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Domingo, 25 de octubre de 2009

MINITURISMO > PESCA POR LA VIEJA RUTA 2

Aguas de octubre

Si bien la sequía que afecta gran parte del país disminuyó el caudal de varios espejos de agua, muchos parajes ubicados sobre la Autovía 2 son escenarios aún ideales para la pesca y la distracción del fin de semana. Una exploración en busca del pique en la zona de Chascomús y sus lagunas.

 Por Pablo Donadio

Laguna El Caleu, en el partido de General Guido, a unos 290 kilómetros de Buenos Aires; laguna El Cisne y laguna Los Altos Verdes, en las adyacencias de Castelli, a otros 200 kilómetros; laguna El Hinojal, ubicada en al partido de Chascomús, a 153 kilómetros... la lista es interminable. Y si bien es cierto que la sequía que afecta a gran parte de Buenos Aires y el resto de las provincias del país ha disminuido el caudal de sus espejos de agua y, por ende, el de su fauna ictícola, todos estos parajes (¡y tantos otros!) hacen de la Autovía 2 mucho más que el clásico camino que lleva a Mar del Plata.

AHICITO NOMAS Ladeando el kilómetro 144 a la derecha, para quien sale desde Buenos Aires, la laguna Chis-Chis emerge como un gran imán para las familias y los pescadores. Su parador suele ser uno de los más elegidos no sólo por cercanía sino también por tratarse de un puerto natural donde es posible pasar un fin de semana a puro descanso y obtener buenas piezas entre las aguas. “Yo estoy todos los días en el camping, ordenando y poniendo a punto cada rincón, para que la gente venga a pasar un lindo día”, dice Eduardo, casero del paraje de la curva Monasterio, en los dominios del partido de Chascomús. Ese paraje recorre uno de los márgenes más rectos de la laguna y posee un quincho enorme en un extremo, donde cada fin de semana se concentran pescadores viejos y jóvenes para despuntar el vicio, con la esperanza de sacarle los mejores ejemplares a la siempre generosa laguna. “Ahora ha bajado un poco, pero en circunstancias normales nos metemos con embarcaciones a motor y los gomones, cuando el agua está por encima de los dos metros. Ahí salen lindos pejerreyes, tarariras y lisas. Ahora es más probable sacar carpa o bagre”, agrega Eduardo.

Cerca, y también sobre la laguna, hay varias mesas de madera con techo de paja y sillas alrededor, cada una con una pequeña parrillita al lado, donde aún huele a asadito. “Tenemos a disposición unos 30 quinchos equipados con mesa, sillas y luz. Y además del camping hay dormis con baño y agua caliente como para cuatro personas, a unos $ 100 por noche”, completa Pablo Masotta, encargado del lugar, escenario habitual de varias competencias de pesca que congregan a los jóvenes locales con sus infaltables cañas. Para pasar el día allí basta con pagar la entrada de $ 12 los fines de semana y feriados, y $ 8 el resto de la semana (los menores de 12 años, gratis). Además de los quinchos, hay una proveeduría para quien no es ávido cocinero del pescado o la carne a la parrilla, y unos metros adelante funciona el alquiler de botes, utilizados para pasear y remar un rato. La bajada de lanchas, así como el asesoramiento para la pesca y el servicio de seguridad, son gratuitos.

ESPERANDO LA LLUVIA Arroyo Camarón, arroyo San Miguel, laguna La Rosita... algunos de los ya secos espacios donde el agua parece un extraño recuerdo. “Y sí... hoy es más difícil embarcarse”, dicen en Faro Monasterio, algo compungidos. Esa fama de “lugar donde siempre se saca algo” se ha visto amenazado, como casi todas las lagunas cercanas, incluso las emblemáticas encadenadas de Chascomús. Para hacer lo que se puede (además de rezar por más lluvias) y dentro de sus posibilidades, los directivos del lugar iniciaron hace poco un dragado lo suficientemente profundo como para poder despachar botes. De esta manera se formó un canal de unos 70 metros de largo por cuatro de ancho, que sumerge a los interesados como antes. Así es posible salir en bote en salidas tanto diurnas como nocturnas, llegar al centro de la laguna y esperar el pique. “A los pescadores natos les gusta combinar la pesca desde la orilla y el embarcado, porque las tácticas para la obtención de piezas es diferente. Aquí es muy lindo salir de nochecita”, concluyen. Además de todo lo concerniente a la pesca, Faro Monasterio ofrece algunos eventos y safaris fotográficos que transitan parte de las 1481 hectáreas. Posee además un parque donde suele improvisarse una cancha de fútbol, y una tirolesa que es la tentación de los más pequeños. Otro sitio vecino, unos 10 kilómetros antes de Faro Monasterio, es el paraje El Burro, cuyo espejo de agua está más seco y ya no hay garantía de buena pesca: sus 1070 hectáreas han sido muy dañadas por la sequía, aunque algunos obtienen todavía algunas tarariras, bagres o dentudos. Vale la pena llegar igual hasta allí, y recorrer las entrañables edificaciones de la Población de Adela y su laguna, a apenas 12 kilómetros de Chascomús.

HACIA LA GRAN CIUDAD Una de las características distintivas de Chascomús, “el” lugar para la pesca cerca de Buenos Aires, son sus encadenadas. Como parte de la región pampeana donde abundan los humedales y bañados, este distrito posee un sistema lacustre que suele ser muy atractivo para pescadores nuevos y viejos. Aunque el partido posee más de 20 lagunas, las siete centrales (cuya particular biodiversidad merece la mención de sitio Ramsar) hacen gala de los pejerreyes, la pieza más buscada por los expertos. Si bien es un animal de invierno, aun en esta época se siguen sacando algunas piezas interesantes, que se combinan en las salidas con alguna aguerrida tararira, lisas y otras especies poco frecuentes como patíes, bogas o sábalos aportados ocasionalmente por el río Salado, además de las carpas, bagres y dentudos, otros clásicos. El sistema de encadenadas posee una superficie de 3014 hectáreas, y comienza en el kilómetro 120 de la Autovía 2. Allí se divisa la laguna de mayor superficie, con un perímetro de 33 kilómetros, que puede ser recorrido en su totalidad por el Camino de Circunvalación de la ciudad. Aquí además se encuentra la mayor parte de la oferta turística de Chascomús, con amplios sectores de uso público y gratuito para practicar la pesca desde la costa. Para los expertos, varios clubes y campings alquilan embarcaciones y manejan datos relativos al deporte que sirven de antemano, y cuentan con muchas bajadas habilitadas para quienes poseen embarcación propia. Finalmente, el enorme espigón central se encuentra habilitado durante las 24 horas y es gratuito. Además de pescar, desde allí se puede obtener una de las vistas más hermosas del atardecer del distrito.

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Salida nocturna. Los expertos dicen que por las noches se obtienen excelentes piezas.

La hora del rélax. La mayoría de los lugares ofrecen espacios ideales para el descanso.

Dos visitantes-pescadores muestran la estupenda carpa capturada en la laguna Chis-Chis.
Imagen: Adrian Cardozo
 
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