turismo

Domingo, 15 de abril de 2012

OTRO TREN A LAS NUBES

A Machu Picchu solamente se puede llegar caminando por el extenuante Camino del Inca o en tren. El viaje sobre rieles comienza en las afueras de Cusco (estación Poroy) y termina tres horas después en el poblado de Aguas Calientes, luego de atravesar el Valle Sagrado de los Incas. Hay dos empresas para hacerlo: Inca Rail y Perú Rail. La primera tiene tres frecuencias diarias saliendo desde Ollantaytambo y la segunda es la más utilizada por los viajeros, ya que ofrece tres opciones de tren con diferente costo. La más cara y lujosa es la del Hiram Bingham, donde los mozos visten de etiqueta, hay un sofisticado restaurante de alta cocina y los pasajeros son llevados directamente al Sanctuary Lodge, un alojamiento con vista a Machu Picchu. En el otro extremo está el tren Expedition, más económico, sin lujos pero confortable, limpio y espacioso. La tercera opción –intermedia– es el Vistadome, un tren con servicio a bordo con el énfasis puesto en las vistas panorámicas, ya que hay un tragaluz transparente a lo largo de una franja en el techo de cada vagón. De todas formas las vistas desde el Backpacker son excelentes. Los trenes pasan junto a pequeños pueblos como Pucyura e Iscuchaca, y luego atraviesan la Quebrada de Pomatales. En la estación Pachar ya se ingresa en el legendario Valle Sagrado de los Incas y las vías comienzan a seguir en paralelo al río Urubamba, que más adelante desemboca en el Amazonas. Tras la ventanilla desfilan llamas en libertad y se ven algunos andenes de cultivo construidos por los propios incas. Al pasar por el pueblo de Ollantaytambo se ve desde el tren –en lo alto de una montaña– el Tambo de Ollanta, una impactante fortaleza inca que domina todo el valle. Un dato a tener en cuenta es que cada vez más los viajeros acostumbran a tomar el tren hacia Aguas Calientes en Ollantaytambo, luego de recorrer en bus de línea o en una excursión los pueblos del Valle Sagrado (Pisac, Chincheros, Urubamba). Esto permite ahorrar bastante tiempo, ya que al visitar el Valle Sagrado el mismo día que se viaja a Aguas Calientes se evita volver al Cusco luego de conocer Ollantaytambo, y a su vez se ahorra el tramo en tren desde el Cusco a Ollantaytambo. Al tomar el tren en Ollantaytambo al atardecer, se llega a Aguas Calientes a la noche temprano, justo para irse a dormir y estar a las 6 de la mañana en Machu Picchu.

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En las calles de Cusco, las culturas superpuestas no sólo se reflejan en la piedra.
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