turismo

Domingo, 31 de diciembre de 2006

PATAGONIA ANDINA > CHACRAS DE AGROTURISMO

Hecho a mano

Desde Cholila hasta El Bolsón –pasando por Lago Puelo y El Hoyo–, existe una red de chacras que combinan su actividad productiva con el turismo. Los visitantes, sobre todo aquellos que provienen de grandes ciudades, descubren allí los sabores puros de las frutas y verduras cosechadas en el día. Como las chacras ofrecen alojamiento, muchos turistas las eligen como base para conocer las bellezas de esta comarca andina.

 Por Julián Varsavsky

Las chacras de agroturismo de la Comarca Andina que abarca parte de Chubut y de Río Negro ofrecen al visitante de vida muy urbana la posibilidad de conocer, experimentar y apreciar cuán distinta es la vida de la gente de campo. La mayoría de estos establecimientos ofrecen alojamiento y cada vez son más los viajeros que los utilizan como base para recorrer las bellezas turísticas que rodean El Bolsón, Lago Puelo, Cholila, El Hoyo y Epuyén. Pero la gracia no está solamente en ver los paisajes sino en vivir unos días en un lugar donde uno se despierta en la mañana, abre las cortinas y tras la ventana aparece una montaña arbolada, y luego desayuna con pan casero y leche recién ordeñada. Después, si tiene ganas, cosecha unas verduras para el almuerzo y las frutas para el postre. Y más tarde sale a caminar por un bosque aspirando un aroma a verde que llena los pulmones como un torrente de aire puro.

Una alameda de cuento en la granja Los Pinos

Campos de lavanda

En Villa Lago Rivadavia –muy cerca del pueblo de Cholila, provincia de Chubut– existe un complejo de cabañas llamado Cerro La Momia, emplazado entre algunos de los paisajes más singulares de la Patagonia. El lugar es una zona de transición entre la estepa, con sus álamos que parecen llamaradas solitarias en la planicie, y el bosque andino patagónico que se levanta al pie de las montañas. Pero además Cerro La Momia está equidistante de El Bolsón al norte y Esquel al sur; cerca del lago Rivadavia, y a sólo seis kilómetros del Parque Nacional Los Alerces. La otra ventaja es que permanece ajeno a las multitudes que a veces abarrotan otros destinos de la Patagonia.

Los dueños del establecimiento –Roberto y Alicia Jimeno-– compraron hace 24 años las seis hectáreas donde producen lavanda, cebolla, ajo, rúcula y remolacha en una huerta orgánica protegida del viento por cortinas de álamos. Además, en la huerta se cosechan manzanas, hongos de pino –preparados secos, al escabeche o en aceite– y a un costado está el cuadro de producción de alfalfa.

Un capítulo aparte en Cerro La Momia es la gastronomía. En un agradable restaurante con ventanales que dan a las montañas, se ofrece un menú cuyo plato mayor es el corderito patagónico, que se sirve asado, en cortes como chuleta o pierna rellena, al asador o al horno. Los visitantes pueden recorrer gratuitamente el complejo, o quedarse a almorzar o merendar un jugo de frambuesa y helados caseros de frutos del bosque. También pueden optar por alojarse en las cabañas de hasta seis personas equipadas con Direct TV, heladera, horno microondas y servicio de mucama.

Tarde idílica en la granja Los Pinos, ahora dedicada al turismo.

Todo artesanal

En el paraje de Las Golondrinas –dentro del ejido municipal de Lago Puelo, provincia de Chubut– hay una granja de agroturismo que también ofrece alojamiento, con una historia muy arraigada en el lugar. El origen de Los Pinos se remonta a 1928, cuando la familia Steiner, recién llegada de Austria, eligió esta chacra de 25 hectáreas para establecerse, cultivar frutales y criar ganado. La tradición familiar se mantuvo con los años y hoy es uno de los nietos del pionero quien está a cargo de la chacra, cuya nueva actividad es también el turismo.

Hoy por hoy, Los Pinos vive de la cría de 60 ovejas, del fruto de 120 nogales y tiene una carpintería donde se fabrican cajones para frutillas y cerveza con madera de álamo. Uno de los atractivos para el turista es observar justamente la actividad de esta chacra, donde todo se produce de manera artesanal. Un ejemplo son los jugos concentrados de frambuesa, frutilla y guinda, que se preparan en una olla juguera con tres compartimientos.

Al pie del cerro Piltriquitrón, el establecimiento Sukal se dedica a producir flores.

Los visitantes pueden hacer una recorrida guiada por el secadero de nueces, hongos y frutos de rosa mosqueta, y el viejo aserradero abandonado. La visita guiada incluye una degustación de productos artesanales de la chacra, tales como pan casero, jugos, alfajorcitos, tartas de frutilla y frambuesa y un insuperable budín de nuez. Los licores de cereza, frambuesa y guinda, y el vino de mosqueta, imperdibles.

