UNIVERSIDAD

Renuncia y denuncia en el eterno conflicto del IUNA

Tras la salida del rector del Instituto Universitario Nacional del Arte, continúan las discusiones y acusaciones cruzadas. Los diferentes bloques buscan un acuerdo para la próxima asamblea.

 Por Javier Lorca

Desde que le dio vida un decreto de necesidad y urgencia firmado por Carlos Menem, el Instituto Universitario Nacional del Arte (IUNA) busca inútilmente superar los conflictos políticos y académicos que dividen a su comunidad académica. La más reciente crisis institucional derivó en la renuncia del rector que comandó la casa de estudios desde su creación, Raúl Moneta. Después de la renuncia, la asamblea universitaria designó como rector transitorio al decano más antiguo, Rodolfo Agüero, y postergó hasta mediados de agosto la elección de autoridades. Pero el bloque de consejeros oficialistas cuestionó la validez de la asamblea y realizó una presentación ante la Justicia.
El IUNA surgió en 1996 con la pretensión de elevar a nivel universitario a diversas instituciones terciarias de enseñanza artística: las escuelas nacionales de Bellas Artes Prilidiano Pueyrredón y Ernesto de la Cárcova, la de Arte Dramático Antonio Cunil Cabanellas, el Conservatorio Nacional de Música Carlos López Buchardo, los institutos nacionales de Cerámica, de Folklore y de Danza María Ruanova. Aunque conservan sus nombres tradicionales, escuelas e institutos fueron transformados en departamentos del IUNA. Además fueron creadas nuevas áreas transdepartamentales, como las de Crítica de artes y Artes multimediales. A fines de los ’90, la puesta en marcha del IUNA incluyó una reforma académica e institucional y la apertura de nuevas carreras. Ese proceso nunca alcanzó consenso mayoritario y desembocó en numerosas protestas, tomas estudiantiles y denuncias por irregularidades, algunas promovidas por diputados de la Alianza, en su momento, y, más recientemente, del ARI.
La situación se complicó el año pasado, cuando el Consejo Superior se negó a aprobar el presupuesto 2004 presentado por el rectorado. Hasta que la extensa serie de conflictos internos desencadenó hace diez días la renuncia de Moneta, rector que había sido designado por el gobierno de Menem y que, al menos desde hace un lustro, se reivindicaba kirchnerista. “La oposición armó una operatoria de desgaste contra el rector, con denuncias y escándalos. La Justicia va a terminar demostrando que son acusaciones infundadas, pero va a demorar uno o dos años. Por eso, para preservar su nombre y su familia, Moneta prefirió renunciar”, contó Roberto De Rose, secretario general saliente del IUNA.
Las denuncias aludidas son, principalmente, las promovidas por los trabajadores no docentes. “Hace más de dos años que venimos denunciando ante la Oficina Anticorrupción el manejo espurio de Moneta. La investigación avanzó y está siendo juzgado por malversación de fondos, abuso de autoridad y mal desempeño de funcionario público. Hay una causa penal abierta en el juzgado de Oyarbide y otra en el de Servini de Cubría”, dijo Nora Calvagno, directora de mesa de entradas del IUNA y dirigente sindical. La otra pata fuerte de la oposición se apoya en el Departamento de Artes Visuales Prilidiano Pueyrredón. Su vicedecana, Graciela Marotta, consideró: “Desde la normalización del IUNA, Moneta trabajó de manera autoritaria, sin escuchar a los demás. No se nos daba información clara y llegamos a una situación en la que ya no se podía seguir. Tuvo que renunciar cuando las denuncias avanzaron en la Justicia”. En la misma resolución con que dimitió, el ahora ex rector convocó la semana pasada a una asamblea para elegir a su sucesor. Integrada por 70 consejeros (profesores, graduados y alumnos), la asamblea precisa la mitad más uno de los votos para designar rector. Los estudiantes vinculados a la CEPA plantearon que la asamblea debía asumir la conducción de la universidad. Pero primó la postura de otros sectores opositores: siguiendo al estatuto, se nombró al decano con mayor antigüedad mientras se convoca a una nueva asamblea para elegir rector, el 16 de agosto.
Para el bloque de consejeros cercanos al oficialismo, esa dilación se logró mediante una alteración irregular del orden del día de la asamblea, lo que “pone a la universidad ante una real acefalía, al borde de una intervención por parte del Gobierno o la Cámara de Diputados”. De hecho, este sector acaba de solicitar un amparo judicial. Marotta respondió: “Todo el procedimiento ya fue validado por el ministerio. La asamblea es soberana y, además, sería muy gracioso que tuviera que seguir un orden previsto por un rector renunciante”.
En medio de sus disputas, los diferentes sectores buscan, por ahora sin resultado, un candidato que sume los 36 votos necesarios.

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Protestas y tomas marcan la década de vida del instituto.
 
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