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Ciencia|Miércoles, 25 de febrero de 2009
Diálogo con Olimpia Lombardi

Jugueteando con el tiempo y la probabilidad

El búho, jinete, pez, que nada sin cuidarse en las aguas de la ciencia y la filosofía, se prepara esta vez para continuar el diálogo que quedó trunco, debido a oscuras fuerzas, el miércoles pasado, y se sumerge en el complejo mundo de la probabilidad.

Por Leonardo Moledo
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–Bueno, aquí estamos nuevamente.

–Ya lo veo. En el mismo café, en la misma página.

–Y ahora nos tocaría hablar del otro de los temas, la mecánica cuántica.

–Sí.

–Bueno, yo lo que veo desde que se formuló el principio de incertidumbre es que se discutió y nunca se llegó a ningún lado. Ahora bien: la mecánica cuántica, de acuerdo con lo que yo sé, tiene dos interpretaciones. Una que es la de Copenhague (“las cosas son así y se acabó”) y la interpretación que viene por el lado de Einstein sobre las variables ocultas y la idea de que no es una indeterminación de la naturaleza sino una indeterminación de la física. Pero yo diría...

–¿Qué?

–Que hay una cosa en común entre los dos temas que venimos hablando, que es la idea de probabilidad. Que es una idea que se puede definir consistentemente pero que, para mí, no está muy clara. Vamos con un ejemplo tonto: si uno dice que hay un 20 por ciento de probabilidades de lluvia el día de mañana, no se entiende muy bien qué puede querer decir eso. Se puede pensar que, si hubiera 100 días de mañana, en 20 llovería y en los restantes 80 no. Pero no hay cien días de mañana.

–Bueno, el concepto de probabilidad (uno de los más complejos en la filosofía) tiene múltiples lecturas. Mucha gente piensa que tiene que adoptar una u otra; yo, por el contrario, pienso que una concepción u otra puede ser válida de acuerdo con el ámbito. Hay ciertas concepciones que tratan a la probabilidad como una medida de la confianza en ciertas creencias. Ese no es el concepto que vamos a utilizar en la física.

–Aclaremos que hay una teoría matemática absolutamente cerrada y consistente.

–Eso. Bueno, durante gran parte del siglo XX primó lo que se llama “interpretación frecuencialista”, la idea de que la probabilidad mide frecuencias, mide el límite al que tiende una frecuencia en infinitas tiradas de un dado, digamos. Lo que pasa es que ese límite no se alcanza nunca. Pero además tiene un problema serio, que es que así definida, la probabilidad no podría aplicarse a eventos singulares sino solamente a conjuntos de eventos. Fue Popper, en relación con la mecánica cuántica, el que trajo al ruedo la concepción propensivista de la probabilidad. La idea es que la probabilidad es una propiedad que tienen ciertos sucesos de ocurrir o no ocurrir. Es una propiedad, una propensión, una tendencia, una potencia a la manera aristotélica. Se puede aplicar al evento único, porque es una propiedad de un solo evento. Obviamente se va a manifestar como una frecuencia...

–Da un poco de miedo eso.

–¿Por qué? Mientras uno tenga una estructura formal dentro de la física que le pueda dar cuenta de esas propensiones, uno la puede tratar cómodamente.

–Pero eso es totalmente instrumentalista.

–No, ¿por qué?

–Le está agregando a un algo una propiedad de la que no sabe nada.

–Sí, sé algo. Me lo dice la teoría: por ejemplo, si yo tengo un sistema cuántico en un determinado estado, el estado me dice cuál es la propensión de que cada una de las propiedades (posición, velocidad, etc.) manifieste un valor dado. Por ejemplo, las propensiones de posición me dicen que estar en esta posición tiene una cierta posibilidad, en esta otra, otra, y así sucesivamente. Eso vive en el mundo de la posibilidad. Y creo que la fuerza que tuvo la interpretación frecuencialista tiene que ver con la fuerza que tuvo el positivismo lógico durante la primera mitad del siglo XX, con esa idea de que no se puede hablar de nada que no sea medible en forma directa. La realidad es que en las teorías físicas hay muchos términos que no se refieren a cosas que sean medibles en forma directa y no por eso son menos importantes. Creo que la adopción de una interpretación propensivista tiene que ver con esa pérdida de fuerza del positivismo lógico.

–Pero son medibles en forma indirecta por cadenas causales muy firmes.

–Bueno, la propensión es medible si yo realizo la experiencia veinte veces.

–¿Y si no puede realizar la experiencia? Por ejemplo, con el día de mañana y la lluvia...

