turismo

Domingo, 9 de agosto de 2015

ESTADOS UNIDOS. UN PASEO POR LOS ORíGENES

Destino de Peregrinos

Entre Nueva York y Boston, dos de las ciudades más visitadas del norte de Estados Unidos, Rhode Island y Massachusetts encierran en su historia algunas claves de los orígenes del país y las raíces de sus festejos más tradicionales, como el Día de Acción de Gracias.

 Por Jimena del Mar González

Nueva York –con toda su carga cosmopolita– y Boston –más apegada a sus tradiciones– son dos de las ciudades más visitadas de Estados Unidos. A pesar de la distancia relativamente corta que las separa, las diferencias son grandes en carácter, historia y población. Sin embargo cualquiera de ellas, destinos frecuentes del viajero que recorre el norte del país, invita a sumergirse en el ritmo de una gran ciudad. Pero entre una y otra hay mucho más para ver, ciudades más tranquilas y antiguas donde cada monumento parecer conservar un fragmento de los inicios de Estados Unidos. El legendario Mayflower, la Plantación de Plymouth y el Parque Roger Williams, combinados con iconos como el Empire State, el Madison Square y la Universidad de Harvard, logran un equilibrio perfecto entre diversión, historia y cultura durante un viaje por la costa noreste del país.

Estatua en honor a Massasoit, líder de la tribu wampanoag que protegió a los peregrinos.

EL MAYFLOWER Y LOS PEREGRINOS Plymouth, en el estado de Massachusetts, es una de las ciudades más antiguas del país, un nombre fundacional para los norteamericanos, porque allí se asentaron los Padres Peregrinos que viajaron en la embarcación Mayflower desde el puerto homónimo de Inglaterra, buscando un lugar donde no fueran perseguidos por su religión.

Los Peregrinos eran ingleses que, tras la Reforma de la Iglesia llevada adelante por la reina Isabel I, no quedaron satisfechos con los cambios iniciados en aquel largo proceso de disputa religiosa iniciada a partir del divorcio de Enrique VIII –padre de Isabel– y Catalina de Aragón, hija de los Reyes Católicos. Convencidos de que la ruptura con el catolicismo no era lo suficientemente completa, no querían ninguna vinculación con la Iglesia de Roma y se apoyaban en principios mucho más rigurosos: por su aspiración a depurar la Iglesia, fueron llamados “puritanos”. Insatisfechos, estos practicantes del más puro protestantismo se sentían perseguidos y comenzaron a emigrar. El primer lugar elegido fue Holanda, pero en 1620 la Compañía de Londres ofreció tierras a un grupo de puritanos en Nueva Inglaterra. Y ése fue el comienzo.

Alrededor de cien puritanos con campesinos, sirvientes y la tripulación se embarcaron en el Mayflower en el puerto de Plymouth, en el sur de Inglaterra, con destino a la colonia británica de Virginia. Por cuestiones climáticas 66 días después llegaron a la costa, aunque no exactamente al lugar que habían estimado.

Poco a poco, los que superaron los durísimos tiempos iniciales y las enfermedades que les trajo el invierno construyeron las primeras casas de lo que sería la colonia de Plymouth, en la ciudad que hoy lleva el mismo nombre.

Al poco tiempo de llegar firmaron el Pacto de Mayflower, que para muchos especialistas es la base de los fundamentos de la Constitución de Estados Unidos, en el que se leía: “Nosotros, los abajo firmantes, pactamos y concertamos para elaborar y constituir aquellas justas leyes, ordenanzas, actos, constituciones y cargos que en el curso del tiempo se consideren más adecuados y convenientes para el bien general de la colonia...”.

Los Peregrinos habían llegado a tierras habitadas por la tribu wompanoag que, con ciertas dudas al principio, entabló una buena relación con los recién llegados y los ayudó a trabajar la tierra. De hecho, del encuentro entre los Peregrinos y Samoset –uno de los miembros de los wampanoag– nació lo que hoy se conoce como Día de Acción de Gracias, una cena en la que los recién llegados agradecieron la primera buena cosecha junto con los habitantes originales.

Hoy en Plymouth, apenas a una hora de Boston y otra de Providence (capital de Rhode Island), se puede visitar el Mayflower II, réplica del embarcación original de madera de poco más de 30 metros de largo donde arribaron los Peregrinos. Los historiadores creen que cuando el barco volvió a Inglaterra no emprendió más viajes y fue desarmado, y aunque se exhibe una réplica que intenta ser precisa, en realidad poco se sabe de las características del barco.

