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Cultura|Viernes, 16 de julio de 2004

“La literatura infantil es otra forma de contar nuestra historia”

La librería La Nube reabrirá sus puertas en el marco del Museo Chicos, iniciativa oficial que apunta a crear un polo cultural infantil.

Por Sandra Chaher
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La nueva versión de La Nube se inaugurará hoy en J. Newbery 3500.
En la librería-biblioteca se realizarán talleres y espectáculos.
Después de muchísimas dilaciones y con mucha expectativa, hoy a las 18 la librería La Nube reabrirá finalmente sus puertas. La antigua biblioteca y librería infantil de Pablo Medina, que funcionaba en el barrio de Monserrat, podrá volver a ser visitada por el público en Jorge Newbery al 3500, en Colegiales. El espacio de 3000 m2 en el que se instaló La Nube es parte del Museo Chicos, un emprendimiento del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires para crear un polo cultural infantil. Además de la biblioteca-librería, habrá un museo del juguete, otro de la calesita y uno de ciencias; talleres para chicos y grandes; un anfiteatro para espectáculos teatrales, musicales y circenses, y un espacio para exposiciones plásticas. El proyecto no está aún completamente terminado pero, con buena parte del espacio utilizable, la Asociación Civil La Nube –infancia y cultura– decidió no desaprovechar las vacaciones escolares que empiezan mañana. La inauguración del espacio coincidirá con la de la exposición Libros fenomenales y un programa de espectáculos que se extenderá hasta el 31 de julio.
La Nube es una librería histórica de Buenos Aires. Fue fundada en 1975 por Pablo Medina, Marta Dujovne y Marcela Silberberg. “Cuando le contábamos a la gente que íbamos a abrir una librería para chicos, nos decían que éramos unos boludos, que no íbamos a ganar un mango”, recuerda Medina, de 66 años, manso y lírico. “En cierta forma tuvieron razón: en el ’79 la crisis nos demolió y cerramos. Yo les compré las partes a Marta y Marcela y me fui a un Congreso de la Lengua en Colombia, donde tomé contacto con centros de documentación de España y México. Volví y reabrimos en Venezuela al 3000, donde estuvimos hasta el año pasado. Ahí ya era librería y centro de documentación: yo compraba tres ejemplares, me quedaba con uno y vendía dos, y así se armó la biblioteca que tenemos hoy, donde hay rarezas como la colección Petaquita, de Editorial Peuser, que se editó en los ’40 y son mitos y leyendas de Argentina contados para niños. Con el tiempo también incorporamos la venta del libro en todas sus formas: nuevo, usado o agotado. Si un papá venía a pedirnos un ejemplar determinado, buscábamos hasta que lo encontrábamos.”
La mudanza de La Nube a Colegiales es una iniciativa que en parte es mérito de Medina. El GCBA los convocó inicialmente para integrar el polo cultural que se estaba diseñando para el Centro Metropolitano de Diseño, en Barracas, y ellos contraofertaron un centro cultural sólo para niños. Así surgió el Museo Chicos, que incluirá otros espacios además de La Nube. Por ahora, las actividades fundamentales de la librería serán las que ya venía haciendo en Venezuela: un club del libro en el que los chicos pueden asociarse y retirar ejemplares como en una biblioteca; la lectura gratuita en sala, con narradores y presentaciones de libros, y la disponibilidad del centro de documentación también para investigadores. “Siempre digo que la literatura infantil es otra forma de contar la historia. Un niño que se conectó con el mundo de la cultura va a estar más cerca de la democracia y la libertad. Y además en la Argentina vivimos en una cultura oral. Yo vengo de una familia de vascos y criollos, de Corrientes, en la que era habitual que te dijeran ‘vení que te tengo que contar algo’. Y esto además lo dijeron García Lorca, Carlos Fuentes y Augusto Roa Bastos, que decía que los argentinos somos una cultura de la llanura, y que el silencio de la pampa lo llenábamos con lenguaje.”
A lo largo de 30 años, Medina acumuló 60.000 documentos –libros, revistas, videos, juegos, juguetes, bandas de sonido de espectáculos, de cine y de televisión; grabaciones de cuentos, afiches, instrumentos musicales y títeres– que desde hace meses son distribuidos en la enorme sala principal y las pequeñas alas de los costados del edificio, donde habrá bibliotecas para los chicos y espacios de investigación para adultos. Parte de esas piezas componen la exposición Libros fenomenales, en la que libros de todo tamaño y color, troquelados, ilustrados, podrán ser recorridos por los chicos en el sentido más amplio del término. Los Medina –padre e hijo– imaginan que con las dimensiones del nuevo espacio podrán brindar lugar de sobra para que padres e hijos se instalen cómodos a disfrutar del placer de mirar, tocar y revisar cada ejemplar.
Otra de las actividades previstas para las vacaciones, los martes y jueves de 14 a 18, es el Espacio circular sólo para chicos (padres abstenerse), que incluye talleres de escritura y plástica y libre acceso a los libros. Y aparte, fueron programados espectáculos de viernes a domingos. Mañana, a las 16, se presentará la Banda de Circo El Coreto; el domingo a las 16.30, Diana Tarnofky contará cuentos; el viernes 23, a las 16.30, se presentará el espectáculo de títeres El gato y los ratones, del grupo Pajaritos en la cabeza; el sábado 24, a las 16.30, habrá otro espectáculo de títeres, La caja cerrada, del grupo Asomados y Escondidos; el domingo 25, a la misma hora: Mi amor en un colador, del grupo Barrilete, y el sábado 31, a las 16.30 Muñeca en la biblioteca, del grupo Tiempo de títeres.

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