turismo

Domingo, 19 de junio de 2011

ENTRE RIOS. UN BáLSAMO LITORALEñO

Termas para el invierno

Junto con el invierno, llega la temporada alta de las termas en el Litoral. Grandes o chicas, con juegos para chicos o a puro rélax para los grandes, las opciones se multiplican en Entre Ríos a orillas de los ríos Uruguay y Paraná. Distancias y opciones para elegir unas minivacaciones que prometen renovación gracias a la fuerza del agua.

 Por Graciela Cutuli

El invierno está a pocas horas de ser oficial, pero el frío ya está bien instalado de punta a punta del país. Se diría que sonó la hora de un descanso al abrigo de las aguas calientes que brotan, con aires de milagro, a orillas de los ríos Paraná y Uruguay en el litoral argentino. Desde muy cerca hasta bastante lejos, teniendo siempre a Buenos Aires como punto de partida, el abanico de opciones de la provincia de Entre Ríos no dejó de ampliarse en los últimos años, sumando complejos termales cada vez más cercanos a Buenos Aires, que van desde lo agreste a lo lujoso pero siempre inspirados en los beneficios del agua. A continuación, propuestas para entibiar la agenda en el comienzo de la larga temporada fría.

Piscinas exteriores en las Termas de Villa Elisa, conocidas por su pileta con olas.

CORREDOR DEL PARANA ¿Izquierda o derecha? O, más cartográficamente, ¿este u oeste? Hablando en rutas, ¿la 12 o la 14? Este es el único dilema después de haber tomado rumbo hacia el norte para darse un baño termal. Quien elija el este estará tomando la tradicional ruta que recorre las fuentes termales a lo largo del río Uruguay; quien en cambio se incline por el oeste irá primero hasta Victoria y luego hasta La Paz, pasando por las Termas de María Grande cercanas a la capital entrerriana.

Victoria, a un paso de Rosario cruzando el puente que une ambas ciudades y permite cambiarse de provincia, es la hermana tranquila de la gran ciudad santafesina, situada allí donde nace el Delta del Paraná, en una zona de humedales donde todavía se conserva el aire de pueblo. Vieja conocida de los pescadores y los amantes del turismo rural, a partir del año pasado se sumó al circuito termal provincial y lo hizo a lo grande, inaugurando el Parque Acuático y Termal Victoria del Agua. Y aquí sin exageraciones el agua reina, desde la Vertiente Curiyú que da la bienvenida a los visitantes deslizándose desde el pórtico de acceso, hasta la pileta no climatizada Ará Ipé, pasando por la Plaza del Agua, el Remanso del Irupé, los Ojos de Agua y los toboganes de los Saltos del Aratá. La consigna es clara: los centros termales modernos ya no apuntan a curar una enfermedad o recuperar la salud; tampoco exclusivamente a hacer turismo. Su objetivo es mejorar la calidad de vida en general, y para eso se conjugan el entretenimiento con el bienestar. Por su apertura reciente, Victoria del Agua no tiene todavía piletas termales cubiertas ni alojamiento dentro del complejo, pero sí cuenta con restaurante, dos paradores con servicio de cafetería, heladería, vestuario y wi-fi gratuito en todo el complejo.

Hay que irse un poquito más al norte para llegar a las termas más cercanas a Paraná, la capital provincial. Son las Termas de María Grande, un complejo que ofrece aguas saladas mineralizadas, con once piletas a temperaturas diferentes, entre ellas algunas cubiertas y con hidromasaje. Aquí funciona un spa con especialistas en cosmiatría y kinesiología, pero quienes quieran otras opciones pueden elegir caminatas por un sendero en el monte y actividades recreativas en la zona de parque. A metros de las piletas, hay también más de sesenta cabañas donde los pasajeros pueden alojarse con todas las comodidades. Y si no se quiere salir ni para comer, las Termas de María Grande también tienen proveeduría, restaurante y negocio de recuerdos.

El corredor del Paraná tiene otro complejo más al norte, en las Termas de La Paz, la ciudad que generaciones de pescadores asocian con los mejores dorados y surubíes. Después de realizar el interesante circuito histórico o animarse a las remadas por los arroyos de la zona, que prometen buenas dosis de aventura y una naturaleza virgen, hay que sumergirse en alguna de las once piletas termales de agua salada, cuyas temperaturas varían entre los 35 y 42 grados. Tres son cubiertas, y dos con hidrojet, pero más allá de las instalaciones –que recientemente fueron renovadas y puestas a punto para la nueva temporada invernal– hay que destacar la ubicación del complejo, sobre las barrancas del río Paraná. Al atardecer, la puesta de sol que se puede observar sin moverse de las piletas es inolvidable y completa un día de descanso y silencio para recargar las pilas a pocos metros del río, las islas y el denso monte de la zona.

La calma del lago interior del complejo termal de Villa Elisa, pensado para el descanso.

CORREDOR DEL URUGUAY Quien haya elegido poner rumbo hacia la RN 14, que bordea el río Uruguay, irá recorriendo un verdadero rosario de termas que llegan hasta el norte de Entre Ríos. La tendencia se está corriendo incluso más todavía, ya que el año pasado se abrió también una primera pileta termal en Monte Caseros, Corrientes.

