turismo

Domingo, 11 de septiembre de 2005

TURISMO AVENTURA EXCURSIONES POR AIRE, TIERRA Y AGUA

Tucumán en acción

La provincia de Tucumán no sólo refleja los increíbles paisajes del Norte argentino, sino que se ha convertido en uno de los principales centros de turismo aventura del país. Trekking en Tafí del Valle, cabalgatas por las cumbres de los cerros Raco y Horco, escalada y rappel en las Yungas, parapente en los Valles Calchaquíes y una excursión en 4x4 por la selva hasta la Precordillera.

Informe: María José Vispo.


Más allá de su historia y sus increíbles paisajes, la zona de los Valles Calchaquíes de Tucumán es el escenario ideal para la práctica del turismo de aventura. A diferencia del turismo contemplativo, esta alternativa por el movimiento y la acción es una forma diferente de conocer la naturaleza, ya que no sólo se trata de ver y admirar montañas, valles y selvas sino de poner el cuerpo y sentir el vértigo cuando se escala un cerro, o se “vuela” sobre las copas de los árboles. A continuación, un informe con las principales propuestas de turismo aventura en la provincia.

4x4 Y CAMINATA Uno de los circuitos más interesantes de turismo activo es el que llega hasta el Valle Escondido de Lara. Esta opción es ideal para un fin de semana largo, ya que el visitante puede alojarse en el casco de la Finca Santa Lucía, una histórica casa-tambo construida en 1873, punto de partida de la excursión.

Desde la finca, ubicada a 23 kilómetros de la ciudad de Tucumán, se parte en 4x4 hacia San Pedro de Colalao, un poblado tranquilo y pintoresco en medio de un valle. El camino es de tierra, por lo tanto la fuerza de la doble tracción es imprescindible para internarse en estos territorios con vegetación enmarañada, lomadas y arroyos. Después de Colalao comienza un ascenso pronunciado por la selva de las yungas, cuya densidad disminuye de a poco a medida que aumenta la altura, dejando lugar a una gran aridez. Al llegar al Valle Escondido de Lara, la calma que reina en este desértico lugar permite “escuchar” un silencio absoluto. Allí se realiza una breve caminata entre los pastizales propios de la meseta de altura, cuyos bordes sirven para contemplar todo el valle. Sobre el mediodía, después de alcanzar el punto más alto de todo el recorrido (3642 metros), comienza el descenso hasta la única escuela de Lara, adonde los chicos llegan luego de recorrer los valles a caballo durante 3 o 4 horas. Aquí se pasa la noche en carpa.

A la mañana siguiente se emprende camino hacia la cima de la Cordillera de Lara para realizar un trekking de nivel intermedio hasta un mirador natural, donde se observa el pueblo de Cafayate, el cordón de los Valles Calchaquíes y toda la Precordillera.

A SAN JAVIER Una de las salidas de trekking más sencillas y de mayor belleza paisajística es la que se realiza en las sierras de San Javier y el Cerro Medina. La excursión combina un paseo en 4x4 con una caminata que se hace en el día y permite obtener una imagen representativa del paisaje del Norte argentino.

El punto de partida de la excursión es San Miguel de Tucumán. Casi de inmediato, al ingresar en plena selva subtropical, la 4x4 deja la ruta para avanzar por las húmedas quebradas de las sierras tucumanas. Luego, la consigna es caminar a campo traviesa por la tupida selva hasta puestos de baqueanos perdidos en la montaña. El sencillo trekking se hace por un senderito que sube y baja lomadas, pasando junto a casitas perdidas en medio de la nada, rodeadas de caballos, cabras y sembradíos, y sigue por el filo de una montaña. El itinerario continúa por el lecho arenoso de un arroyo entre dos paredes montañosas que se van cerrando hasta que el ancho no supera los tres metros.

En el punto más alto de la montaña existe una especie de parador natural con rocas talladas por la erosión que brindan cobijo y forman unos asientos rústicos, donde los guías preparan un sabroso picnic con pastas y comidas tradicionales. La caminata dura alrededor de 6 horas y cuesta entre $ 35 y $ 65, según los servicios y la cantidad de personas.

