Con mayoría en el Congreso

A pesar de haber registrado una votación menor que la obtenida por Inácio Lula da Silva en las elecciones de 2002 y 2006, la electa presidenta Dilma Rousseff contará con un parlamento cómodamente favorable, algo que ni su mentor, en ocho años de gobierno, ni el antecesor de éste, el referente del PSDB Fernando Cardozo, lograron obtener. Los legisladores oficialistas y de partidos aliados ocupan un 60 por ciento de la Cámara de Diputados y un 70 por ciento de la de Senadores.

La candidata del Partido de los Trabajadores conquistó ayer 55,7 millones de votos, es decir un 56,05 por ciento; una votación que resulta menor si se la compara con la registrada por Lula da Silva que en 2002 logró la presidencia con el 61,3 por ciento y la reelección en 2006 con el 60,8 por ciento.

Las proporciones abrumadoras en ambas cámaras le permitirán a Rousseff garantizar la aprobación de sus proyectos y hasta impulsar una reforma constitucional. En la suma de las bancas de la decena de partidos aliados, la petista contará con una base oficialista de 311 de los 503 diputados, que se ampliaría a 402 parlamentarios si se toma en cuenta a aquellos partidos que sumaron su apoyo por fuera de la coalición oficial y que ya daban su respaldo a Lula.

Más allá de las disputas que ya se avecinan por la conducción de la cámara, el respaldo del que gozará Rousseff será el mayor que un presidente tuvo desde el regreso a la democracia en 1985. Los principales blancos de negociación para esa mayoría ampliada en el futuro gobierno serán el Partido Popular (PP), el

Partido Laboralista Brasileño (PTB) y el Partido Verde que acrecentó su importancia política de la mano de la candidatura presidencial de Marina Silva, una ex ministra de Lula da Silva, que obtuvo 20 millones de votos.

En el Senado, la presidenta también tendrá una confortable mayoría 58 de las 81 bancas, pero el primero de los desafíos que se anticiparon en medio de la campaña será la conducción de esta cámara que resulta clave ya que es la que está facultada a cerrar la sanción de los proyectos.

El principal aliado del PT, el Partido del Movimiento Democrático Brasileño ya anticipó que no pretende ceder el liderazgo senatorial que estuvo años en manos del ex presidente José Sarney, y ofrece en contraparte respaldar a un petista para comandar la Cámara baja.

El primer desafío de esta gran coalición de gobierno será en febrero cuando los presidentes de las dos cámaras sean electos, cargos para los cuales el PT y el PMDB ya articulan sus candidaturas.

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