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Domingo, 2 de julio de 2006

VACACIONES DE JULIO > LA RIOJA, SAN LUIS Y SAN JUAN

Invierno cuyano

Un itinerario por tres provincias de la región de Cuyo para disfrutar de las vacaciones de invierno. El recorrido por La Rioja, San Luis y San Juan a lo largo de una semana incluye la visita a los parques nacionales Talampaya y Sierra de las Quijadas, el Valle de la Luna y el valle de Calingasta. Excursiones y aventuras por sorprendentes paisajes.

 Por Julián Varsavsky

Llegó el momento de decidir el destino para quienes han decidido viajar en estas vacaciones de invierno. Y para orientar el rumbo, Turismo/12 propone tres itinerarios por algunas de las provincias de la región cuyana, que debido a las altas temperaturas del verano son más hospitalarias en el invierno.

COLORES RIOJANOS

Para el saber común La Rioja es sinónimo del parque Talampaya y nada más. Y por eso en general se hace una visita relámpago –muchas veces desde San Juan– y no se regresa nunca más a una provincia que vale la pena explorar con atención.

Un itinerario riojano comienza en su ciudad capital, adonde se puede llegar en avión, en auto o en micro (17 horas desde Buenos Aires). Lo lógico es dormir allí una noche para descansar –la ciudad en sí no tiene demasiado atractivo– y partir al día siguiente hacia la ciudad de Villa Unión, ubicada a 275 kilómetros al oeste de la capital.

El punto de referencia turístico de Villa Unión es el hotel Pircas Negras, ubicado en las afueras de la ciudad, casi en el desierto, sobre la Ruta Nacional 76. El primer día de excursión se lo puede dedicar al plato fuerte de la provincia, el Parque Nacional Talampaya, ubicado a 50 kilómetros del hotel. Este inmenso desierto rojo fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco debido al valor geológico de sus extrañas formaciones de arenisca del período triásico. Sus erosionadas paredes condensan 250 millones de años de historia dentro de un desolado parque con 215.000 hectáreas donde pareciera que en cualquier momento surgirán volando tras los murallones un grupo de pterodáctilos.

Además de los circuitos clásicos, dentro de Talampaya hay otro llamado Ciudad Perdida que lo realizan solamente aquellos visitantes curiosos que pueden regresar al día siguiente. Y vale la pena hacerlo porque lo que se ve es muy distinto y original. El circuito Ciudad Perdida requiere de unas seis horas combinando camioneta a través del lecho seco de un río y también avance a pie. Al llegar a un mirador natural sobre una elevación del terreno, el desértico panorama concede un impresionante cráter a ras del suelo –de 3 kilómetros de extensión– con fantásticas formaciones en su interior que se asemejan a una ciudad fantasma. Y la gracia está, por supuesto, en recorrer su interior hasta un gran pozo de 30 metros de ancho por 100 de profundidad. La excursión clásica a Talampaya desde Villa Unión, sin incluir Ciudad Perdida, se combina usualmente en el mismo día con una visita al vecino Parque Provincial Ischigualasto o Valle de la Luna de San Juan.

Al cuarto día de paseo se puede visitar la Cuesta de Miranda, un camino de cornisa flanqueado por profundos valles y desfiladeros, que avanza junto a colosales paredones al rojo vivo a lo largo de 10 kilómetros. También se va en paralelo a la precordillera de los Andes, por el sur de la provincia. Para llegar a la Cuesta de Miranda desde Villa Unión se debe tomar la Ruta Nacional 40 hacia Nonogasta, y una vez en la espectacular cuesta se perfilará ante la mirada una formación llamada Los Colorados, con sus montañas de intenso color rojo cercano al carmesí. Finalmente, el circuito pasa por la ciudad de Chilecito, donde se visitan las estaciones de un cablecarril y la planta de procesamiento abandonada donde llegaba el oro bruto extraído en la montaña de la mina La Mexicana.

Para completar una semana en La Rioja una alternativa sería regresar a la capital a dormir una noche y al día siguiente tomar una excursión en camioneta 4x4 hacia la Quebrada de los Cóndores. Allí se puede pernoctar en uno de los lugares más hermosos y casi ocultos de la provincia, un puesto rural aislado y protegido por la montaña que está en el sur de la provincia, sobre la sierra de los Quinteros. Desde el puesto Santa Cruz de la Sierra se realiza una cabalgata a una espectacular saliente en la montaña, a metros de la morada de un centenar de cóndores, donde se suele ver a las imponentes aves planeando en bandadas a metros del visitante y se les puede distinguir hasta el brillo de los ojos. De regreso se come un cabrito asado en horno de barro, cuyo sabor puro e intenso es inolvidable.