ALTAS AVENTURAS Para los que prefieren un trekking más exigente, existe un circuito de alta y media montaña en las zonas de las sierras y nevados del Aconquija. Este trekking entre montañas de 4200 y 5550 metros dura de dos 2 a 8 días, pernoctando en una carpa a la vera de la luna y estrellas. Entre las opciones de este paseo se incluye la escalada en el hielo y el avistaje de guanacos y llamas. El precio con todo incluido va desde $ 480 a $ 600 por persona.

DEPORTES VERTICALES En la Sierra del Aconquija, 120 kilómetros al Oeste de la capital tucumana, hay varias paredes rocosas que parecen diseñadas por la naturaleza para los llamados deportes verticales, como la escalada y el rappel. En primer lugar debe quedar claro que, a pesar de lo que parezca a simple vista, estos deportes son mucho más sencillos de lo que parecen. Y los riesgos son prácticamente nulos.

La especialidad más emocionante es la escalada en la roca, que se realiza sólo con las manos y los pies, más un casco y un arnés con una cuerda doble de seguridad atada en la parte superior de la pared. Ya desde el principio el novato escalador se da cuenta de que la escalada –a estos niveles sencillos– no requiere de mucha fuerza ni habilidad sino de inteligencia. La clave está en aplicar la técnica tal como la explica el instructor. Pablo Zelaya es guía de montaña desde hace 7 años y conoce las paredes del Cerro Negrito (4800 metros) como la palma de su mano. “Hay que tratar de mantener siempre tres puntos de apoyo (dos manos y una pierna o dos piernas y una mano). Ante cada movimiento de ascensión hay que levantar sólo uno de esos puntos por vez, garantizando así que queden dos bases de apoyo.” Siguiendo estas instrucciones –practicadas primero en paredes bajas–, aquella persona que nunca se haya trepado siquiera a un árbol descubrirá que es capaz de escalar una pared vertical de roca que mide 20 metros de altura.

El rappel –un descenso de paredes con la ayuda de una cuerda y un arnés– suele producir bastante

miedo a los novatos en estas aventuras. La sensación que produce pararse de espaldas a un abismo y dejarse caer lentamente hacia atrás –por mucha cuerda y arnés bien asegurados que haya–, le helará la sangre al más valiente. Y, sin embargo, es muy sencillo.

En Tucumán, el rappel se practica en paredes de cerros o también en la pared de alguna cascada, con los chorros de agua golpeando sobre los cuerpos. Para los más audaces, hay un sector de entre 35 y 40 metros de altura, variando las verticales y su entorno de vegetación, donde la pared tiene una hendidura que obliga a bajar sin siquiera poder apoyar los pies en la montaña (“rappel aéreo”).

EN PARAPENTE Dentro de las técnicas de vuelo libre (sin motor), el parapente es la modalidad que ha ganado mayor popularidad en la Argentina. Y la localidad de Tafí del Valle –a 100 kilómetros de la capital tucumana– es un lugar idílico para la práctica de este deporte, frente a las aguas de un lago ubicado en medio de cumbres de hasta 5 mil metros de altura, donde abundan los vientos Zonda y las térmicas y dinámicas. Allí, cuando el parapente llega a los mil metros de altura, lo único que se oye es el sonido del viento. Abajo, la ciudad de Tucumán parece una maqueta y el paisaje natural, un mosaico con diversos tonos de verde.

CABALGATA POR LAS CUMBRES La villa veraniega de Raco se encuentra 55 kilómetros al Noroeste de San Miguel de Tucumán y a 1100 metros sobre el nivel del mar. En su paisaje montañoso se descubren viejas casonas residenciales de fin de semana entre la frondosa vegetación que bordea ríos y arroyos.

La cabalgata más atractiva que se realiza desde Raco es la que recorre la cumbre de los principales cerros del lugar. Una vez ajustada la montura de los tranquilos caballos –no hace falta saber montar–, se emprende el paseo hacia el Oeste, por plena precordillera calchaquí. En primer lugar se avanza por la quebrada del río Raco, entre los frondosos árboles de la zona (tipas, nogales, laurel y cebiles). Pero durante el ascenso va desapareciendo este manto verde, para dar paso a un paisaje agreste con pastizales de altura. Llegar al punto más alto de las cumbres tiene supremio: un picnic con una picada de quesos regionales y un asado preparado por baqueanos, acompañado de un buen vinito tucumano.

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En Tucumán, el rappel también se practica en la pared de alguna cascada, con los chorros de agua golpeando sobre los cuerpos.
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