UNIVERSIDAD › DESIGNARON A LA DECANA DE ODONTOLOGIA, MARIA BEATRIZ GUGLIELMOTTI, COMO VICERRECTORA

El fin de las idas y vuelta en la UBA

El cargo estaba vacante desde julio. El nombramiento de Guglielmotti le sirve a la mayoría para recuperar un espacio de poder. La minoría acompañó la decisión para minimizar su desgaste político.

 Por Julián Bruschtein


Con la designación de la decana de Odontología, María Beatriz Guglielmotti, como vicerrectora de la Universidad de Buenos Aires (UBA), finaliza una historia de idas y vueltas entre los dos espacios políticos que conducen la casa de estudios. “Guglielmotti reúne todas las condiciones y el consenso para desempeñarse en el cargo”, anunciaron desde el rectorado, pero detrás quedó pendiente el equilibrio de gobernabilidad al que habían llegado en 2006. La minoría que tenía el cargo y había propuesto al decano de Sociales, Federico Schuster, planteó que “a pesar de los votos a favor, la designación no fue consensuada con nosotros”.

“Recibí la designación con mucha satisfacción porque la votación en el Consejo Superior fue muy importante”, aseguró ayer a PáginaI12 la flamante vicerrectora de la UBA. La odontóloga se refería así al apoyo que obtuvo de parte de las otras doce autoridades académicas a la hora de emitir su voto y la casi totalidad de los demás consejeros. Pero por detrás de la elección de la nueva funcionaria se encuentra el acuerdo que sostenían los dos espacios políticos que gobiernan la UBA desde 2006. La definición acerca de quién sería el nuevo vicerrector se encontraba en stand by desde fines de julio, cuando quien desempeñaba el cargo, el decano de la Facultad de Arquitectura, Jaime Sorin, presentó su renuncia y desde la mayoría cuestionaban a los cuatro decanos por “arreglar por abajo, pero hacer declaraciones en oposición”.

Sorin renunció al cargo por diferencias en cuanto a la distribución presupuestaria interna de la UBA, poniendo en relieve el estado en que se encontraba la casa de estudios que conduce. El arquitecto proviene de un espacio político de centroizquierda que ve con buenos ojos la política del matrimonio Kirchner y que nuclea a cuatro decanos y un amplio espectro de representantes de los distintos claustros en varias facultades. Su arribo al cargo de vicerrector se debió al acuerdo que sellaron en diciembre de 2006 con el sector tradicional mayoritario que conduce la UBA, que comprende nueve decanos con orientación radical y peronista y lo que fue quedando de la agrupación estudiantil Franja Morada, contando a graduados y profesores del mismo signo.

Uno de los decanos del sector mayoritario confió a este diario que la opción por Guglielmotti era “la más consensuada. Había otras dos dando vueltas: por un lado elegir al profesor Martín Marcos, que generaría un enfrentamiento muy fuerte con la minoría, porque se trata de un enemigo directo de Sorin. Por otro, dejar vacante el puesto”. La autoridad académica explicó que pesó en la decisión “el acompañamiento de los asambleístas de la minoría en la votación”, por lo que se “optó por la alternativa menos confrontativa”. La designación de Guglielmotti como segunda autoridad académica rompe en superficie el acuerdo al que habían llegado los dos sectores para garantizar la gobernabilidad en 2006. Pero, después de la asamblea universitaria donde mayoría y minoría votaron en consonancia, las diferencias o posibilidades de ruptura fueron menores. Sin embargo, el decano de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales, Jorge Aliaga, destacó que “no hubo voluntad del espacio mayoritario para que el vice sea del espacio que representamos. Votamos a favor de Guglielmotti porque no queremos que parezca que hay algo personal en contra de ella, pero no porque se haya consensuado”. Luego de la renuncia de Sorin, el espacio de centroizquierda se llamó a debate y deliberación para determinar y ofrecer al rector, Ruben Hallu, que el decano de Sociales Federico Schuster fuera quien lo acompañara en la gestión. “Está claro que prefirieron no tener tanto consenso y acumular homogeneidad en el seno del rectorado”, agregó Aliaga.

Con la mirada puesta en las elecciones obligatorias de profesores del año que viene, la designación de Guglielmotti parece la mejor salida para los dos. A la mayoría le sirve para recuperar un espacio de poder y para la minoría representará un desgaste político menor hacia el interior de sus facultades.

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