VALLES SANJUANINOS

El itinerario de una semana por San Juan comienza en su ciudad capital, donde lo recomendable es dormir dos noches. Desde allí se hacen paseos al dique de Ullum, a bodegas de vino como Graffigna –con un moderno museo muy didáctico sobre la producción– y al Museo de Ciencias Naturales, uno de los más importantes del mundo en su tipo (grandes museos y universidades del planeta darían cualquier cosa por tener en sus vitrinas y laboratorios al menos una de las piezas únicas que se exhiben en este lugar). Por un lado, la visita permite entender el valor paleontológico de toda la cuenca Ischigualasto Villa Unión –donde están Talampaya y Valle de la Luna–, algo que no se ve a simple vista en el terreno. Ambos parques fueron declarados Patrimonio de la Humanidad principalmente por los hallazgos que se hicieron allí, de los cuales los de orden paleontológico están todos en el museo. Lo que se ve es una muestra casi completa de la evolución de los dinosaurios, desde su aparición sobre la tierra durante el triásico, comenzando por los más pequeños como el Eoraptor Lunensis –de 1,20 metro de altura–, hasta el Herrerasaurus, que medía cuatro metros de largo.

Al tercer día de viaje se puede seguir hacia el este de la provincia por la Ruta Nacional 141 y hacer una parada en el sobrecargado santuario de la Difunta Correa. Al seguir camino por la Ruta 141 –pasando el río Bermejo y poco antes del poblado de Marayes–, se debe abandonar esa ruta para tomar rumbo norte por la Ruta Provincial 510 hacia al pueblo de Valle Fértil, donde conviene hacer noche para visitar al día siguiente el Valle de la Luna. Este árido parque era hace unos 200 millones de años una selva con lagos rebosante de vida, donde habitaron los primeros dinosaurios cuyos huesos perduraron petrificados entre la arenisca sedimentaria de un valle que brotó de las entrañas de la tierra cuando se levantó la cordillera de los Andes. Por lo general se visita también ese mismo día el Parque Nacional Talampaya.

La ruta más común que se sigue luego de visitar esos parques es la famosa 40, que se interna apenas en La Rioja para ingresar de nuevo a San Juan rumbo al pueblo de Rodeo, donde se recomienda dormir en alguna de sus confortables hosterías, campings y complejos de cabañas. Otra alternativa es alojarse en el cercano hotel de Las Termas de Pismanta. El sitio más interesante para visitar en esta zona –a 180 kilómetros de la capital, en el extremo noroeste de la provincia– es el dique Cuesta del Viento. Cualquier viajero un poco desorientado podría llegar a Cuesta del Viento y pensar que está frente al famoso Valle de la Luna inundado por un gran diluvio. En el espejo de agua sobresalen apenas la punta de los cerros más altos, que parecen coloridos islotes perdidos en medio de un mar de aguas color turquesa. Pero se trata en verdad de un ventoso lago artificial originado hace diez años por la construcción del dique, que por un azar de la intervención humana conformó uno de los paisajes más sorprendentes y desconocidos de nuestro país.

En San Juan, el extraño “Barreal blanco” que hace miles de años dejó un lago al secarse.

El pueblo de Rodeo está a cinco kilómetros del dique y desde allí parten diferentes alternativas de turismo de aventura como mountain bike, cabalgatas, paseos en 4x4, salidas de pesca, trekking y bajadas de rafting por el río Jáchal. El siguiente paso de este periplo sanjuanino es tomar la Ruta Nacional 40 hasta Talacasto y luego la 414 hasta el cruce con la Ruta 12 para tomar esta última con destino al valle de Calingasta. Este valle queda en el vértice sudoeste del mapa de San Juan –a 210 kilómetros de la capital– y está surcado por ríos y acequias rodeado de picos nevados que encierran algunos de los paisajes más tranquilos y hermosos de la región de Cuyo. El centro turístico del valle está en la zona sur, en la apacible localidad de Barreal, un pueblo con calles de tierra custodiadas a cada lado por una fila de rectos álamos y refrescantes acequias con agua de deshielos al pie de la cordillera de Ansilta. En Barreal hay varios complejos de cabañas y hosterías que sirven de basepara visitar el Parque Nacional El Leoncito. Allí está justamente el “Barreal blanco” –que le da nombre al pueblo–, una reseca planicie de catorce kilómetros de largo por cinco de ancho donde hace varios miles de años se secó un lago. El lugar es extrañísimo, de color blanco radiante, con algo de paisaje lunar. La forma más divertida de recorrerlo es con la vertiginosa modalidad del carrovela, una excursión que se contrata en el pueblo.

