia, en Alta Gracia, con la estatua de “Ernestito”, el Che en su infancia.

En Villa Nydia, una moto igual a la que usó el Che en su viaje por Sudamérica.
 
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