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Cultura|Sábado, 14 de mayo de 2005
MIGUEL BONASSO

Los caminos para buscar la verdad

El escritor y diputado inauguró el ciclo “Periodismo de investigación”.

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Bonasso habló en el ciclo de la Dirección del Libro.
En épocas de cámaras ocultas y de denuncias pequeñas o vergonzosas al estilo de la del cirujano Ferriols, el periodismo de investigación parece haber entrado en una trampa de la que le cuesta salir. Qué, cuánto y cómo investiga el periodismo hoy en la Argentina son asuntos que un ciclo de charlas organizado por la Dirección General del Libro de la ciudad se propone debatir. El jueves pasado, Miguel Bonasso inauguró este encuentro en la Biblioteca Güiraldes, que continuará el próximo 31 de mayo con Ernesto Tenembaum y el 16 de junio con Osvaldo Bayer, entre otros periodistas disertantes. Durante su exposición, el autor de Recuerdo de la muerte, El presidente que no fue y Don Alfredo relató algunos entretelones de las investigaciones que precedieron a cada uno de estos libros. Lo acompañaron Carlos Borro, director del organismo que maneja las 28 bibliotecas populares de la ciudad, y Gustavo Martínez Pandiani, decano de la Facultad de Ciencias de la Educación y Comunicación Social de la Universidad del Salvador. A la hora de las preguntas del público, no faltó la que expresa la duda nacional: “Al final, ¿Yabrán está vivo o muerto?”, quiso saber una señora de Entre Ríos, a quien Bonasso propuso la escritura de un próximo libro, Yabrán II, el regreso.
“Borges solía decir que la literatura y el periodismo se parecen peligrosamente. Era una ironía típica suya para descalificar al periodismo”, comenzó diciendo Bonasso, antes de describir la relación entre el Nuevo Periodismo norteamericano y el que Rodolfo Walsh estaba haciendo aquí, seis años antes que Truman Capote y su A sangre fría. “Como Walsh escribía en español y desde un remoto país de Sudamérica, nadie se enteró de que había inventado el Nuevo Periodismo”, señaló el periodista y diputado del Partido por la Revolución Democrática. Más adelante se refirió a la forma en que la “cultura de la superbrevedad” dificulta el trabajo de investigación. “El periodismo de investigación requiere de un cierto aliento y espacio, no puede darse en cuentagotas, necesita un desarrollo, cierta contextualización histórica. A esto nos desacostumbraron el posmodernismo y Menem, que son dos formas de destrucción de la historia”, ironizó el periodista.
A lo largo de la charla, Bonasso reveló algunos pasajes del detrás de escena de las investigaciones que sustentaron sus libros Recuerdo de la muerte, El presidente que no fue y Don Alfredo. “Abordé este género de muy distintas maneras. Con Recuerdo de la muerte tuve una dificultad adicional: hacerlo fuera del país. Como contrapartida, tuve la ventaja de contar con una fuente directa: Jaime Dri, una de las tres únicas personas que lograron fugarse de la ESMA, que relató el horror de su detención clandestina”, relató Bonasso. Además de señalar la necesidad de estar alerta, en casos como éstos, frente a las trampas de la subjetividad, de la memoria propia o de las fuentes, el periodista resaltó la importancia del chequeo de todas las fuentes posibles y de su confrontación.
“Con Don Alfredo me enfrenté a un problema serio: no sabía nada de Alfredo Yabrán, el personaje que debía investigar. Fue el único libro que escribí por encargo de una editorial”, comparó el autor, y relató la forma en que se acercó a fuentes fundamentales para esa investigación, como el hermano o el chofer de Yabrán. Además de señalar la relación de este caso con otro más reciente, el de las valijas de cocaína que se mandaban desde Ezeiza, Bonasso destacó “la súbita y extraña libertad de todos los Horneros, incluido el supuesto autor material del crimen”. “Lo que sostengo en el libro es que Yabrán, que sí tuvo que ver con el asesinato del brigadier Echegoyen, no tuvo que ver con el asesinato de Cabezas. Que la pista policial, que llevaba al comisario ‘Chorizo’ Rodríguez y al narcotráfico, fue deliberadamente omitida. Lo que demuestro es la trama de delito y política, el vínculo estrecho de una policía que en lugar de combatir el delito, lo administraba.” Ante una pregunta del público, Bona-
sso también apuntó a la editorial Perfil. “Lo que hizo Fontevecchia (presidente de la editorial) fue exhibir el auto quemado en la puerta del diario que tenía por entonces. Pero descartaron la tesis policial y a los periodistas que la sostenían. Esta actitud no honra la memoria de un colaborador del que decían enorgullecerse.”

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