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Contratapa|Jueves, 15 de diciembre de 2005

Vaso a vaso

Por Juan José Panno
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La tarde en que Boca perdió 1-4 con Arsenal algunos enojados plateístas le tiraron cubitos de hielo, en un mensaje más claro que el whisky que suele escabiar todas las noches el Coco Basile en rueda de amigos. Creen estos atildados señores que si el hombre bebe y pierde tiempo no puede elaborar sesudas tácticas ni puede ver videos de los rivales de turno, ni puede hacer ninguna de las cosas con las que sacan chapa de laburante serio algunos entrenadores de moda.
Pero, justamente, una de las razones que explican la buena campaña y finalmente el título que consiguió Boca hay que encontrarla buceando en las largas noches que envuelven la cotidianidad del tipo.
Basile tiene noche, calle y boliche, además de mucho vestuario. Sabe cómo tratar con un grupo de jugadores de primer nivel, sabe cómo pilotear situaciones que a otros les resultan difíciles de controlar, sabe cómo hacer para sacarle el jugo a los mejores.
Al asumir la dirección técnica prometió que iba a ser protagonista en cualquier cancha y que a fin de año todo el mundo iba a poder recitar de memoria la formación del equipo. Cumplió en todo. Lo miraron con desconfianza cuando llegó al club porque Falcioni y Alfaro parecían ser los candidatos ideales según las encuestas, le empezaron a bajar el pulgar cuando Boca perdió con San Lorenzo y empató con Rosario Central y con Lanús.
La corriente tecnócrata impuso la idea de que Boca tenía buenos jugadores pero carecía de juego de equipo, de ordenamiento táctico y todo eso. Los resultados que se empezaron a dar reforzaron la confianza de los futbolistas y le permitieron sostener la idea del cuadro base.
Desde siempre, Basile eligió buenos jugadores. Simple, sencillo en sus planteos (“el Coco pone la cama en el dormitorio y el inodoro en el baño”, dijo alguna vez Menotti), cuando estuvo en la Selección a eligió buenos jugadores, los que respaldaban la idea de ir al frente. Se la jugó siempre. Y ganó y perdió, sin salirse de la suya. Puede ser que no sea dúctil, que no tenga manejo de múltiples variantes de juego, pero sabe qué quiere y por qué se juega.
Boca ganó el campeonato local y puede ganar la Sudamericana. El mérito mayor es de los jugadores y también de Basile. Le corresponde un pedazo de la torta y tiene el derecho de brindar con el vaso de whisky en alto. ¡Salute!

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