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Cultura|Domingo, 26 de diciembre de 2004

Un cronista de su tiempo

Por Alejo Carpentier *

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Se suele decir escritor y periodista, o periodista más que escritor o escritor más que periodista. Yo nunca he creído que haya posibilidad de hacer un distingo entre ambas funciones, porque, para mí, el periodista y el escritor se integran en una sola personalidad.
¿Significa esto que el oficio de novelista, el oficio del historiador, sean iguales al oficio del periodista? Acaso, no. Pero únicamente por modalidades de trabajo y de técnica.
Podríamos definir al periodista como un escritor que trabaja en caliente, que sigue, que rastrea el acontecimiento día a día sobre lo vivo. El novelista, para simplificar la dicotomía, es un hombre que trabaja retrospectivamente, contemplando, analizando el acontecimiento, cuando su trayectoria ha llegado a término. El periodista, digo, trabaja en caliente, trabaja sobre la materia activa y cotidiana. El novelista la contempla en la distancia con la necesaria perspectiva, como un acontecer cumplido y terminado.
(...) El periodismo es una maravillosa escuela de flexibilidad, de rapidez, de enfoque concreto, además de que todo buen periodista maneja el adjetivo con un virtuosismo que a veces no tiene el novelista detenido sobre sus cuartillas, ya que todo buen periodista dispone del adjetivo contundente, del epíteto justo ante una situación dada, al estar en estimulante relación con lo cotidiano e inmediato.
(...) Suele decirse, cuando se juzga ligeramente nuestra profesión, que el artículo periodístico se lo lleva el viento. Que nacido por la mañana muere en el crepúsculo y mañana habrá que hacer otro y pasado otro, y al fin del año serán trescientos y tantos artículos lo que habrá llevado el viento. No es cierto, porque el periodista es una forma de historiador. El es el cronista de su tiempo y el que recoge la participación inmediata del acontecimiento.
(...) Cuando en el año 2000 alguien escriba una novela que quiera abarcar veinte años, pongamos, de nuestro proceso revolucionario, recurrirá a los periódicos actuales y, desde luego, consultará las colecciones del Granma. Y quienes hayan colaborado en Granma, por lo tanto, serán los que alimentarán la novela del futuro, porque el periodista anima la gran novela del futuro con sus testimonios y sus crónicas. (...) El periodista es el novelista del futuro.

* Fragmentos de las palabras pronunciadas por Alejo Carpentier en los talleres Alfredo López del periódico Granma, el 15 de enero de 1975. En Alejo Carpentier, Ensayos selectos (Corregidor).

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