UNIVERSIDAD

Tras los huevazos, palos entre Jaim y Shuberoff

El candidato al rectorado de la UBA dijo que la suspensión de la elección favorece al shuberoffismo. El rector replicó que sospechar que los incidentes fueron preparados es “canallesco”.

 Por Javier Lorca

Después de la batalla campal que incluyó piñas, huevazos y petardos, ayer se abrió una nueva batalla: esta vez, de declaraciones. El rector de la UBA, Oscar Shuberoff, y uno de los principales candidatos a sucederlo, Guillermo Jaim Etcheverry, se lanzaron duras críticas referidas a los violentos incidentes que anteayer derivaron en la suspensión de la asamblea universitaria encargada de elegir al nuevo titular del rectorado. Para Jaim Etcheverry, los incidentes favorecen al actual rector porque la postergación de la asamblea hasta el martes próximo “es tiempo ganado para encontrar alguna salida que asegure el control dentro de la institución”. En diálogo con Página/12, Shuberoff respondió: “Imaginar que alguien armó eso es canallesco. Es asumir una actitud mezquina en lugar de repudiar la violencia”. Mientras tanto, ayer comenzaron los reacomodamientos de las candidaturas (ver aparte).
En el bloque que concentra los apoyos a Jaim Etcheverry germina la sospecha de que Shuberoff y los sectores vinculados a él facilitaron el accionar de los estudiantes de diversas agrupaciones de izquierda que, antes de que pudiera sesionar la asamblea, lanzaron huevos y se golpearon con el personal de seguridad de la universidad.
Tras mantener un cerrado silencio durante toda la campaña, ayer Jaim Etcheverry se decidió a hablar públicamente: “Se sabía con anticipación que el comienzo de la asamblea iba a ser tormentoso porque algunas agrupaciones ya habían manifestado su intención de crear una situación como la que se ha visto. Por eso, llama la atención que no se hayan tomado medidas de seguridad más importantes, porque aparentemente entraron sin ningún inconveniente al recinto –sospechó el ex decano de Medicina–. Triunfó la posición del rector Shuberoff, que ahora tiene tiempo para ganar voluntades”.
El hombre que ocupa el rectorado de la UBA desde hace 16 años se despachó así: “Nadie que conozca lo que viene pasando en la universidad puede ignorar que hace poco hubo que suspender dos sesiones del Consejo Superior, que un decano fue secuestrado, que fue lastimado personal no docente de la UBA, y que todos esos hechos fueron siempre protagonizados por los mismos sectores. Los mismos que ayer provocaron la suspensión de la asamblea. Por eso, imaginar que alguien armó eso es canallesco. Es lo que los psicólogos llaman proyección: asignarle a otro los pensamientos que uno alberga”.
En una sesión del Consejo Superior de la universidad, realizada en la tarde de ayer, se resolvió oficialmente que la asamblea para elegir al nuevo rector se hará el martes, a las 10, otra vez en el Colegio Nacional de Buenos Aires. La principal diferencia con la frustrada reunión de anteayer es que la próxima será a puertas cerradas. “El acceso de la asamblea estará limitado al ingreso de los asambleístas, personal administrativo, funcionarios y a la prensa”, señala la resolución aprobada por unanimidad. Los decanos y el rector acordaron convocar a un juez para que se haga responsable de la prevención de cualquier incidente fuera del colegio y también decidieron, después de discutirlo largamente, pedir una guardia policial.
En la sesión campeó un clima entre tenso y triste. Se redactó un texto –que será publicado como solicitada– donde el Consejo Superior expresó su “más enérgico repudio ante los actos de violencia” y exhortó a la comunidad universitaria “a sumar voluntades para que... se respeten las normas que garantizan la plena vigencia de las instituciones democráticas”.
La tensión apareció solapadamente en el consejo. Como pocas veces, algunos consejeros gritaron y se recriminaron las suspicacias esbozadas ayer, respecto de la posible organización interesada de los incidentes y la suspensión. Antonio Barrutia, consejero graduado, se refirió a ciertas”presiones” y a que se había “forzado” la postergación de la asamblea. Barrutia, de la Facultad de Medicina, integra el bloque que postula a Jaim Etcheverry. Antes de la suspensión de la asamblea, ese grupo decía contar con 130 sufragios para la segunda vuelta de votaciones, con lo que se hubiera quedado con el sillón que ostenta Shuberoff, por sobre las candidaturas radicales de la vicerrectora, Susana Mirande, y de la secretaria académica, Alicia de Camilloni. Ahora, con más tiempo en medio, temen que el radicalismo logre reacomodarse. La intervención del consejero graduado enardeció a varios consejeros y reveló el nerviosismo que circula entre los dirigentes universitarios.

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