turismo

Domingo, 1 de agosto de 2010

ESPAÑA. TOLEDO, LA CIUDAD áRABE, MOZáRABE Y ESPAñOLA

Reina del Tajo

Toledo, en el centro de España, capital de la comunidad autónoma de Castilla-La Mancha, formó su arquitectura y su historia con el aporte cristiano, judío y árabe. Un paseo por los testimonios de un pasado todavía vivo, heterogéneo y rico, que va desde las murallas con vista al Tajo hasta las plazas interiores.

 Por Monica Hobert

En la mitad sur del interior de España se encuentran las tierras del famoso hidalgo Don Quijote; también es la región donde transcurren parte de las andanzas de Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid Campeador. La región de Castilla-La Mancha se ofrece al visitante en todo su esplendor y le permite retroceder en el tiempo. A la vera de las modernas autopistas, un paisaje de grandes llanuras coronadas por las figuras de sus castillos –algunos de ellos construidos sobre antiguas fortificaciones romanas, otros que muestran su espectacular arquitectura árabe o los medievales cristianos– recuerdan los escenarios de las aventuras de los famosos caballeros. Un viaje a la historia y la cultura española.

TOLETUM, TOLEDO Si se parte desde Madrid por autopista hacia el sur, a escasos 71 kilómetros se encuentra, sobre la margen derecha del río Tajo, la histórica ciudad de Toledo. Sus raíces se remontan a los conquistadores romanos que le dieron el nombre de Toletum, en el año 190 antes de Cristo. Este asentamiento romano mantuvo su importancia durante siglos, se transformó en ciudad y en el siglo VI, durante la época visigoda, se convirtió en la capital de la Hispania.

Durante el siglo VIII, cuando los árabes invadieron la Península Ibérica, Toledo no fue ajena a los cambios drásticos que se produjeron en la región. Durante siete siglos la presencia de árabes, cristianos y judíos forjó su fisonomía, y la convirtió en la “ciudad de las tres culturas”. Esta época de singular tolerancia y respeto, cultural y religioso, provocó que Toledo viviera el momento de mayor esplendor cultural de su historia. Artesanos de las tres religiones trabajaban los metales de manera delicada, florecía la arquitectura mixturada por todas las influencias religiosas y se desarrollaban las artes.

Con la caída de la dominación mora, el triunfo de los Reyes Católicos y la conquista de América, la intolerancia religiosa y la Inquisición se enseñorearon del territorio español y compulsivamente judíos y árabes debieron convertirse al catolicismo o abandonar las tierras que habían ocupado durante siglos. La intolerancia asentó sus reales en la Toledo del siglo XVI. Y aunque la cultura católica se instaló en sinagogas y mezquitas, la arquitectura urbana toledana no ha perdido la heterogeneidad que la convirtió en un hermoso monumento multicultural.

PASEO TOLEDANO Ya desde la autopista se puede observar la imponente figura del Alcázar, sede en su momento de la corte imperial del Rey Carlos I, que actualmente contiene un museo militar y una de las bibliotecas públicas más grandes de España. Desde un camino plagado de curvas, y a través de varias puertas, se puede acceder a la ciudad. La más cómoda y famosa es la puerta de Bisagra, de origen musulmán, que fue remodelada durante el reinado de Carlos I y consta de dos cuerpos y un gran escudo imperial con un patio central. La puerta de Alfonso VI o puerta Vieja de Bisagra, construida en el año 838, es uno de los más fieles reflejos de arte musulmán local. Por su parte, en el siglo XIII fue levantada la puerta del Sol, de estilo mudéjar, que además contiene los restos de un sarcófago paleocristiano.

Desde la puerta Bisagra se accede a la judería, por un camino estrecho y sinuoso: en esta parte de la ciudad se encuentra la antigua sinagoga de Santa María la Blanca, construida posiblemente en el siglo XII, una buena muestra del arte mudéjar toledano. Posee cinco naves de alturas decrecientes, así como los característicos atauriques y arcos de herradura. También se puede ubicar la sinagoga del Tránsito, construida en 1357, para admirar uno de los mejores artesonados mudéjares de todos los que se conservan en Toledo, además de unos muros ricamente decorados con atauriques e inscripciones hebreas. En la actualidad, este templo judío alberga el Museo Sefardí. Si se continúa el camino bordeando los muros que lindan con el río Tajo, en la misma judería se encuentra la casa museo de El Greco, y frente al museo, la plaza donde se ha erigido un monumento a la figura del famoso pintor.

Alejándose de la judería, penetrando en las estrechas e intrincadas calles toledanas, es posible admirar la Mezquita del Cristo de la Luz, anterior a la reconquista cristiana, que fue realizada en el año 999 a semejanza de la Mezquita de Córdoba. Además, de la época de los cristianos que vivían durante el reino musulmán, los llamados mozárabes, se encuentran las iglesias de San Sebastián y Santa Eulalia.

HERENCIA MUDEJAR Los mudéjares dejaron en Toledo un estilo con ricas decoraciones árabes. Arcos de herradura, ventanas lobuladas y otros elementos arquitectónicos se pueden apreciar en varias edificaciones. Santiago del Arrabal es uno de los mejores ejemplos de este estilo; por eso la iglesia es conocida como la Catedral del Mudéjar. Aunque el origen de su construcción es incierto, se sitúa en la época del rey Alfonso VI, cuando se edificó aprovechando las bases de una antigua mezquita. De su primitiva estructura sobresale una torre, que recuerda a un alminar musulmán.

En el mismo estilo mudéjar se puede visitar la iglesia de Santo Tomé, famosa por acoger en su interior uno de los más célebres cuadros de El Greco, El entierro del Conde de Orgaz. La Catedral de Toledo, con sus impresionantes naves centrales, es a su vez un ejemplo del arte gótico.

ENTRE MUROS Y PLAZAS Para conocer Toledo en toda su extensión se puede realizar un viaje por los muros de la ciudad, con una vista privilegiada sobre el río Tajo. Para los paseantes, diferentes mobiliarios urbanos permiten el descanso y hacen posible el acercamiento a la ciudad a través de su periferia.

Entre tanto, en el interior de la ciudad la plaza de Zocodover es una visita impostergable. En este espacio céntrico, durante la época árabe se realizaba un importante intercambio comercial y en él se celebraban fiestas y todo tipo de actos sociales. Actualmente la plaza se encuentra rodeada de bares y restaurantes que nacen en las recovas y donde se dan cita los diferentes visitantes de la ciudad.

Toledo histórica, artística, cultural y religiosa, magnífica en su esencia y retraída en sus muros, se abre al viajero como una joya acuñada en el acero que la ha hecho famosa. Visitarla es comprender los procesos históricos que se vivieron en la península, cuya herencia y consecuencias se extendieron hasta Américaz

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Desde la autopista se puede observar la imponente figura del Alcázar, que domina la histórica ciudad.
 
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