Flores secas

En las afueras de El Bolsón y al pie del cerro Piltriquitrón se encuentra el establecimiento rural Sukal, cuya especialidad son las flores secas. Cuenta con un hermoso cuarto para huéspedes con tres ventanales con vista el cerro y al jardín, un panorama prácticamente inigualable en El Bolsón. En ese jardín proliferan los árboles frutales de membrillo, nuez, guindas, peras y manzanas. Y también rectos álamos, magnolias, pinos, abedules, muérdagos y eucaliptos. Pero lo más llamativo son sus plantaciones de flores. Las semillas se siembran en invierno y en septiembre sus 10.000 plantines son trasplantados en un invernáculo. En noviembre vuelven otra vez a la tierra del jardín.

Todo el trabajo es realizado por el matrimonio Camañ y una señora que los ayuda. En diciembre comienza el corte, que se realiza temprano en la mañana cuando la flor está bien abierta. Enseguida se arman los ramos y se cuelgan del techo de la casa con los tallos hacia arriba para que se sequen. En general están listos en menos de un mes y el arreglo floral puede durar hasta cinco años.

Una de las flores más pedidas es el cardo azul, combinado con flor de nácar o lunaria blanca. Y uno de los arreglos más representativos de Sukal es la canastita con variedad de estalices (blanca, celeste y violeta), achileas amarillas, amvium y espiga de lavanda. Los precios de los arreglos van de 10 a 90 pesos. La visita es gratuita e incluye un paseo por el jardín y por la casa para ver las flores que cuelgan del techo, incluso de todo el techo del living de la casa de los Camañ.

La huerta orgánica de las cabañas Cerro La Momia, en Lago Rivadavia.

Un Eden vegetariano

En el paraje rural Las Golondrinas una familia de agricultores se dedica a la producción de frutas, verduras y hierbas aromáticas con un singular sistema de cultivo biointensivo que no agrede el ambiente. El establecimiento Santa Teresita pertenece a la familia Oyharçabal, para quienes vivir allí no es sólo un proyecto productivo sino ante todo un proyecto de vida. Y es eso lo que les gusta mostrarle al visitante cuando llega y va directamente a conocer la huerta orgánica, cuyas técnicas de trabajo son muy distintas a las que se suelen aplicar en otros lugares.

La huerta, la granja de animales y el invernadero de la chacra se utilizan para abastecer a la familia y a los visitantes de casi todo lo que consumen. Las variedades que se observan al recorrer la huerta son acelga de penca roja, brócoli, repollo, coliflor, grosellas y borrajas, cuyas hojas se utilizan para tortillas y su flor para las ensaladas. También hay rábano picante, cebolla egipcia y caléndula, cuya flor tiene un poder cicatrizante y también se dice que alivia las ampollas en la boca. Para muchos, la parte más celebrada de la visita es el almuerzo verde que se ofrece al visitante, quien se sienta a la mesa como un integrante más de la familia (la idea es compartir el estilo de vida que ellos llevan, y no preparar algo especial para el turista). O sea que uno asiste a la recolección de las verduras y las frutas que se van a comer. Las papas se suelen preparar al eneldo, al horno o al natural con ajo. Otras entradas son las zanahorias salteadas, las omeletes y las tortillas de acelga y borraja con huevos frescos de la granja. A decir verdad, no hay una distinción clara entre las entradas y el plato principal, sino que se sirven un mínimo de diez bandejas con diversas delicias.

Datos útiles

Cerro La Momia: El alojamiento en temporada baja cuesta $ 100 la cabaña para dos personas ($ 180 en alta). Por cada persona adicional se pagan $ 20. Más información en www.cabanascerrolamomia.com.ar Tel.:011-15-6179-9630.

Chacra Santa Teresita: El alojamiento en habitación doble cuesta $ 210, con pensión completa. El recorrido por el lugar con degustación, ($ 12), y el Almuerzo Verde con el recorrido $ 24. Tel.: 02944-473100 E-mail: [email protected]

Granja Los Pinos: Dispone de una casa de campo que se alquila por $ 160 por día (4 personas) o $ 200 por día (ocho personas). La casa, levantada en la década del sesenta, tiene una decoración sencilla y está equipada con vajilla completa y cocina. Una visita a Los Pinos cuesta $ 4 (entre $ 8 y $ 12 con degustación de alfajorcitos, budín de nuez, pan casero, dulces artesanales y una jarra de jugo). www.granjalospinos.com.ar Tel.: 02944-492759

Sukal: La habitación para 4 personas cuesta $150 por día en enero (con desayuno de campo) y $ 125 en febrero y marzo.
www.sukalarteyflores.com.ar Tel.: 02944-492438.

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