turismo

Domingo, 11 de enero de 2015

SALTA. VIVENCIAS CON LA RED DE TURISMO CAMPESINO

En el corazón calchaquí

Viven desde siempre entre el verde y los ríos de los Valles Calchaquíes salteños, trabajan la tierra, tiñen las lanas con colores vegetales, hacen vinos caseros y cosechan nueces. Conocen los secretos del suelo diaguita: son 35 familias protagonistas de la Red de Turismo Campesino.

 Por Sonia Renison

Fotos de Sonia Renison

Dicen que durante muchos años los vieron pasar. Hasta que comenzaron a preguntar. Consultaron. Se capacitaron y aprendieron a ofrecer lo mejor que tienen: cultura. Porque los Valles Calchaquíes, como “producto turístico”, siempre atrajeron visitantes. Pero la perla está en las 35 familias de 12 comunidades que, de tanto ver viajeros de todas partes paseando por sus tierras, se unieron y conformaron la Red de Turismo Campesino, con base comunitaria en suelo salteño.

Es la misma zona que ostenta el Camino del Vino de Altura, las fincas históricas y coloniales, las primeras bodegas y los nuevos emprendimientos vitivinícolas, que se conjugan con los pioneros. Es una franja verde y por momentos con tierra colorada, que alberga la belleza de la ruta sumergida entre cañadones y serpenteante junto al río Calchaquí.

Unos ochenta kilómetros de ancho por cincuenta, de norte a sur desde Cafayate hasta San Carlos. Allí los emprendedores de la Red de Turismo Campesino –con manos que saben, ojos que miran a través de la historia y la sabiduría de la vida– invitan a conocer recorridos a pie o a caballo. Y sobre todo, a compartir sus costumbres con las familias de las comunidades. Unos cosechan nueces, otros uvas, como hace medio siglo lo hicieron sus padres, y más atrás su abuelos. Tejen con lanas teñidas con tinturas naturales. Cuecen el pan en horno de barro. Cosechan en las huertas orgánicas zapallos de hasta ocho kilos. Cultivan tomates, habas, maíz, acelga, perejil. Hacen los tamales y las humitas. Cuidan el agua y la tierra.

Productos artesanales, hechos como se hicieron toda la vida, en San Carlos.

VIAJE DE COMUNIDAD Todas las producciones son a escala familiar. Se cambian productos, y se puede hacer trekking por senderos que conducen a sitios arqueológicos que sólo las familias conocen. Lo importante es comunicarse siempre antes de hacer el viaje, a través del sitio www.turismocampesino.org, porque a esta red de emprendedores la organización les ha llevado tiempo y mucho esfuerzo. Así unieron sus esfuerzos quienes hacen el vino con quienes trabajan los dulces, o quienes saben de caballos: de este modo, es posible conocer distintas comunidades y trabar relación con diferentes familias –como los tejedores, o los que trabajan con arcilla– a medida que se recorren lugares diversos de los valles. Pero siempre bien adentro, en la profundidad de la montaña que encierra otros valles más pequeños con arroyos cristalinos y unas vistas increíbles.

En Cafayate, el grupo del paraje El Divisadero logró construir una cabaña en la cima de la montaña con vista a todo el valle. Enrique Terraza conduce al grupo para que conozca las instalaciones, que incluyen una habitación y su baño y un balcón especial para soñar. El cielo, la tierra y el río entran en un pestañeo sólo con asomarse un poco. El sendero entre gladiolos de color bordó aterciopelados es el mismo que usa Enrique en su finca. Abajo, hay aves de corral y una huerta orgánica. Y en este caso uno puede elegir entre dormir, almorzar en otra de las casas, visitar a un artesano y hacer un trekking.

Si el viaje comienza en San Carlos, es allí donde la Red cuenta con un local propio. Hay de todo para ver y comprar. Los miembros de la comunidad tienen su marca, y sus etiquetas como prueba de autenticidad de las prendas, en los frascos de dulces, en las cerámicas y artesanías. Hasta en las etiquetas de los vinos, muchos de los cuales han recibido premios a nivel nacional en concursos de bodegas artesanales, Uno de ellos es Miguel Terraza, el vicepresidente de la Red. Es ideal visitar la finca y disfrutar de su microclima en verano, pues los viñedos están cargados de uvas. El cartel de “Malbec” anuncia el cuadro de la cepa emblema de la Argentina.

Mientras tanto una de las fundadoras de la Red de Turismo campesino –y la abuela de todos, como la llaman– es Teresa Gutiérrez, que invita a merendar con los dulces caseros y cuenta los comienzos del trabajo de la comunidad para recibir visitantes.

Rosa Terraza también recibe turistas a través de la Red. Su casa está en el Divisadero, pero junto a un río que a veces, cuando hay lluvias en la montaña, corre con fuerza y arrastra piedras, como todos los cursos de agua del norte, y cierra el paso hasta que sale el sol y se calma el caudal.

Vista a la inmensidad calchaquí desde el balcón levantado en el paraje El Divisadero.

PASO A PASO Para Soledad Cutipa, de la comunidad Corralito, “el flujo de turistas no es constante. Pero a medida que nos van conociendo tenemos nuevos socios aliados”. Cada establecimiento cuenta con su libro de visitantes y es sorprendente mirar las firmas y los agradecimientos de quienes conocieron el lugar. Hay gente de todas partes. La mayoría son extranjeros. Son quienes buscan vivir un intercambio cultural con la gente local. La Red trabaja desde el vamos junto con el Ministerio de Turismo salteño y a través del Programa de Desarrollo Sustentable del área en el Ministerio de Turismo de la Nación. Además se trabaja en conjunto con Desarrollo Social desde la Mesa Nacional de Turismo Rural con Inclusión Social.

El trabajo ha sido tan consciente que hasta han logrado relación comercial con agencias de viajes y turismo que trabajan el turismo responsable y se suman los comercios que compran las artesanías y productos regionales. Los avalan el trabajo y el acompañamiento de las diferentes áreas. Han estado presentes en la Feria Internacional de Turismo (FIT) 2014 y trabajan en la denominación de origen de sus artesanías. “Seguimos creyendo en el trabajo en conjunto y por eso apostamos a las Redes Solidarias para que nuestras futuras generaciones se animen a generar sus propios emprendimientos”, dice Soledad Cutipa. Desde Cafayate hasta Angastaco, abarcando doce comunidades, entre ellas Santa Rosa, La Merced, El Barrial, San Carlos, Corralito, Las Conchas, La Banda de Abajo, San Antonio de Animaná, Payogastilla, Divisadero y San Luis de Chuscha.

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Viñedos y elaboración de vino, otra parte del trabajo de las familias salteñas.
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