–Bueno, es que yo no sé cuál es la teoría que está detrás de eso. Si la teoría fuera absolutamente determinista, sería una probabilidad por ignorancia, como cuando yo digo que hay un sexto de probabilidades de que si tiro un dado caiga un seis...

–Pero usted plantea la probabilidad ontológicamente... Cree que existe en el mundo.

–Creo que la cuántica describe una ontología en la cual la probabilidad existe como real.

–¿Y eso es una creencia?

–Es una posición filosófica, de raíz kantiana. La realidad viene constituida como una síntesis entre los esquemas conceptuales del sujeto y lo que aporta la realidad en sí.

–Me parece que al llamarlo propensión le está poniendo nombre a la ignorancia...

–Bueno, yo creo que no. Porque creo que esta dificultad de concebir lo potencial, lo que todavía no se actualizó, es una característica del pensamiento occidental moderno desde la mecánica clásica. Pero si uno le pregunta a Doña Rosa, le va a contestar que hay cosas que seguro pasan o no pasan y hay cosas que pueden pasar pero no están determinadas, no es seguro que pasen o que no pasen. Eso es intrínseco a la realidad misma, que no está totalmente determinada. Los filósofos anteriores a la idea mecanicista del universo también pensaban así: algo puede tener una propensión que no se actualice jamás.

–...

–Digamos que originalmente hay dos concepciones de la posibilidad: una es la que la piensa como aquello que no sucede ahora pero que en algún momento va a suceder (ésa es la concepción actualista, en algún momento tiene que ser actual). La otra interpretación, la posibilista, es aquella que dice que lo posible es aquello a lo cual nada impide suceder aunque nunca suceda. Ese “nada” son las leyes de la física. En cuántica, cuando yo tengo una propiedad con sus valores posibles, lo que me está diciendo la teoría es que esos valores son los que efectivamente se podrían manifestar, aunque nunca se manifiesten.

–A mí me cuesta mucho verlo como una propiedad del objeto.

–En nuestra teoría, es una propiedad de segundo orden que se aplica a propiedades. Es una propensión de las propiedades posibles... Bueno, hay algunos autores inventan otra noción de probabilidad, que ya no es la clásica de Kolmogorov, con lo cual no sabemos qué es lo que se quiere decir. La otra, que es la que adoptamos nosotros...

–No se enoje si cambio un poco bruscamente de tema, pero tengo miedo de que no me alcance el espacio. ¿Cuál es el lugar de la filosofía de la física?

–Bueno, es un ámbito que surge durante el siglo XX en la medida en que los físicos empiezan a profesionalizarse y no tienen tiempo de ocuparse de los problemas de los fundamentos de las disciplinas. Queda un área vacante, que antes era cubierta por los físicos filósofos. En Newton la física era filosofía natural. Aun cuando deja de ser filosofía natural para pasar a ser física estrictamente (cuando surge la mecánica cuántica o la mecánica estadística) los que se ocupaban de los problemas de los fundamentos de las teorías eran los propios físicos haciendo filosofía de la física.

–Pero eso se abandona...

–Y queda un ámbito, el de la filosofía de la física, o fundamentos de la física, que pasa a ser una disciplina per se, que se ocupa de investigar los problemas de las teorías concretas aceptadas en el momento. Un aspecto de esto es que está muy poco desarrollado en los países hispanoparlantes y muy desarrollado en el ámbito angloparlante. Eso se debe, creo, a que nuestros planes de estudio son muy rígidos, a diferencia de los de Inglaterra y EE.UU., donde una persona que decide dedicarse a estudiar filosofía de la ciencia, a la hora de hacer un master, elige los cursos que le son útiles dentro del ámbito de la filosofía y los que le son útiles dentro del ámbito de la ciencia, con lo cual puede armar su carrera dirigida al ámbito en el que se va a enfocar.

–¿Y aquí?

–En nuestro ámbito, el que quiere hacer filosofía de la física se ve forzado a hacer dos carreras, lo que dificulta muchísimo el acceso. Por otro lado, está la posición incómoda en que se encuentra quien trabaja esto: los físicos dicen que lo que uno hace no es física y los filósofos, que no es filosofía. Uno tiene que tener una convicción muy firme para no empezar a tener problemas de identidad y preguntarse qué es. Nosotros creemos que se puede hacer filosofía de la física desde un país hispanoparlante y latinoamericano, y nos estamos posicionando a nivel internacional mediante publicaciones. Ya la gente empieza a saber que hay unos locos que están en Buenos Aires haciendo cosas que, a veces, parecen ser interesantes.

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