El otro punto que se visita dentro del parque es un complejo astronómico con dos observatorios telescópicos ubicados a 2552 metros sobre el nivel del mar, en una zona que se distingue por tener un cielo diáfano y sin polución durante casi 300 días al año. Una vez recorrido el valle de Calingasta, el viajero ya puede regresar a la ciudad capital llevándose una idea muy completa de lo que es San Juan.

POR SAN LUIS

En la Sierra de las Quijadas, el asombroso valle del Potrero de la Aguada.

El recorrido por la provincia puntana comienza desde la capital, donde se puede dormir frente a un espejo de agua en las afueras, conocido como el Potrero de Funes, o ir directamente hasta el poblado de Balde –32 kilómetros al oeste– para pernoctar en el complejo termal Los Tamarindos, donde las aguas brotan a 43 grados. Luego de disfrutar de unos baños en las piscinas termales se puede hacer una excursión a la Salina del Bebedero, una planicie blanca con 5 kilómetros de ancho por 15 de largo donde además del paisaje se observa el proceso de la producción de sal. Una o dos noches en las termas son suficientes para relajarse y seguir camino hacia el Parque Nacional Sierra de las Quijadas (también se puede ir y volver en el día). Con auto propio se puede seguir viaje hacia Villa de Merlo (son 223 kilómetros desde el parque).

Al ingresar al parque nacional por un camino de tierra roja, aparece tras una lomada el asombroso valle del Potrero de la Aguada. Desde un mirador natural se observa esta descomunal depresión del terreno rodeada por los farallones verticales de una gran muralla roja, casi tan majestuosa como aquella de Oriente. Abajo, en el centro de esa gran hoyada de 4 mil hectáreas, se despliega un cambiante laberinto delimitado por unos acantilados de 250 metros de altura. Al recorrer los senderos del parque aparece al borde de un acantilado una gran huella de dinosaurio. La experiencia es un poco impresionante, porque no se trata de una huella borrosa sino de un molde perfectamente definido en el terreno, con una profundidad de cinco centímetros. Como si se hubiese impreso ayer, se notan las tres pezuñas de la pata de un saurópodo de cola larga, una especie cuadrúpeda que fue la mayor de la zona.

Caminata “espacial” por la Salina del Bebedero, una extensa planicie blanca.

El último destino de este viaje es Villa de Merlo, el centro turístico con mejor infraestructura de San Luis, ubicado al pie de la sierra de Comechingones en el extremo noroeste de la provincia. En Merlo hay una amplísima variedad de complejos de cabañas, hosterías y spa donde simplemente ir a descansar o también salir a practicar deportes de aventura como travesías en 4x4, parapente, mountain bike, cabalgatas y trekking entre enormes rocas y angostos riachos jalonados de molles y algarrobos.

DATOS UTILES

  • La Rioja: Un paquete para estas vacaciones de invierno que incluye una noche de alojamiento en la capital con un city tour, dos noches en el hotel Pircas Negras de Villa Unión, una excursión combinada a Talampaya y Valle de la Luna, y otra a Cuesta de Miranda con Chilecito, cuesta $ 982 por persona en base doble (más el transporte hasta La Rioja capital). La excursión opcional a Ciudad Perdida cuesta $ 100. El paquete se realiza de jueves a domingo durante todo julio y la primera semana de agosto. La visita a la Quebrada de los Cóndores (dos días y una noche) cuesta $ 307 por persona en base doble, con pensión completa.
    Empresa Corona del Inca.
    www.coronadelinca.com.ar
    Tel.: 03822-422142. Más información: Casa de La Rioja en Buenos Aires: Tel.: 4813-3417 www.larioja.gov.ar/turismo
    www.hotelpircasnegras.com
  • San Juan: Casa de San Juan en Buenos Aires. Sarmiento 1251 Tel.: 4382-9241.
    En la localidad de Barreal, Cabañas Doña Pipa ofrece habitaciones desde $ 40 por persona, con desayuno. Tel.: 02648-441004 Fortuna Viajes realiza el traslado desde la capital hasta Barreal ($ 60) y una excursión al Barreal Blanco y el Observatorio Astronómico (Casleo) que dura 4 horas y cuesta $ 120. Tel.: 0264-4040913 www.fortunaviajes.com.ar Contacto en Buenos Aires: Tel.: 477-19416. La empresa Hielo Azul EVT organiza excursiones de trekking en diversas partes de la región de Cuyo. www.hieloazulaventura.com
  • San Luis: Casa de la Provincia en Buenos Aires:
    Tel.: 4823-9413.
    www.sanluis.gov.ar
    www.villademerlo.gov.ar

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Parque Nacional Talampaya. 250 millones de años de historia geológica.
 
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