turismo

Domingo, 21 de diciembre de 2008

ITALIA > ALBEROBELLO, EN LA REGIóN DE LA PUGLIA

El reino de los trulli

En el sur de Italia, en la provincia de Bari, se esconde una de las zonas más bellas y fascinantes de la península. Pueblos pintados con cal y calles adoquinadas y un paisaje que alterna colinas y llanuras salpicadas de olivos centenarios y casas de labranza. En esa tierra quemada por el sol brotan los trulli, diminutas viviendas en forma de cono coronadas por cúpulas de piedra gris.

 Por Maribel Herruzo

¿Ves esas ropas tendidas al sol ante la puerta de las casas? La vida aquí es sosegada y tranquila, como de patio de vecinos, aunque poco a poco, lo que antes era un lugar olvidado se va convirtiendo en un punto en el mapa turístico de Puglia (Apulia). El sur de Italia, agreste y duro, pero cálido y envolvente, reivindica hoy con orgullo estos lugares que acogen construcciones milenarias, singulares, casi únicas. Me acerco al Valle de Itria con la convicción de que este lugar todavía guarda las esencias de una cultura que lentamente se extingue. Ante mí tengo una postal de higos chumbos y olivos centenarios, casi únicas sombras de una tierra quemada por el sol.

TRULLI EN EL PAISAJE Por las carreteras interiores hacia el Valle de Itria, el paisaje se encuentra sembrado de extrañas y pequeñas construcciones de planta circular, pintadas de blanco y coronadas por una cúpula de piedra gris en forma de cono. Son los trulli, viviendas alrededor de las cuales se han hecho muchas conjeturas acerca de su origen y razón, y que se encuentran entre las provincias de Bari y Brindisi, principalmente. Los trulli empezaron a levantarse hace casi 1400 años, construyendo un verdadero paisaje de fábula que no ha cambiado desde entonces.

De todo este territorio, la población de Alberobello está considerada la capital de los trulli, con algo más de 1400 conos de piedra encalados y agrupados entre sí formando una verdadera ciudad cuyo centro histórico es, desde 1996, Patrimonio de la Humanidad. El burgo de origen medieval que es Locorotondo, a pocos kilómetros de allí, mantiene algunas casas cónicas diseminadas por los alrededores. Entre ambos municipios reúnen la mayoría de trulli del valle, aunque otros pueblos como Martina Franca o Cisternino forman parte de este aglomerado que llega a reunir más de 20.000 casas con las características del trullo.

PUZZLE DE PIEDRAS Antes de entrar a Locorotondo me detengo a observar la casi perfecta circunferencia de su planta. Parece un tiovivo pintado a la cal, con casas de blanco inmaculado sustituyendo a los caballos y elefantes. Desde su origen medieval se tiene constancia de la existencia de unos curiosos edificios de una sola planta, construidos de piedra y cal, los enigmáticos trullos. Todo el valle está repleto de estas huellas de un pasado en el que, según algunas leyendas, los campesinos derrumbaban los techos de sus casas para evitar el pago de impuestos. Por eso, tal vez, entre las piedras no encuentro material alguno, ni arena ni barro ni, por supuesto, cemento. Otras historias hablan de castigos a quienes no pagaban las elevadas tasas. Lo único realmente cierto es que también los muros que encuentro en los caminos forman un perfecto puzzle de piedras sin más unión que su propio equilibrio.

Alberobello, bello La curiosidad me lleva hasta la capital del valle, Alberobello, en plenas fiestas. Como en todo el sur, las calles se engalanan con avenidas ficticias que se encienden al anochecer, preciosas construcciones de metal que durante el día aparecen fantasmagóricas como decorando un cuento de hadas. Alberobello alberga más de 1400 conos de piedra encalados y agrupados entre sí, formando una verdadera ciudad. En todo el Valle de Itria hay más de 20.000 construcciones en forma de trullo, no todas habitables, pero Alberobello es otra cosa, es como romper el espejo que nos separa de los cuentos para penetrar en ellos.

La ciudad es punto de partida para realizar excursiones a otros puntos de la provincia. Si nos dirigimos hacia el sur nos adentraremos en el Valle de Itria, una zona que no es propiamente un valle pero sí un paraje que alterna colinas y llanuras salpicadas de trulli, olivos, casas de labranza y muros de piedra, pueblos pintados con cal y calles adoquinadas, como Ostuni, Conversano, Fasano, Cisternino o Martina Franca.