Quien llegue desde Buenos Aires se encontrará primero con Gualeguaychú y sus dos complejos termales. Uno de ellos es Termas del Gualeguaychú, con piscinas de aguas mesotermales que oscilan entre los 27 y los 42 grados. Aquí hay bungalows para cuatro o seis personas, y posibilidad de acampar. El otro es Termas del Guaychú, a ocho kilómetros de la ciudad, sobre la RN 14 y a solo cien metros del arroyo Gualeyán, donde se pueden realizar safaris, paseos náuticos y salidas de pesca. Gran parte de la superficie total del complejo está cubierta por la vegetación propia de los montes en galerías del sur entrerriano.

Unos kilómetros más adelante, sin desviarse siquiera de la ruta porque están al borde mismo de la RN 14, se llega al complejo Termas de Concepción, cuyas piletas cubiertas y descubiertas invitan a la recreación familiar, al descanso pasivo o los masajes con chorros de agua. También se ofrecen actividades coordinadas por profesores de educación física, fuera y dentro del agua, que oscila entre los 32 y 41 grados. El complejo ofrece bungalows y cabañas para quienes quedarse dentro mismo de las termas, y un excelente restaurante-confitería, además de proveeduría y otros servicios.

Saliendo de las termas, Concepción es una ciudad interesante por su historia y ofrece paseos al pasado que empiezan por el ineludible Palacio San José, a solo 20 kilómetros. La residencia de Justo José de Urquiza, declarada Monumento Histórico Nacional en 1935, cuenta una buena parte de la herencia europea afincada en la ciudad y su visita se puede completar por el paseo por otra residencia de Urquiza, el Palacio Santa Cándida.

Recorriendo unos cincuenta kilómetros más se habrá llegado a Colón, uno de los más tradicionales destinos termales de la provincia y también una de las ciudades con mayor propuesta de actividades: cabalgatas, paseos náuticos hasta las islas del río Uruguay, safaris en busca de piedras semipreciosas, avistaje de aves, visitas al único viñedo entrerriano y paseos históricos por las huellas de la colonización suiza, como se pueden apreciar sobre todo en la vecina San José (que tiene un interesante museo de la colonización) y el Molino Forclaz. El complejo termal de Colón cuenta con diez piletas (cuatro techadas) a distintas temperaturas pero siempre en torno de los 36 grados: al aire libre hay una con chorros a presión y duchas, dos de 1,20 metro de profundidad, dos de 1,60 metro, dos para chicos (0,60 y 0,40). Cubiertas, dos piletas de 1,60 metro de profundidad, una pileta de 1,60 metro. El complejo tiene también comedor y kiosco. La otra opción cercana para quien se aloje en Colón son las Termas de San José, a solo cinco kilómetros, un complejo pequeño pero nuevo y con la ventaja adicional de contar con un sector –al aire libre– de toboganes acuáticos para chicos.

El conjunto de termas de esta zona se completa con las de Villa Elisa, un complejo que tiene varias piletas cubiertas, semicubiertas y al aire libre, sobre todo la famosa pileta con olas que los visitantes disfrutan particularmente en la buena temporada (por el sistema de olas se utiliza agua no termal, y en temporada fría abre de viernes a domingo). En las 41 hectáreas de parque hay también piscinas puramente recreativas y otras con hidrojet. Se ofrecen masajes, cosmetología y reiki dentro de las instalaciones del spa. Villa Elisa tiene agua termal salada que surge a 1036 metros de profundidad, con una fuerte mineralización. Dentro mismo del complejo es posible alojarse en un hotel o en cabañas, un buen punto de partida para conocer el principal atractivo de la región: el Parque Nacional El Palmar y, enfrente, la Aurora del Palmar, un sitio recreativo abundante en palmeras que ofrece cabalgatas y paseos en kayak.

Para conocer los últimos dos complejos termales entrerrianos, los dos más al norte de la provincia, hay que viajar hasta Federación (165 kilómetros al norte de Villa Elisa) o Chajarí (185 kilómetros al norte). Federación es una ciudad muy nueva, levantada a fines de los años ’70 para mudar a los habitantes de la Vieja Federación, hundida bajo las aguas del lago artificial Salto Grande. Con muchos espacios verdes y muy querida por los visitantes por la amabilidad de los lugareños, propone durante todo el año pesca, playas y deportes náuticos, pero la estrella de invierno es el centro termal, ubicado dentro del propio trazado urbano. Aquí hay piscinas con agua de 37 a 41 grados, divididas en un sector pasivo (con hidromasajes, una pileta cubierta, sector para niños) y sector recreativo, con profundidad suficiente para natación o “clavados”. Asimismo, hay una pileta exclusiva para personas con movilidad reducida. Finalmente, las Termas de Chajarí no se quedan atrás: sobre un predio de 42 hectáreas, a dos kilómetros del centro y sobre la RN 14, se pueden visitar siete piscinas (también adaptadas a personas con movilidad reducida) con agua entre 36 y 41 grados. Hay un sector pasivo, con iluminación subacuática e hidrojets, y jacuzzi de distintas profundidades. En el sector recreativo, entretanto, se puede nadar en una piscina semiolímpica cubierta, además de una pileta para niños donde hay permiso para tirarse al agua y salpicar sin problemas. El complejo también cuenta con bungalows, restaurante, parrillas, local de comidas rápidas, casilla de masajes y centro de artesanos

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Veleros sobre el río Uruguay, a un paso de las termas de Concepción del Uruguay.
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