Una vez que se desciende de la nave, cual recién llegados, se puede visitar la Plymouth Rock, una piedra ubicada en una especie de glorieta frente a la costa donde está amarrado el Mayflower II. La piedra tiene tallado 1620, año en que llegaron los Peregrinos, y se estima que fue la primera que tocaron al llegar a las nuevas tierras.

A pocos pasos de Plymouth Rock se levanta el monumento a Massasoit, líder de la tribu wampanoag que mandó a Samoset a ayudar a los Peregrinos. En la placa que lo acompaña se lee “Massasoit, gran líder de los wampanoag, protector y preservador de los Peregrinos”.

Pero para tener la experiencia completa hay que pasar por Plimoth Plantation, un parque en el que se recrean tanto las primeras casas de los Peregrinos como las de los wampanoag, por donde se pasea gente vestida con los trajes típicos de la época. Aquí se ofrecen visitas al museo, comidas típicas y quien se anime también puede ayudar a construir una de las casas de los primeros colonos. El parque está preparado para recibir tanto a grandes como a niños, con un plan para cada uno.

Como ésta, decenas de calabazas iluminadas y talladas adornan el Parque Roger Williams, en Providence.

EL LUGAR DE LOS ROGER WILLIAMS Tras pasar el día en Plymouth una buena alternativa es pasar por Providence, la capital de Rhode Island, donde se puede visitar el parque Roger Williams, el Zoo Roger Williams y también caminar por la calle principal que se llama... Avenue Roger Williams.

Rhode Island es el estado más pequeño del país: sus 4000 kilómetros cuadrados lo ponen muy por detrás –por ejemplo– de la provincia de Tucumán en materia de superficie. Pero aunque sea pequeño geográficamente hablando, es importante en el contexto cultural norteamericano y está vinculado con la obra de grandes escritores como Edgan Allan Poe y H. P. Lovecraft. Además, Rhode Island fue una de las 13 colonias originales en declarar la independencia de Gran Bretaña. Las 13 bandas rojas y blancas de la bandera estadounidense mantienen su recuerdo.

Roger Williams, el gran homenajeado de la ciudad, era un británico que creía profundamente en la división entre la Iglesia y el Estado. Recibió la orden de fundar una nueva colonia y así fue como nació Rhode Island en 1636, asentamiento conocido en sus inicios porque si bien sus habitantes debían cumplir leyes y obedecer ciertas normas, éstas no incluían el culto: de este modo, existía plena libertad religiosa.

El Parque Roger Williams, de más de 250 hectáreas, tiene siete lagos con pequeños botes, canteros con flores y plantas de diversos aromas y colores, y bancos para pasarse horas leyendo al sol. Aquí también está el zoológico, que alberga más de 900 animales y un inmenso jardín botánico. Todo parece de dimensiones enormes, y así son también los festejos que de día o de noche se celebran durante todo el año.

Uno de los más llamativos es la muestra de calabazas para Hallo-ween. Durante varios días se arma un paseo nocturno y se propone un recorrido por decenas –por no decir cientos– de calabazas talladas e iluminadas. Desde rostros de famosos como Steve Jobs, Gandhi, el príncipe William y su esposa Kate, hasta paisajes, todo se ve tallado con una precisión que impresiona.

Quien tenga la posibilidad de viajar a Rhode Island en octubre, para Halloween, puede completar el paseo caminando por cualquiera de sus angostas calles, con casas de madera pintadas en colores pastel. Durante el día con el reflejo del sol se crea un efecto de postal, pero cuando cae el sol cualquiera que haya leído algún cuento de Edgar Allan Poe o de H. P. Lovecraft teñirá de otro sentido una caminara nocturna. Ni hablar si de repente se cruza un gato negro. Benefit Street es “la” calle para pasear por la zona histórica, apreciar casas de más de cien años e imaginarse los escenarios de los cuentos de Poe y Lovecraft, quien en una carta escribió a un familiar: “Providence es parte mía: Soy Providence”. El viajero que la haya recorrido con su obra en la cabeza y en el corazón probablemente podrá decir lo mismo.

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Tienda de Benefit Street, la calle indicada para ver las casas más antiguas de Providence.
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