Página/12 :: Cultura :: La Argentina, ¿es un país en broma?

En una de sus veladas más simpáticas, la Feria del Libro reunió a un verdadero seleccionado del humor gráfico. Quino, Caloi, Rep, Maitena, Roberto Fontanarrosa y Liniers, todos juntos y en familia, contaron ante un auditorio repleto cómo y por qué hacen humor los humoristas en la Argentina. Durante el encuentro, que tradicionalmente organiza Ediciones de la Flor, estaba previsto presentar las respectivas obras de cada uno de los dibujantes. Pero el golpe que propinó la devaluación a la industria editorial hizo que sólo estuvieran listos para mostrar Esto no es todo de Quino e Inodoro Pereyra 26, de Fontanarrosa, mientras que Clemente 3 de Caloi, Superadas 1 de Maitena, El Martín Fierro ilustrado de Fontanarrosa, Bellas artes, el libro en el que Rep vampiriza las grandes obras de la pintura universal, y ¿Quién es Liniers?, la primera publicación del colaborador del suple No de Página/12, aguardan en gateras. “Ahora estamos esperando con alegría el 9 de julio, porque con la reactivación estos libros van a poder aparecer”, bromeó Daniel Divinsky, titular de la editorial. “Nos alegra de todos modos poder reunir a algunos de los grandes del humor gráfico actual, y presentar a un futuro grande, Liniers. Es evidente que, en la Argentina, la producción de historietistas sólo es superada por la de ministros de Economía”, agregó.
Fontanarrosa resaltó el hecho de que la Feria de este año estuviera llena de gente a pesar de la crisis, algo que calificó como “un síntoma de buena salud”. Lo mismo observó Quino: “Esperaba una Feria más deprimida y triste, vine a firmar ejemplares y cuando volví a casa lo primero que le dije a Alicia, mi mujer, fue que yo a este país no logro entenderlo”. contó. Recordando el momento en el que fue editado el libro de Ricardo Piglia, Rep afirmó que “la cultura es la respiración artificial que necesitamos para sobrevivir en este buceo cotidiano que no pedimos. Y el humor es una parte importante de esa cultura”.
Las preguntas que articularon todo el debate estuvieron dictadas, obviamente, al calor de la crisis actual. ¿Cómo es hacer humor en este momento? ¿Se puede bromear con todo lo que pasa? ¿Está bien? ¿Hay una función social del humor? ¿Hay que hablar todo el tiempo de la crisis o evadirse con otros temas? “Producir risa hoy es fabricar un artículo de primera necesidad, sea por un parlamento de Tato Bores o por el vecino que se cae en la esquina y se rompe la testa”, afirmó Fontanarrosa.
“Es difícil, porque no tocás los temas que nos angustian a todos, parece que te importa un pepino. Pero si tocás los temas que nos angustian a todos, te salen cosas que no son muy graciosas”, razonó Maitena. “A mí se me ocurren cosas que no se me hubieran cruzado jamás”, explicó Quino, refiriéndose a un chiste suyo en el que un hombre ve caer un sol que no llega jamás a ponerse sobre la línea del horizonte y exclama: “¡Lo que nos faltaba! Nos han dejado sin horizonte”. “Lo dibujé con mucha pena”, confesó Quino. “Yo me consuelo sabiendo que estoy haciendo un humor sustentable”, disparó Caloi, entre risas. “Lo bueno de estos tiempos tan jodidos es que también está surgiendo algo nuevo, diferente, sin forma demasiado definida, sin representación. Yo antes era más pesimista, obturaba todo en el último cuadrito. Ahora entiendo que la cosa no está terminada, que uno no le puede hacer el juego al pesimismo y que hay que estar muy politizado, ver dónde se deja una rendija de luz porque, si no, nos vamos y le dejamos este país a ellos, que son unos hijos de puta”, sostuvo Rep.
La gente siguió preguntando. ¿Cómo trabajan, dónde, cuándo? ¿Tienen colaboradores? ¿De dónde sacan el material para sus chistes? ¿Toman notas en la calle, en el supermercado? ¿Tuvieron problemas con algún chiste? “Hay ciertos temas que son difíciles de poner en palabras o en imágenes”, explicó Maitena. “Yo, por ejemplo, en una historieta del No le pedí a la que ahora es mi esposa que se casara conmigo”, remató Liniers. “Lo peor es que no lo entendió.”

LOS HUMORISTAS RESPONDEN PREGUNTAS DE LA GENTE, UN CLASICO

La Argentina, ¿es un país en broma?