UNIVERSIDAD › OPINION

Autonomía e interés público

Por Agrupaciones independientes *

El objeto de este escrito es realizar algunas consideraciones referidas a lo expuesto por el ministro de Educación, Daniel Filmus, en el reportaje publicado por Página/12 el 28 de julio. En primera instancia nos resulta saludable el debate planteado. Durante más de 10 años sólo habíamos escuchado propuestas de “ajustes”, argumentos para el arancel y la restricción del ingreso, y una retórica empresarial decidida a invadir las aulas. El neoliberalismo promovía el desprestigio de la universidad pública, la desfinanciaba y la intentaba organizar a partir de criterios contables de costos y beneficios. A la vez, reducía la tarea de las universidades a ofertar profesionales a un mercado laboral excluyente y precarizado. Los planteos del actual ministro ofrecen una discusión distinta que la frenética calculadora de los técnicos del menemismo y la Alianza.
En segunda instancia deseamos explicitar una serie de diferencias profundas. Durante los ‘90 el neoliberalismo había empobrecido todo el debate universitario. Así la noción de “autonomía” se había convertido en la última defensa argumentativa que poseía la “comunidad universitaria” para preservar el conocimiento frente a la racionalidad instrumental y economicista. De esta forma, la “autonomía” era protección pero también aislamiento. Hoy, cuando un ministro de Educación no nos pide ajuste, sino que reclama poder “decirle a la universidad lo que necesita”, nos obliga a reiniciar la discusión sobre la “autonomía universitaria”. Filmus reclama a la universidad la producción de profesionales en función de lo que él denomina (como) un “modelo distinto”. No podemos dejar de reconocer que el nuevo gobierno ha tomado algunas medidas que han sido de agrado para la sociedad, y para nosotros como parte de ella. La acciones referidas a la Corte Suprema, los militares responsables del terrorismo de Estado, el PAMI, etc., tienen una contundencia que no posee un correlato en materia económica. En otras palabras, el proyecto que a nosotros nos contiene es aquel que dé respuesta a la pobreza de la mayoría de los hogares argentinos. Por ello consideramos que la “autonomía universitaria” sigue teniendo una gran relevancia.
Es más, la voluntad de “autonomía” se refuerza a partir de que el ministro justificó su posición con los datos acercados por Techint. No sólo nos resulta evidente que Techint no puede ser protagonista de un “modelo distinto” ya que fue beneficiario de convertibilidades y devaluaciones, sino que parece una prolongación del más rudimentario menemismo identificar el interés particular de un grupo económico con el interés público. Consideramos que si efectivamente desean una universidad que aporte a un “país distinto”, su elaboración no puede recaer en aquellos que durante los ‘90 intentaron transformarla en su oficina de capacitación. Los protagonistas de este debate deben ser otros. Lo dicho respecto a la “autonomía” no quiere decir que deseamos una universidad centrada sobre sí misma, aislada y ajena a los destinos del país. Tampoco que se conforme simplemente con la producción de los profesionales que la sociedad o el mercado requieren. Por el contrario, la deseamos vinculada a la construcción de un país decididamente distinto, para eso la estamos transformando.

* Firman PDI, TNT, NBI, SLM!, Síntesis y El Mate, todas de la UBA.

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