Desde la terraza de la Piazza del Popolo de Alberobello se puede observar cómo las calles se extienden colina arriba y se separan en dos barrios diferenciados pero unidos por el paisaje común de los techos de piedra en seco. El barrio de Monti, más turístico, ha convertido muchos de sus más de 1000 trulli en museos, restaurantes, talleres o tiendas donde se venden productos típicos a los visitantes. Un poco más alejado del centro, en Aia Piccola, la vida transcurre más relajada entre el dédalo de calles blancas y estrechas, y la gente aún vive en sus casas redondas de apenas 30 m2, calientes en invierno y frescas en verano. Vale la pena perderse por sus calles y caminar sintiéndose un gigante ante las pequeñas puertas y ventanas que adornan las viviendas. El Trullo Sovrano, un soberbio edificio de 15 metros levantado en el siglo XVIII, es el único que puede presumir de dos plantas y hacernos sentir pequeños.

PASANDO EL UMBRAL Buscando refugiarme del sol del mediodía me pierdo en un laberinto de calles estrechas y sombras cortas. Sentada a la puerta de su casa, pequeña, redonda y blanca como todas las del pueblo, una mujer vestida de riguroso negro me invita a visitar sus dos pequeñas estancias. Su gran tesoro es la vista que se descubre desde el diminuto patio: un mar de construcciones con techo cónico, casi idénticas a la suya, pequeñas, redondas y blancas. La iglesia también guarda las mismas formas, pero es más alta, más esbelta. La mujer me muestra su pequeña vivienda. Habla muy deprisa, creo que espera mi marcha para regresar a la tranquilidad de su silla en el portal. La casa, modelo de tantas otras, no tiene más que un comedor y un dormitorio. Cómo haría una familia para vivir aquí, lo ignoro. Al salir, la mujer no lo dice abiertamente, pero espera cierta recompensa por abrir su casa, sus recuerdos y su balcón.

VOLUNTAD DE SUPERVIVENCIA En uno de los comercios abiertos al amparo del turismo compro una fotografía en blanco y negro que data de los años ’20 y muestra un Alberobello rural y campesino, pobre y olvidado. Hoy eso no es más que un recuerdo. La economía renace al amparo de estas construcciones autóctonas, los turistas las visitan, algunos incluso las renuevan y las compran. En las calles principales del barrio de Monti, con sus trullos convertidos en prósperos negocios, se comprueba que este valle tiene voluntad de supervivencia.

El peligro está en que los últimos maestros trulleros están desapareciendo y en un futuro nadie sabrá enmendar las grietas y derrumbamientos que sufran las vetustas casas. Entonces no quedará más remedio que ir a buscar construcciones similares a Egipto, Judea, Grecia, Sicilia o Cerdeña, o tal vez a las ruinas de Harrán, en pleno corazón de Turquía, donde un pueblo de trullos ocupa el mismo lugar desde el que partió Abraham en busca de la Tierra Prometida.

Datos útiles

Como llegar: En tren, desde la Estación Central de Bari, coger el tren de la Ferrovie del Sud-Est hasta Alberobello. En autobús, líneas Marozzi y Ferrovie del Sud-Est. En coche, autopista A14 salida Giogia del Colle, continuar por Noci hasta encontrar las indicaciones para Alberobello o Locorotondo. Como alternativa, tomar la Superestrada para Brindisi-Lecce hasta Fasano, girar para Locorotondo y luego seguir para Alberobello.

Más información sobre direcciones útiles, artesanado, productos locales, restaurantes o albergues típicos, en el sitio: www.tuttoalberobello.it. También suministran servicio de guía turístico.

Cómo llegar: Alitalia (tel. 902 10 03 23, www.alitalia.es) ofrece conexiones a Bari desde los principales aeropuertos españoles, vía Roma o Milán. Desde Bari, el coche es la opción más cómoda para llegar a Alberobello, autopista A14 salida Giogia del Colle, continuar por Noci hasta encontrar las indiciaciones para Alberobello o Locorotondo. Los trenes de la compañía Ferrovie del Sud-Est parten desde la Estación Central de Bari y llegan hasta Alberobello.

Donde alojarse: Hotel dei Trulli (5*), en via Cadora, 32, Alberobello. Tel. +39 0804323555

Casa Vacanze Trullidea, en via Monte Nero, 18. Tel. +39 0804323860

Dónde comer: Il Poeta Contadino, en via Independenza 21, tel. +39 0804321917, recetas de la región.

Trullo d’Oro, en via Cavallotti 27, tel +39 0804323909, situado en un trullo centenario.

Más información: www.tuttoalberobello.it

Informe: Julián Varsavsky.

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Los trulli empezaron a levantarse hace casi 1400 años. Una imagen de fábula que no ha cambiado desde entonces.
 
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